La voz es un elemento clave en la comunicación humana. Utilizamos la voz en muchas facetas de nuestras vidas, en el ocio, en las relaciones sociales y también en el ambiente laboral. Muchas profesiones dependen, en mayor o menor medida, de la voz.
El profesional de la voz es aquella persona en la que la voz constituye un elemento fundamental para comunicarse en el trabajo. En este sentido, son profesionales de la voz todos aquellos cuya profesión requiere comunicarse a través de la misma.
Pero, además, en este grupo de pacientes, la voz debe ser adecuada para que el mensaje sea claro. Así, cada profesional presenta un nivel de “exigencia vocal” diferente, que le hace tolerar mejor o peor una disfonía más o menos severa.
Se define como disfonía la alteración de la voz en alguna de sus características (intensidad, tono y/o timbre). Esta disfonía se denomina como funcional cuando se debe al abuso o uso incorrecto de la voz y orgánica cuando hay una lesión objetiva (nódulos, pólipos, tumores, inflamaciones…).
Se puede definir la “higiene vocal” como aquellas normas o pautas encaminadas a facilitar la prevención de alteraciones de la voz evitando la conducta de esfuerzo o abuso vocal. Es necesario revisar las conductas o hábitos perjudiciales y tomar conciencia de ellos para poder modificarlos.
Estas medidas de higiene vocal deben ser cumplidas por todos, y particularmente por las personas que más utilizan su voz, por lo que a continuación describiremos pautas para una buena higiene vocal:
• Carraspeo: Se trata de un hábito muy frecuente que tiene el riesgo de convertirse en un tic inconsciente. Es más nocivo que la tos, ya que ésta es agresiva pero puntual, mientras que lo que hace dañino al carraspeo es su continuidad y repetición. En esas situaciones, además de beber agua, o tragar saliva, irán bien mecanismos encaminados a evitar el esfuerzo.
• Uso de productos nocivos: como el tabaco, el alcohol, alimentos y bebidas muy frías o muy calientes, picantes, exceso de sal, ambientes de humo y polvo… Todos estos son irritantes laríngeos y han de evitarse.
• Grito: Los gritos empeoran la disfonía y no son necesarios para una comunicación efectiva. Muchas veces no tenemos la percepción de gritar, pero estamos empleando una voz elevada, por encima de la intensidad normal. Si es de forma puntual deberá acercarse a su interlocutor para trasmitir el mensaje.
De la misma manera se debe evitar hablar en ambientes ruidosos.
• Susurro: Es un tipo de voz que precisa una gran tensión laríngea causando mayor esfuerzo vocal. Deberá evitarse siempre y no recurrir nunca a él como método de descanso vocal.
• Hidratación: Otro hábito que incide en la fonación es el de una buena hidratación, con frecuencia descuidado. A tal fin, será conveniente tener siempre a mano una cierta cantidad de agua.
Los vahos también son una buena forma de conseguir una buena hidratación local y se pueden realizar mediante la humidificación del ambiente e inhalación de vapor de agua o solución salina.
• Evitar el uso de caramelos: existe el malentendido de que ayudan a hidratar al aumentar la producción de saliva. Nada más lejos de la realidad, muy especialmente en los ancianos, especialmente los de mentol o eucalipto.
• Descansar de manera adecuada: hay que tener en cuenta que la voz depende de la actividad de los músculos que actúan sobre las cuerdas vocales, se debe dormir más de 7 horas y descansar bien antes de utilizar mucho la voz.
• No hablar en exceso: en general no se debe hablar más de 4 horas seguidas, ni cantar más de 2 horas.
• Evitar el stress: la tensión psicológica aumenta la contracción de la musculatura laríngea y predispone a lesiones.
• Consejos en la infancia: como padre o maestro hay que predicar con el ejemplo, hablando despacio, vocalizando claramente, sin gritar, respetando el turno de palabra, evitando poner el televisor o la radio con un volumen alto…
Conclusiones
En definitiva el objetivo de estas medidas es mantener la salud vocal potenciando hábitos positivos e intentando evitar los que son desfavorables para mantener una buena salud vocal.
La prevalencia de las alteraciones de la voz es muy grande existiendo profesiones muy expuestas, la incidencia en los profesores es de alrededor de un 30%, llegando a un 50% en los profesores de guarderías; los monitores de gimnasia se ven afectados en un 45%, los teleoperadores en un 30% y los cantantes en un 20%.
En la mayoría de las ocasiones la causa no es muy grave, pero en otras ocasiones puede ser el síntoma inicial de un cáncer de laringe.
Toda disfonía mantenida durante 2 semanas sin una causa evidente, debería ser revisada por un especialista ORL, especialmente en pacientes fumadores y bebedores.
El tratamiento dependerá de la causa siendo en muchos casos multidisciplinar con logopedas, foniatras, otorrinos, psicólogos…