El esófago es una parte del aparato digestivo formada por un tubo muscular de unos 25 centímetros que comunica la faringe con el estómago. Su función es servir de conducto entre la boca y el estómago. Está formado por dos capas superpuestas: la Capa mucosa-submucosa y la Capa muscular.
La esofagitis eosinofílica es una enfermedad crónica por inflamación del esófago por eosinófilos (leucocitos que participan habitualmente en las enfermedades alérgicas) .
Se ha descrito en niños y en adultos jóvenes (generalmente hasta los 40 años). La frecuencia ha crecido notablemente por ser una patología crónica, sin mortalidad asociada y porque ahora se conoce y se diagnostica. Afecta a 3 hombres por cada mujer.
Causas genéticas, ambientales e inmunológicas
Se consideran probables causas: genéticas, ambientales e inmunológicas.
En torno al 75% de los pacientes tienen asociación con enfermedades alérgicas. En la mayoría se evidencia alergia alimentaria. En otros pacientes, incluso sensibilización a alergenos aéreos (pólenes). En los casos en que se sospecha (o confirma) alergia alimentaría, hay mejoría con dietas libres de los alimentos a los que el paciente es sensible, con reaparición de la clínica tras la reintroducción de dichos alimentos.
¿Qué síntomas produce?
La inflamación crónica del esófago provoca su mal funcionamiento.
En algunos casos se producen estrechamientos en el calibre del propio esófago.
Los síntomas principales son: dificultad para tragar (disfagia), y en algunos casos, incluso impactación alimentaria.
Sin embargo, la enfermedad puede manifestarse con de diferentes maneras, según la edad:
• Lactante: rechazo o la intolerancia a la alimentación, vómitos y retraso del crecimiento.
• Escolares: vómitos, ardores, regurgitación y dolor abdominal.
• Adolescentes y adultos: disfagia e impactación de alimentos. También, síntomas de reflujo gastroesofágico y dolor torácico.
¿Cómo se diagnostica?
Ante la sospecha clínica, su especialista en Digestivo indicaría una gastroscopia y tomando muestras de tejido esofágico, que en el análisis al microscopio, mostrará los cambios característicos de la enfermedad.
Se tomarán también muestras de estómago y duodeno que deben ser normales.
Previamente a la gastroscopia y biopsia, el paciente recibirá tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP “protectores”) para asegurar que los cambios encontrados en la biopsia no son debidos a reflujo gastroesofagico.
Tras el diagnóstico, habitualmente se deriva a la consulta de Alergología para tratar de identificar si algún alimento, polen u otras sustancias son los causantes de la enfermedad.
Posteriormente, se hace seguimiento de la evolución del paciente.
¿Cómo se trata la esofagitis eosinofílica?
Por ser una enfermedad crónica, puede precisar tratamiento de mantenimiento. Si se confirman alergias alimentarias, se indicarán dietas libres del alimento causante.
Las dietas de eliminación de alimentos basadas en los resultados de pruebas para alergias alimentarias, se han mostrado más eficaces en niños que en adultos.
Otra opción son las dietas de eliminación empírica; Consisten en retirar de la dieta los alimentos con mayor potencial alergénico y ver la evolución clínica (y en ocasiones también con gastroscopias y biopsias repetidas). Esta dieta ha demostrado ser eficaz en el 75% de los casos, tanto en niños como en adultos.
En pacientes que mejoran tras la retirada de alimentos, se prueba reintroducir de uno en uno y se comprueba la tolerancia a los mismos.
Para evitar restricciones alimentarias excesivas, que podrían producir falta de nutrientes esenciales, sólo los alimentos demostrados como causantes de la esofagitis eosinofilica deberían eliminarse de manera prolongada. La dieta de mantenimiento deberá ser diseñada de manera individualizada para cada paciente.
Tratamiento médico: Los corticoides tópicos (ingeridos) son el tratamiento farmacológico más frecuentemente utilizado. La duración del tratamiento es de 6-8 semanas. No se contemplan como tratamiento crónico.
En este momento aun no existen preparados comerciales específicos, por lo que se utilizan los disponibles para el asma o la rinitis alérgica. Deben ser tragados y ayunar al menos 1 hora tras su ingesta para que haya contacto máximo entre el preparado y la mucosa del esófago. Se pueden recetar fórmulas magistrales gelatinosas (que prepara el farmacéutico) para facilitar el tratamiento en niños
Los IBP (protectores) se emplean como adyuvantes, no como tratamiento de la causa.
En caso de impactación alimentaria puede ser necesaria una endoscopia para extraer de urgencia el bolo impactado.
En estenosis (estrecheces) del esófago, se considerará la dilatación de la misma mediante endoscopia.
Pronóstico
Por ser una enfermedad crónica, requiere un seguimiento a largo plazo. Se siguen estudiando sus efectos a largo plazo.
Los síntomas pueden llegar a afectar a la calidad de vida y asociarse a complicaciones como impactaciones alimenticias y estenosis.
Hasta el momento, no se ha demostrado que pueda degenerar en cáncer de esófago, ni en una enfermedad alérgica generalizada.