La miopía es un error refractivo que provoca que las personas que la tienen vean mal de lejos.
Se distinguen las siguientes formas:
Miopía axial: un ojo demasiado largo, con un poder de refracción normal.
Miopía refringente: demasiado poder de refracción en un ojo de longitud normal.
La miopía se inicia aproximadamente a los 9 años, llegando a valores del 45% en los universitarios.
En Europa aproximadamente el 25% de las personas muestran algún grado de miopía.
Los síntomas más comunes son acercarse a las tareas de cerca más de lo normal y guiñar los ojos para ver de lejos.
Existen diferentes métodos para controlar la miopía, para frenar su avance y conseguir que la progresión sea menor.
Los tratamientos que se utilizan son los siguientes:
*Cristales con diferente graduación en visión lejana y visión próxima para mejorar el rendimiento visual: bifocales y progresivos
*Terapia visual: para mejorar las habilidades visuales de enfoque, fusión binocular, visión periférica… para que los niños adquieran mayor efectividad en el aprendizaje.
*Lentes de contacto: La disminución de la imagen retiniana es menor que en la corrección con gafas, y también se reducen las aberraciones, en las miopías mayores de 3.00D estas ventajas son más relevantes.
*Lentes de contacto de ortoqueratología y multifocales que inducen un menor crecimiento del ojo y por lo tanto del aumento de la miopía.
-Ortoqueralología: Con estas lentes hay una modificación programada de la córnea. Se realiza con lentillas especiales que se usan mientras se duerme y permiten una visión nítida sin gafas ni lentillas durante el día.
Funciona bien en pacientes con miopías bajas y moderadas, ayudan a controlar la evolución de la miopía, siendo un procedimiento reversible.
Los pacientes miopes, sobre todo a partir de 6.00 D tienen un riesgo mayor de sufrir enfermedades oculares como cataratas, glaucoma, desprendimiento de retina, maculopatías…
Por estos motivos es importante prevenir la progresión de la miopía en los niños.