El desfibrilador externo semiautomático. Qué es, y cómo y cuándo utilizarlo


Sara Sasal Pérez, Paola Gómez Ruiz, Irene Baniandrés Rodríguez, Silvia Rufas Luis, Guillermo Cabrero Pérez, Sonia Santafé López y Andrea García Fernández .

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En los últimos años, se ha extendido la instalación de Desfibriladores Externos Semiautomáticos (DESAs) en los espacios públicos. Es frecuente verlos en polideportivos, colegios, centros comerciales… pero también en empresas privadas, e incluso en la calle.

Un DESA es un aparato electrónico portátil que, colocado sobre el pecho desnudo del paciente, es capaz de identificar si el ritmo cardíaco que presenta es candidato a revertir a un ritmo cardíaco eficaz a través de la aplicación de una descarga eléctrica. Además, aplicará esa descarga eléctrica, una vez que apretemos el botón que se habrá iluminado en el desfibrilador, con el objetivo de garantizar que ninguna persona está tocando al paciente en el momento de aplicarle la descarga eléctrica. Son dispositivos seguros, intuitivos, baratos, y que requieren una formación mínima.

Así, un DESA se aplicará a un paciente que haya sufrido una parada cardiorespiratoria (PCR).

Una parada cardiorespiratoria es cuando el ritmo cardíaco se interrumpe de manera brusca, inesperada, y potencialmente reversible. Es decir, que no consideraremos que estamos ante una parada cardiorespiratoria si la interrupción del ritmo cardíaco se produce de manera esperable como resultado de la patología propia del paciente. Y se habla de “potencialmente reversible” porque se seguirán una serie de pasos con el objetivo de intentar que el corazón del paciente vuelva a tener un ritmo cardíaco eficaz. Y esta serie de pasos es lo que se conoce como “cadena de supervivencia”.

Cadena de supervivencia

Así, los eslabones de la cadena de supervivencia incluyen:

1. Reconocimiento precoz de la parada cardiorespiratoria y activación de los servicios de emergencia:

Para ello se valorará primero si la persona está inconsciente. Se le gritará y agitará para ver si muestra algún signo de vida. Si no hay respuesta, diremos que esta persona está inconsciente.

Posteriormente se abrirá su vía aérea para comprobar si tiene una respiración normal. Esta valoración requiere un tiempo mínimo de 10 segundos. Si, tras 10 segundos de valoración con la vía aérea abierta, la persona no respira normalmente, nos encontraremos ante una parada cardiorespiratoria.

Activación de los servicios de emergencia llamando al 112. Es importante dar la información de la localización de la manera más precisa posible, indicando adecuadamente la localidad, la calle y portal en su caso,y si no es posible, indicaremos elementos identificativos cercanos. Si hay más personas con nosotros, una puede ir a esperar a los sistemas de emergencia para facilitar su orientación una vez que lleguen al lugar. El 112 es el teléfono europeo para activación de los sistemas de emergencia. Solo es accesible si el lugar desde el que llamamos tiene cobertura de alguna compañía telefónica (aunque no sea la del teléfono desde el que se hace la llamada). Así, desde el 112, se gestionará la activación de los cuerpos de emergencias necesarios.

2. Reanimación cardiopulmonar (RCP): Apoyando el talón de la mano en el centro del pecho del paciente, la otra mano encima de la primera, y los codos rectos, comprimiremos el tórax del paciente de manera perpendicular (evitando el balanceo). Las compresiones torácicas deben tener una profundidad de un tercio del diámetro anteroposterior del pecho, que supone aproximadamente entre 5 y 6 cm. Debe garantizarse un ritmo entre 100 y 120 compresiones por minuto, de manera rítmica, y sin separar las manos del tórax del paciente. Las compresiones torácicas pueden complementarse con ventilación boca a boca, manteniendo la apertura de vía aérea para la insuflación, y llevando una alternancia en este caso de 30 compresiones y 2 ventilaciones.

3. Desfibrilación externa precoz: En este punto radica la importancia del acceso de los primeros intervinientes a los desfibriladores externos semiautomáticos. En muchas ocasiones, la desfibrilación es el único tratamiento eficaz para revertir la situación de parada cardiorespiratoria. Pero la posibilidad de su uso es tiempo dependiente, es decir, pierde eficacia por cada minuto que pasa. Por ello, se ha extendido la formación de la población general en medidas de soporte vital y uso del desfibrilador. Como ya hemos dicho, son aparatos seguros, de uso sencillo e intuitivo. Todos los DESA cuentan con un botón de encendido (con el símbolo internacional), dan indicaciones (verbales y/o auditivas), y un botón de descarga. Solo tendremos que encender el aparato y seguir sus instrucciones. Colocar los parches en el pecho desnudo y seco del paciente, uno bajo clavícula derecha y otro bajo axila izquierda, siguiendo las indicaciones de los dibujos. El dispositivo nos indicará cuándo no debemos tocar al paciente para permitir que haga un análisis del ritmo cardiaco, y tras esto, nos indicará si debemos seguir con maniobras de RCP, o bien aplicar una descarga. En caso de estar indicada la aplicación de una descarga eléctrica, se iluminará un botón en el dispositivo, que deberemos apretar cuando garanticemos que ninguna persona está tocando al paciente. La necesidad de apretar ese botón es un elemento de seguridad, para evitar daños a terceras personas. El dispositivo no indicará la necesidad de una descarga eléctrica si ésta no está indicada para revertir el ritmo cardíaco a uno eficaz. Lo más importante es saber localizarlo, aplicarlo exclusivamente a personas inconscientes, y seguir sus indicaciones.

4. RCP avanzada: Se refiere al conjunto de técnicas y procedimientos que realizarán los sistemas sanitarios de emergencia cuando se personen en el lugar.

De todos los pasos de la cadena de supervivencia, los 3 primeros pueden y deben ser llevados a cabo por los primeros intervinientes, aquellos que presencian la parada cardíaca. Y dado que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, podemos entender que las posibilidades de supervivencia de una persona que sufre un evento de este tipo, está directamente relacionada con que los primeros intervinientes sepan: Reconocer la parada cardiorespiratoria, avisar a los sistemas de emergencia indicando la situación del paciente y la localización de la manera más precisa posible, realizar una RCP de calidad, y utilizar un desfibrilador externo semiautomático en cuanto tengan acceso al mismo.

Actualmente, los cursos de RCP y DESA reglados tienen una duración de 8 horas para personas sin formación previa, y 4 horas a aquellos que hayan recibido formación previa. Se enseñan maniobras muy sencillas, pero tremendamente importantes.

Debemos insistir en extender esta formación. Es una inversión en supervivencia.

AUTORES

Sara Sasal Pérez. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Paola Gómez Ruiz. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Irene Baniandrés Rodríguez. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Silvia Rufas Luis. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge.  Huesca

Guillermo Cabrero Pérez. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería. Hospital Sagrado Corazón de Jesús. Huesca

Sonia Santafé López. Enfermera de Hospitalización en Medicina Interna. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Andrea García Fernández. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca