Estudios de la mama


Diego Cortés Erice, Itsaso Larramendi Samanes, Julia Viscarret Recalde y Aintzane Pérez Martín.

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Como bien sabemos, la mamografía es el único método de diagnóstico aceptado para el cribado de cáncer de mama. Es la mejor alternativa ya que permite una detección precoz de las lesiones, incluso años antes de que aparezcan sospechas. Esto hace que se reduzcan las tasas de mortalidad de manera importante. Los mamógrafos actuales también disponen de sistemas para colocar marcadores prequirúrgicos o dirigir punciones mediante estereotaxia.

La mayor dificultad en la interpretación del estudio mamográfico radica en la baja sensibilidad para detectar las lesiones en mamas densas (gran porcentaje de tejido fibroso)

La ecografía no es método válido de screening, es una prueba que complementa a la mamografía, más sensible y capaz de confirmar lesiones en mamas densas. Permite valorar la naturaleza sólida o líquida de las lesiones, en cambio, no es posible visualizar las calcificaciones sospechosas de malignidad.

Tres pruebas

La resonancia magnética es la otra prueba que complementa a la mamografía o que se combina con ella. Se utiliza en casos como:
• Estudio de prótesis mamarias, ya que detecta fugas y otras complicaciones.
• Estudio de extensión de cáncer en la otra mama o tejidos circundantes.
• Estudio previo a cirugía o de respuesta a tratamiento de quimioterapia.
• Riesgo elevado de tener cáncer de mama o antecedentes familiares/personales significativos.

El estudio de las mamas en RM consta de varias secuencias en las que se adquieren diferentes grupos de imágenes. La resonancia es una técnica en la que modificando unos parámetros puedes suprimir o realzar diferentes estructuras o tejidos.
En la secuencia ponderada en T2 brillan los fluidos y se relaciona con hallazgos como quistes, dilataciones ductales, hemorragias y edemas en los diferentes tejidos.

La secuencia de difusión se ha convertido en una importante técnica para la detección de tumores. Esta secuencia capta el movimiento de las moléculas de agua, el proceso patológico se detecta al haber una restricción en el movimiento de las mismas en una zona concreta de las imágenes adquiridas.

La otra secuencia imprescindible es la ponderada en T1 con administración de gadolinio.
El contraste realza (hace brillar) las posibles lesiones malignas. Es recomendable suprimir el brillo de la grasa para que las patologías detectadas por el contraste no queden ocultas.
La RM muestra una elevada sensibilidad para el diagnóstico del carcinoma pero una baja especificidad (falsos positivos).
La disponibilidad para realizar esta prueba es baja y el coste elevado.
Solo se realiza bajo criterio del radiólogo.

Las tres pruebas, aunque pueden ir ligadas a procesos intervencionistas, en su origen tienen la ventaja de que son pruebas no invasivas y de fácil preparación o incluso sin ella. Los mayores inconvenientes se centran en la incomodidad postural y la presión al comprimir la mama en la mamografía. Una buena compresión facilita la interpretación de las imágenes al separar mejor los tejidos.

En el caso de una RM, la postura tampoco es fácil ya que el estudio se realiza boca abajo para evitar movimientos respiratorios. También es necesario canalizar una vía periférica para la administración del contraste intravenoso.

A pesar de lo enumerado, los beneficios que pueden surgir a raíz de estas pruebas superan por mucho a los inconvenientes.

AUTORES

Diego Cortés Erice, Itsaso Larramendi Samanes, Julia Viscarret Recalde y Aintzane Pérez Martín
T. S. Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear. Hospital Universitario de Navarra