Una osteocondritis no tan frecuente


Miguel Ángel Sánchez Durán, María Erroz Ferrer, Jorge Álvarez García, Estíbaliz Sáez López, María García Ayerra y Sara Hernández Pinchete.

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Uno de los motivos de consulta más habituales en atención primaria de pediatría es el dolor musculo-esquelético. Se llega a estimar una incidencia de entre un 10 y un 20% de los niños en edad escolar.

Entre las causas de estas consultas se encuentran las osteocondritis. Se definen como una afección del hueso y el cartílago originada por una interrupción incompleta de su circulación sanguínea, a pesar de que la etiología última muchas veces se desconoce. Dicha interrupción del riego conlleva la degeneración o necrosis de los centros de osificación en esas localizaciones seguida de su regeneración.

Según el hueso afecto se les denomina de diferentes maneras, siendo las más conocidas la enfermedad de Osgood-Schlatter, que afecta a la apófisis tibial anterior y la enfermedad de Sever, que afecta al calcáneo.
El conocimiento de estas patologías, así como su correcto abordaje diagnóstico terapéutico, redundará en un beneficio para el paciente ya que no se realizan pruebas diagnósticas innecesarias, así como para el sistema sanitario al realizarse menos derivaciones a otras especialidades.
Presentamos en esta revisión una osteocondritis no tan frecuente como causa de metatarsalgia a tener en cuenta en nuestra práctica diaria.

Osteocondrosis de kohler II

La osteocondritis de Kohler II también llamada síndrome de Freiberg, es una necrosis avascular de la cabeza de los metatarsianos, en concreto se ven especialmente afectados el segundo (68%) y el tercer (27%) metatarsianos. La bilateralidad ocurre solamente en un 7% de los casos. En cuanto a su epidemiología afecta predominantemente a mujeres jóvenes (relación 5:1) y deportistas.
La etiología suele ser idiopática y multifactorial. El que se dé con mayor frecuencia en personas deportistas hace pensar en la importancia de los traumatismos repetitivos como posible mecanismo iniciador.
Otros orígenes podrían ser secundarios a enfermedades sistémicas que conlleven estados de hipercoagulabilidad o alteraciones de la vascularización local.
La presentación clínica típica es dolor subagudo localizado a punta de dedo en cabezas de los metatarsianos que empeora con el ejercicio asociando en ocasiones inflamación local y limitación funcional.
El diagnóstico de esta enfermedad es clínico y radiológico. La radiografía presenta hallazgos patognomónicos: cambios quísticos y esclerosis del hueso subcondral de los metatarsianos. En ocasiones dichos cambios pueden ser tardíos, incluso hasta 6 meses después del inicio de la clínica. La resonancia magnética es la técnica de elección si se necesita un diagnóstico temprano.
El tratamiento inicial es conservador basado en el control del dolor mediante analgésicos antiinflamatorios y medidas físicas (frío local y reposo relativo) así como prevención de la deformidad mediante el uso de ortesis plantares.
En caso de persistencia sintomática es necesaria la derivación a consultas de traumatología para la valoración de tratamiento quirúrgico (remodelación ósea y osteotomía), en aras de mejorar la vascularización metatarsiana.

AUTORES:

Miguel Ángel Sánchez Durán. MIR de Pediatría y Áreas Específicas. Hospital Universitario de Navarra.
María Erroz Ferrer. MIR de Pediatría y Áreas Específicas. Hospital Universitario de Navarra.
Jorge Álvarez García. Pediatra en Centro de Salud de Ansoáin, Navarra.
Estíbaliz Sáez López. Enfermera. Hospital Universitario de Navarra.
María García Ayerra. Pediatra en Centro de Salud de Ansoáin, Navarra.
Sara Hernández Pinchete. Pediatra. Hospital Universitario de Salamanca