Las molestias digestivas son un motivo de consulta muy frecuente en nuestro medio. El ardor en la boca del estómago, la hinchazón tras las comidas, las náuseas o la pérdida de apetito son problemas habituales en los centros de salud.
Afortunadamente, en la mayoría de los casos se trata de personas jóvenes en las que no encontramos signos de gravedad (dificultad para tragar, vómitos de repetición, alteraciones analíticas o pérdida importante de peso). En este contexto, una de las primeras causas que debemos investigar es la infección por Helicobacter pylori.
Se trata de una bacteria que se encuentra en el estómago de más de la mitad de la población mundial. En la mayoría de los casos no produce síntomas, pero cuando los hay, suelen ser persistentes y afectar de forma relevante a la calidad de vida. Además, su presencia mantenida puede provocar gastritis crónica, úlceras y aumento del riesgo de cáncer gástrico, por lo que su detección y tratamiento son importantes.
Hasta hace relativamente poco, diagnosticar esta afección precisaba enviar al paciente al centro de especialidades, conllevando desplazamientos, incremento de las listas de espera y un importante uso de recursos. Por suerte, actualmente disponemos del “test del aliento en domicilio”, que detecta la bacteria utilizando el aire espirado y puede realizarse de forma autónoma por el paciente tras una breve explicación, resultando ser una prueba eficaz, rentable y cómoda.
Ante un resultado positivo se plantea el tratamiento. En este punto conviene ser claros, no es un tratamiento agradable y el paciente debe saberlo. Consiste en la combinación de varios antibióticos junto con un inhibidor de la secreción gástrica durante 10 o 14 días. Ello puede suponer hasta 14 pastillas diarias (añadidas a las propias del paciente), lo que dificulta el cumplimiento. No obstante, recientemente se han aprobado pautas más sencillas que han demostrado favorecer la adherencia.
Por otro lado, los efectos secundarios como mal sabor de boca, diarrea o molestias gástricas son comunes. Ello, sumado a la posible interacción con la luz solar, el alcohol o los lácteos, hace difícil su mantenimiento. Por ello es primordial incidir en que el mal cumplimiento no sólo condicionará la reaparición de los síntomas, sino el aumento de resistencias a antibióticos que dificultarán la futura eliminación del Helicobactee e incluso el tratamiento de otras enfermedades.
Tras finalizar, se recomienda repetir la prueba para comprobar la eliminación del microorganismo. Hay que conocer que los síntomas pueden tardar hasta 6 meses en desaparecer, pudiendo quedar molestias residuales leves. No obstante, si los síntomas iniciales no mejoran a pesar de desaparecer la bacteria, se deberá continuar el estudio de la enfermedad.
En definitiva, la infección por Helicobacter pylori es una causa frecuente y tratable de molestias digestivas en Atención Primaria, para la que contar con herramientas diagnósticas accesibles y tratamientos eficaces es fundamental. Informar bien al paciente y acompañarlo durante el proceso son puntos clave para asegurar su tratamiento y evitar complicaciones futuras.
AUTORES
Luisa María García Pérez e Íñigo Poyo Molina. Médicos de familia en el Centro de Salud Chantrea.
Ainara Baines García. Médica adjunta de Aparato Digestivo en el Hospital Reina Sofía de Tudela