La OA es una barrera para la práctica de actividad física, debido al dolor mecánico relacionado con esta patología. Hoy en día sabemos que la inactividad física es un factor causal subestimado de la mayoría de las enfermedades crónicas, incluida la OA, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y algunos tipos de cáncer y demencia. Por lo tanto, no se trata únicamente de una patología que puede afectar al aparato locomotor, sino que puede favorecer la aparición a largo plazo de otro tipo de patologías relacionadas con la falta de actividad física.
El entrenamiento terapéutico, en comparación con los dos tratamientos farmacológicos más comunes para reducir el dolor, parece ser al menos tan eficaz como los anti-inflamatorios no esteroideos (AINES) y de dos a tres veces más eficaz que el Paracetamol (analgésico) para reducir el dolor provocado por esta patología. Sin embargo, al igual que la medicación analgésica, el ejercicio terapéutico debe prescribirse en una cantidad y duración suficiente para ser eficaz y seguro y asegurar un efecto óptimo y clínicamente relevantes.
Ahora bien, ¿es necesaria una supervisión?
Los entrenamientos presenciales parecen ser más efectivos por varias razones. En primer lugar, la presencialidad permite al profesional de la salud ajustar el nivel y tipo de ejercicio basándose en la respuesta individual del paciente (por ejemplo, el esfuerzo percibido y sensación de dolor) y la ejecución de los ejercicios. En segundo lugar, permite educar al paciente sobre las expectativas en relación con el dolor durante los ejercicios y otras actividades, aportando tranquilidad y mejorando potencialmente la auto-eficacia de la persona.
Y, ¿cuántas sesiones son necesarias y con qué frecuencia?
Una de las características principales del manejo de esta patología es la ganancia de masa muscular. Para que esto se produzca, se recomienda que los programas de entrenamiento tengan una duración mayor de 12 semanas. Además, considerando los beneficios en la salud antes mencionados, es importante mantenerlos a largo plazo, donde las sesiones de refuerzo en las que el paciente vuelve a visitar al profesional parecen ser relevante en la mejora a la adherencia a largo plazo. 3 o más sesiones de ejercicio a la semana resultan ser más efectivas para abordar los síntomas y déficits en pacientes con OA en comparación con menos de dos sesiones por semana. Sin embargo, en relación con la factibilidad en la práctica clínica dos sesiones a la semana de 30 a 60 minutos de duración, con un potencial de una a dos sesiones más por semana de ejercicio no supervisado en casa, podría ser un buen comienzo para pacientes con OA.
Autora: Saioa Etxaleku Esteiro
Fisioterapeuta TDN Clínica
“En TDN Clínica nos hemos unido diferentes profesionales de la salud para ayudarte con aquellos problemas que te dificultan el cuidado de tu salud y mejora de tu condición física”