Nos hallamos ante una de las especialidades menos conocidas y reconocidas por los pacientes que, sin embargo, hoy en día pasa por ser una de las más demandadas,valoradas y con un presente y futuro muy prometedor. Y la culpa no es precisamente del “pueblo llano” que no tiene ninguna obligación de poseer conocimientos médicos, si no de la misma extirpe médica, y ciertas leyendas y malos hábitos que, aún en nuestros días perduran.
“No sé si debo decirle la medicación que tomo a usted, o al médico”. Esta frase me lanzó, a modo de bofetada, una señora cuando acudió a nuestra consulta para realizar el pertinente estudio preoperatorio antes de someterse a una cirugía ginecológica. Respiré profundo, y sonriendo y en tono amable, me limité a contestarle:“ está usted delante del Doctor responsable de ajustar su medicación antes de la cirugía e informarle de la anestesia que se llevará a cabo y los posibles riesgos derivados de todo el proceso perioperatorio”.
Si hiciéramos una encuesta, todo el mundo sabría decirnos a qué se dedica un cardiólogo, un pediatra o un ginecólogo, pero, ¿y el anestesiólogo? Sí, el médico especialista en anestesia es el anestesiológo, el anestesista de toda la vida. ¿O acaso llamamos cardiologista al cardiólogo? Hechos como estos, son los que me han empujado a escribir este artículo para dar a conocer nuestra especialidad a la sociedad y aclarar algunas creencias erróneas sobre ella.
¿En qué consiste la especialidad de Anestesiología?
El nombre completo de la especialidad es Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Si lo analizamos en profundidad nos daremos cuenta del gran alcance y responsabilidad de este título.
El anestesiológo, tras cuatro años de, en mi opinión, corto periodo de especialización, abarca una amplia parcela en la actividad quirúrgica y extraquirúrgica de la práctica sanitaria diaria. Debe dominar todas las técnicas anestésicas, así como su control y resolución de las posibles complicaciones derivadas de ellas. Además, el anestesiólogo está capacitado para llevar a cabo técnicas de reanimación y elmanejo del paciente crítico. Por último, también es el especialista en el estudio y tratamiento del dolor, tanto el dolor postoperatorio como el dolor crónico.
Entonces, ¿a qué se dedica el anestesiólogo? ¿cuál es su función dentro del quirófano?
La función del anestesiólogo no se limita al hecho de “dormir y despertar” al enfermo. Su papel en quirófano es vital e insustituible. La visión global del paciente que posee, le otorga una posición privilegiada. En todo momento debe procurar el bienestar del paciente, manteniendo todas y cada una de sus funciones vitales: cardiovascular, respiratoria, renal, hepática, temperatura, pérdidas sanguíneas, etc. De ahí la gran responsabilidad que sobre él recae: cuidado y vigilancia del paciente hasta que pasa a la sala de despertar.
Anestesiólogo y cirujano son necesariamente complementarios. La idea de “equipo” debe guiar siempre el transcurso de cualquier intervención quirúrgica, y la comunicación entre ambos debe ser continua y fluida.
¿Tiene algún papel el anestesiólogo fuera de quirófano?
Sí, la labor del anestesiólogo va más allá de su presencia en quirófano. Es el encargado de realizar anestesias y sedaciones en procedimientos fuera de quirófano que así lo requieren (colonoscopias, gastroscopias, resonancia magnética…) y en casos de nula colaboración del paciente (niños, deficientes mentales, ancianos…). Hoy en día, cada vez son más frecuentes las pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas menores con carácter ambulatorio y sin necesidad de ingreso.
¿Qué es la “sala de despertar”?
Es el lugar, también llamado unidad de recuperación o vigilancia postanestésica, al que es trasladado el paciente que ha sido sometido a una anestesia o sedación. Está dirigido por un anestesiólogo que controla y supervisa las primeras horas del periodo postoperatorio: un correcto despertar tras la anestesia, así como el tratamiento del dolor y las complicaciones que puedan presentarse en el postoperatorio inmediato. Una vez transcurrido el tiempo pertinente, es el encargado de dar el alta ambulatoria o hacia la planta de hospitalización.
¿Qué es la consulta preanestésica? ¿Cuál es su objetivo?
Es la visita que realiza el paciente al anestesiólogo antes de una intervención. Éste lleva a cabo el estudio preoperatorio necesario para cualquier procedimiento que requiera su presencia. Consiste en la realización de una historia clínica detallada, una exploración física completa y la petición de unas pruebas complementarias (analítica, electrocardiograma, pruebas de imagen, etc). En la misma, se le explica al paciente el tipo de técnica anestésica que se llevará a cabo, sus posibles riesgos y se obtendrá el consentimiento informado del paciente. El objetivo final es conseguir que el paciente llegue en un estado óptimo al acto quirúrgico, con una correcta preparación en cuanto a ayuno, premedicación, higiene, etc. Asimismo, es el momento de informar e identificar a sujetos con riesgo elevado de sufrir complicaciones tanto en quirófano como en el postoperatorio.
¿Es cierto que la anestesia se vomita?
No, no es cierto. La mayor parte de la medicación anestésica se elimina por la orina. Sí es verdad que alguno de los fármacos que empleamos pueden provocar náuseas y vómitos durante el postoperatorio. Para contrarrestar esto, echamos mano de otros fármacos y maniobras que los frenen o minimicen.
¿Hay que ir siempre en ayunas al quirófano?
Sí, siempre que sea posible. Aunque la operación vaya a realizarse bajo anestesia local o regional, es conveniente cumplir las pautas de ayuno marcadas. El ayuno mínimo recomendado es de 6 horas; en ese periodo no se puede ingerir alimentos sólidos, beber agua, ni mascar chicle. Esto es así, debido a que, si en un momento dado fuese necesario realizar una anestesia general de urgencia, el hecho de tener contenido alimentario dentro del estómago podría ocasionar un atragantamiento y serias complicaciones respiratorias.
¿Es bueno dejar de fumar antes de una intervención?
Esta es una de las preguntas que más inquieta a los pacientes fumadores que van a operarse. El hecho de fumar es malo para todo, también para quien va a someterse a una anestesia general. Está demostrado un mayor índice de complicaciones, sobre todo respiratorias, en sujetos fumadores tras anestesia general.
Ocurre un hecho curioso: la normalidad en las vías respiratoria de una persona fumadora no se restablece hasta que transcurre un mínimo de 6 semanas sin fumar, pero es en los primeros días tras el cese del consumo de tabaco, cuando más secreciones e irritabilidad del tracto respiratorio existe. Así que, si la operación va a llevarse a cabo en pocos días, es preferible que no se deje de fumar en ese período, ya que el riesgo puede ser aún mayor.
¿Es arriesgado someterse a una anestesia general?
El riesgo viene determinado por el estado general del paciente, el grado de control de sus enfermedades previas, así como el tipo de intervención que se llevará a cabo. Es labor del anestesiólogo hacer que el paciente llegue a la intervención en el mejor estado posible. Hoy en día, gracias a los adelantos en la monitorización y el uso de nuevos fármacos, la seguridad y fiabilidad en una anestesia general es altísima.