El trasplante renal «de vivo»


Juan José Unzué Gaztelu

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En Navarra se hace un trasplante “de vivo” al año y para facilitar e impulsar esta práctica vamos a desarrollar una técnica menos agresiva y que se aplica con éxito en otros campos de la medicina, la laparoscopia.

¿Qué es el riñón?

Un órgano de 9 a 12 cms. de longitud, 5-6 de grosor, 150 gramos de peso y situado a izquierda y derecha de la región lumbar.

Funciones del riñón

La más importante es la función depuradora: el riñón es un complejo filtro que elimina las sustancias nocivas de la sangre y regula la cantidad de agua en sangre, expulsando o reteniendo continuamente más o menos agua en función de las necesidades de cada organismo.

Además de estas funciones elementales tiene otras que se pueden llamar hormonales: en conjunción con otros órganos contribuye a la producción de los glóbulos rojos o hematíes y a la viabilidad de la vitamina D, que regula el calcio (muy importante para los huesos).

¿Qué es la insuficiencia renal?

Se da cuando los riñones funcionan sólamente del 10 al 20%; si es de forma continuada se llama IRC: insuficiencia renal crónica (las siglas añaden rapidez pero también confusión a los no iniciados). Los pacientes aquejados de esta disfunción necesitan diálisis o, mejor, trasplante.

¿Qué es la diálisis?

Un tratamiento que hace las veces del riñón; es decir, una máquina con un filtro químico que elimina las impurezas de la sangre a la que el paciente se conecta por una vena. Si la limpieza se realiza por medio de un catéter colocado en la cavidad abdominal (en el vientre) se llama diálisis peritoneal.

El trasplante es la solución ideal

Pero la diálisis, como constatan nuestros sufridos enfermos crónicos renales, es continuada, cansina y molesta. El tratamiento terapéutico ideal a la insuficiencia renal es el trasplante de un riñón de cadáver o de una persona viva.

¿Cuándo se implanta un riñón en la persona con insuficiencia renal? Si es de cadáver, primero se realizan unos análisis previos para buscar, a través de un programa de ordenador, el receptor más parecido desde el punto de vista inmunológico, así evitamos en lo posible el rechazo. Pero esta solución tiene un problema: no existen tantas donaciones de riñones de cadáveres como para cubrir todas las necesidades que tenemos y, eso que vivimos en España, el país número uno del mundo en donaciones y trasplantes. Trasplantamos 2.200 riñones al año y la lista de espera en España es de 4.200 pacientes que sufren una calidad de vida restringida a la espera de un riñón que cambiaría positivamente su forma de vida; para reducir este importante déficit está el trasplante renal “de vivo”.

Datos del trasplante “de vivo”

En los Estados Unidos se realizan cada 7.271 trasplantes renales de cadáver y 9.923 “de vivo”, es decir el 57,5 % de la totalidad de trasplantes es “de vivo”.

En España, el pasado año hubo 137 trasplantes “de vivo” y 2.074 de cadáver; Cataluña es la autonomía donde más se practica el trasplante “de vivo”. En Navarra se hace un trasplante “de vivo” al año y para facilitar e impulsar esta práctica vamos a desarrollar una técnica menos agresiva y que se aplica con éxito en otros campos de la medicina, la laparoscopia.

Receptores del trasplante “de vivo”

Los pacientes jóvenes con amplio horizonte vital y las personas que más “rentabilizarían” el trasplante.

Pacientes para los que, por razones inmunológicas no aparecen cadáveres compatibles; es decir, para aquellos a quienes podríamos buscar con relativa facilidad un riñón compatible entre la gente normal pero que es muy difícil que aparezca un riñón de cadáver viable para ellos.

Pacientes que reiteradamente rechazan el trasplante de riñón de cadáver por diversas razones.

Quiénes pueden ser donantes “de vivo”

Cualquier persona que tenga dos riñones (excepcionalmente hay quien nace con uno), que lleve una vida saludable y que sea altruista en alto grado. Donar un órgano es signo de máxima generosidad, no comparable con el que dona dinero o bienes. Es dar vida.

En un primer análisis, el donante “de vivo” no debería padecer ni cólicos renales, ni diabetes, ni colesterol, ni enfermedades renales hereditarias y, además una condición sine quo non sería la total libertad del donante. El donante antes de la donación debe expresar ante un juez la libérrima voluntad de donar sin coacciones de familiares o amigos o del propio receptor: la compatibilidad la establece el nefrólogo, la perfecta libertad el juez.

Razones técnicas a favor del trasplante “de vivo”

Hace algunos años los médicos desaconsejaban el trasplante “de vivo”: el estado de la técnica no permitía asegurar la viabilidad del trasplante. Hoy en día hay sobradas razones para que veamos el futuro claro a favor del trasplante “de vivo”.

Por un lado, la cirugía ha avanzado en los últimos años de forma espectacular.

La inmunología también ha obtenido un desarrollo, a veces sólo percibido por el profesional, pero que permite establecer con casi perfecta fiabilidad la idoneidad entre donante y receptor evitando el rechazo.

La programación y ejecución del trasplante es más fácil y eficaz para ambos implicados: receptor y donante.

Termino apelando una vez más a la generosidad, que es patrimonio histórico de nuestro pueblo. Todos conocemos referentes navarros muchas veces anónimos, que dieron todo a cambio de nada. La donación de órganos es moralmente sublime y signo evidente de máxima excelencia y altruismo.