Colonoscopia, ¿en qué consiste y cómo interpreto el informe?


Ainara Baines García. Médico Adjunto de Aparato Digestivo. Hospital Reina Sofía. Tudela. Raquel Aramendía Erviti. Enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital García Orcoyen. Estella. Marina Beroiz Salaverri. Técnico de Laboratorio. Hospital Universitario de Navarra

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La colonoscopia permite visualizar el interior del intestino grueso y la parte final del intestino delgado sin necesidad de cirugía. Se realiza mediante un colonoscopio, un tubo flexible que se introduce por vía anal y consta de una cámara y un canal a través del cual introducir distintos accesorios.

Esta prueba se indica por diferentes razones, destacando la diarrea crónica, el cambio del ritmo intestinal, el dolor abdominal o la hemorragia digestiva. Otra indicación común es la obtención de un resultado positivo en un test de sangre oculta en heces, que se realiza como cribado de cáncer de colon en muchas comunidades autónomas.

Preparación previa

Por un lado, es fundamental limpiar el colon de heces que nos dificulten la exploración. Aunque las pautas difieren ligeramente según el centro, se debe realizar una dieta baja en fibra y, en las horas previas, ingerir una solución laxante con abundante agua. Además, es necesario cierto nivel de sedación anestésica para evitar molestias, para lo que el paciente será evaluado previamente por un anestesiólogo. Aquellos pacientes bajo medicación anticoagulante deberán ser informados de la necesidad y la pauta para su suspensión.

Interpretación del informe

Colonoscopia de calidad
Para que una colonoscopia sea de calidad el colon debe tener un grado de limpieza que permita valorar la mayor parte de la mucosa, debe de alcanzarse la parte final del intestino grueso (ciego), y el tiempo dedicado a la visualización minuciosa de la mucosa debe ser de al menos 6 minutos.

Anatomía del intestino
Es importante conocer la anatomía del intestino con el fin de entender dónde se encuentran los hallazgos. El tramo final del intestino delgado al que habitualmente es posible acceder mediante la colonoscopia, se llama íleon terminal. Se comunica a través de la válvula ileocecal con la parte final del colon, conocida como ciego. Continuando en sentido hacia el ano encontramos el colon ascendente, el ángulo hepático, el colon transverso, el ángulo esplénico, el colon descendente, el colon sigmoide o sigma, el recto y el canal anal.

Hallazgos más comunes

• Pólipos
Los pólipos son abultamientos producidos por un crecimiento anormal de las células de la mucosa del intestino. Aunque algunos son causados por trastornos hereditarios, lo más frecuente es que no existan causas bien establecidas ni evitables. En general se considera que pueden evolucionar a cáncer de colon con el paso del tiempo. Por eso, es habitual resecarlos durante las colonoscopias y enviarlos para ser analizados por un médico especialista en Anatomía Patológica. El número de pólipos extirpados y sus características determinarán si es necesario realizar colonoscopias de revisión, así como la frecuencia de las mismas.

• Divertículos
Los divertículos intestinales son pequeñas dilataciones saculares que protruyen desde la luz del intestino hacia el exterior de éste, consecuencia del adelgazamiento o debilitamiento de la pared del intestino. Es un hallazgo muy frecuente, y más común a medida que envejecemos. La mayoría de las personas con divertículos nunca desarrollarán síntomas, pero un pequeño porcentaje presentarán complicaciones. Las más frecuentes son el dolor abdominal, los cambios en el ritmo intestinal, la hemorragia o la inflamación (diverticulitis). El hecho de presentar divertículos no precisa de ninguna medida específica, más allá de evitar el estreñimiento. Sólo en caso de presentar síntomas se deberá iniciar un tratamiento que estará dirigido a paliar los síntomas, ya que los divertículos no pueden reducirse ni desaparecer. Ante síntomas graves o refractarios se puede plantear la resección quirúrgica del tramo afectado, opción que se relega al último lugar por el riesgo de complicaciones.

• Inflamación (ileitis o colitis)
Tanto en el intestino grueso como en el intestino delgado puede encontrarse inflamación. Ésta puede ser de aparición reciente, habitualmente asociada a una infección bacteriana o vírica, o bien de curso crónico, en posible relación con enfermedades como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Los hallazgos varían desde eritema leve, hasta úlceras profundas y sangrado de la mucosa. Habitualmente se recogerán muestras para descartar infecciones y biopsias para analizar las características de la mucosa que puedan orientarnos hacia la causa.

• Cáncer de colon
Por último, el hallazgo menos deseado a la hora de realizar una colonoscopia es el cáncer de colon. Su presentación más frecuente es en forma de lesión excrecente, mamelonada, de consistencia dura y friable, que puede adquirir diferentes formas y tamaños y encontrarse a lo largo de todo el intestino grueso. No obstante puede adquirir otras formas, por lo que es necesario mantener siempre un alto nivel de sospecha. Al detectar una lesión sospechosa, lo habitual es realizar un marcaje con tinta china en la mucosa adyacente, con el fin de favorecer su localización en caso de indicarse su resección quirúrgica, así como tomar múltiples biopsias del tumor para analizar su estirpe. Seguidamente se propondrá al paciente la realización de exploraciones radiológicas con el fin de conocer la extensión del tumor y la posible afectación de órganos a distancia, además de un análisis de sangre específico. Una vez recopilados estos datos, se decidirá el tratamiento más indicado en comités de expertos.

Posibles complicaciones

Como todo procedimiento invasivo, la colonoscopia no está exenta de riesgos. Entre ellos debe considerarse tanto el riesgo de la anestesia, principalmente marcado por la edad y las enfermedades del paciente, como los asociados a la propia exploración. Aunque la mayoría de las complicaciones son menores, tales como dolor, náuseas o distensión abdominal, existen complicaciones más complejas que, aunque infrecuentes, pueden comprometer la vida del paciente. Las más comunes dentro de este grupo son la hemorragia digestiva (0.1 a 6%), y la perforación de la pared intestinal (0.01- 0.6%). Este tipo de eventos están principalmente relacionados con la realización de técnicas terapéuticas complejas, y es por ello que la selección de los pacientes y la indicación de las pruebas son muy importantes. De cualquier manera, ante cualquier duda es fundamental consultar con el médico que indique la prueba, o bien con un especialista en Aparato Digestivo si es necesario.