Aproximadamente un 60% de las mujeres sufren dolor lumbar y lumbosacro durante el embarazo, la causa no es muy conocida y se han establecido diversas hipótesis.
Por un lado existe un aumento de las sobrecargas mecánicas, que se traduce en un incremento de las fuerzas de flexión, lo que conlleva a un enderezamiento anormal de la columna lumbar y encaminada a compensar el peso del útero grávido. Esto deriva en que se producen alteraciones en las estructuras de soporte de la columna y el abdomen que desencadenan los dolores de la zona implicada.
Otra posible causa se debe a la compresión directa del útero grávido sobre las raíces nerviosas de la zona lumbar. Lo que produce la aparición de una sensación de hormigueo o adormecimiento así como dolor irradiado hacia las piernas; los cambios hormonales propios del embarazo, pueden producir alteraciones de la elasticidad articular, lo que se manifiesta como otra de las causas del dolor lumbar.
No parece haber relación entre el número de embarazos y el dolor lumbar, y en general las mujeres embarazadas de gemelos tienen menos dolor. Aunque esto último puede ser debido a que se les recomienda más reposo. También es cierto que el dolor suele aumentar conforme transcurre el embarazo, siendo más frecuente e intenso hacia el 7ª mes y en más de la mitad de las pacientes el dolor desaparece o disminuye de forma significativa después del parto.
Limitar los estudios radiológicos
En un estudio realizado en nuestra Comu-nidad Foral comprobábamos como las mujeres que previamente al embarazo habían sido diagnosticadas de patología lumbar, tenían curiosamente menos posibilidad de tener problemas de dolor lumbar durante el embarazo.
Los estudios radiológicos en este grupo de pacientes deberían estar limitados al mínimo. En este sentido la Resonancia Magnética puede ser el medio de diagnóstico de elección, aunque de forma puntual y estrictamente indicado. En cualquier caso siempre realizándose sin contraste ya que éste pasa la barrera placentaria pudiendo afectar al feto.
En cuanto al tratamiento médico, éste debe estar enfocado únicamente a aquellas mujeres con dolor severo, debiéndose utilizar aquellos medicamentos con una vida baja y en la menor dosis posible. Generalmente el paracetamol es el medicamento aconsejado durante el embarazo. Además el uso de fajas y/o cintas pueden producir cierta mejoría así como el reposo.
En cualquier caso, como en muchas patologías, la prevención ocupa un lugar destacado. Ésta irá enfocada a disminuir las cargas mecánicas de la zona lumbar, principalmente en pacientes con antecedentes previos de dolor de espalda, adoptar posturas adecuadas en el trabajo y en las actividades diarias así como la realización de ejercicios encaminados a potenciar la musculatura de la zona implicada, abdomen y suelo pélvico. Finalmente recordar que un buen estado físico disminuye la incidencia de problemas lumbares relacionados con el embarazo.