El síndrome de erosión corneal recidivante, también conocido como queratalgia recidivante, es una enfermedad recurrente del epitelio corneal (capa más superficial de la córnea). El curso característico tanto en la fase aguda como en las recidivas es dolor de inicio repentino al despertarse o durante la noche, que puede mejorar a lo largo del día, acompañado de ojo rojo, lagrimeo y molestias con luz intensa.
Origen
La erosión corneal recidivante puede ser causada por múltiples entidades, entre las que destacan las erosiones producidas de manera espontánea después de un traumatismo que genere un defecto epitelial (generalmente tras un golpe con uña, rama, papel, etc) o bien en el contexto de la distrofia corneal de la membrana basal (entidad que produce un debilitamiento en las uniones de las células del epitelio, también conocida como Distrofia de Cogan).
La erosión corneal recidivante es una enfermedad relativamente común, que afecta sobre todo a pacientes en edad laboral, con múltiples consecuencias económicas y sociales debido a su cronicidad y a la limitación funcional que produce.
Tratamiento
Con respecto al abordaje terapéutico, éste se compone de múltiples herramientas cuyo uso es escalonado. Sin embargo, no existe un tratamiento que suponga la curación definitiva de esta entidad, cursando, como el nombre indica, con recidivas a lo largo de su evolución. Todo ello puede resultar en frustración tanto para el paciente como para el facultativo, siendo necesario en última instancia recurrir al abordaje quirúrgico como escalón terapéutico final en un intento de otorgar mejoría a estos pacientes.
El tratamiento del episodio agudo consta de cobertura antibiótica para evitar la sobreinfección de las heridas abiertas, junto con lubricación del ojo. La evolución del episodio agudo suele ser benigna, mejorando los síntomas en pocos días tras iniciar el correcto tratamiento. Trascurrido el episodio agudo y pese a la ausencia de clínica, será imprescindible mantener tanto la lubricación diurna (con lágrimas artificiales) como nocturna (geles o pomadas), junto con una buena higiene palpebral para reducir al máximo el riesgo de recidiva durante un periodo mínimo de un mes tras la curación de la úlcera corneal.
En el caso de recidiva, el arsenal terapéutico incluye tratamiento tópico con gotas de corticoides, uso de lente de contacto terapéutica, pomadas con vitamina A, así como el empleo de suero autólogo (lubricante ocular que se fabrican en farmacia hospitalaria a partir del suero del paciente). El empleo del antibiótico conocido como doxiciclina oral es otra opción plausible, basado en las propiedades antiinflamatorias y regeneradoras del componente.
Solo en caso de fallo de los tratamientos previos, estarían indicadas las micropunciones estromales y la queratectomía fototerapéutica.
AUTORES
Lorena Arias Campo. FEA Oftalmologia. H. Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza
Maria José Vicente Altabás. FEA Oftalmología. H. Miguel Servet. Zaragoza
Marta Ciprés Alastuey. FEA oftalmología. H. Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza
Mª Amparo Vicente Altabás. FEA Medicina Interna. Hospital Alcañiz. Teruel