Determinadas características de los bebés con S. Down y la frecuente separación del niño y la madre durante los primeros días de vida, hacen que la lactancia materna sea más dificultosa en este colectivo. Las madres y sus bebés necesitan mayor apoyo y dedicación del personal que les atiende. En la manera en que conozcamos más sobre las posibles dificultades podremos adelantarnos a los problemas, darles solución e instruir a las madres.
Características de los bebés con Síndrome de Down que pueden interferir con la lactancia
• Nariz pequeña, hueso nasal poco desarrollado y aplastamiento del puente nasal, esto hace muy frecuente su obstrucción con el pecho materno.
• Cuello corto y ancho con acusado pliegue dérmico. A veces dislocación atlantoaxoidea que causa tortícolis, inclinación de la cabeza y limitación de la movilidad, lo que dificulta el mantenimiento de una postura correcta.
Cuidados: evaluar las primeras tomas, advertir a la madre sobre la necesidad de vigilancia durante la toma y ayudar al mantenimiento de la postura correcta.
• Boca: paladar estrecho, frenillo y labio superior corto, ángulo mandibular obtuso y maxilares poco desarrollados.
La succión directa del pecho activa el desarrollo del maxilar, mejora la coodinación boca-lengua y hace que el labio superior se vaya desarrollando normalmente (beneficioso para la alimentación con sólidos y el habla).
• Lengua protuyente que tiende a sacar el pezón de la boca, macroglosia e hipotonía lingual. Movimientos linguales ondulatorios y capacidad de succión alterados. Es más difícil un sellado correcto y mantener la presión negativa.
Cuidados: vigilar la posición de la lengua que debe quedar siempre debajo del pezón.
• Aparato locomotor: hiperflexibilidad e hipotonía. Lloran y patalean menos, les cuesta mantener la postura y se atragantan más fácilmente.
Cuidados: favorecer posturas verticales que disminuyan los atragantamientos, estar atentos ante manifestaciones sutiles de hambre.
• Sistema nervioso central: son “dormilones”, los reflejos típicos de neonato están ausentes o disminuidos, necesitan ser estimulados y a veces no se despiertan para comer.
La lactancia materna ofrece el marco ideal para la estimulación y el contacto y la leche materna se digiere más fácilmente, lo que hace que el bebé esté más horas despierto y haya más oportunidades para estimularlo.
Cuidados: ofrecer el pecho de 8-12 veces/día, las posiciones verticales los mantienen más alerta, cambiarlos de pecho cuando pierdan interés en la succión, y estimularles (no abrigarlo demasiado, hablarle, cambiarle el pañal, refrescarle la carita…)
• Sistema inmunológico: inmunidad celular y humoral alterada, mayor susceptibilidad a infecciones sobre todo respiratorias e intestinales.
Cuidados: lavados de suero fisiológico de la boca y nariz antes de la toma les permitirán respirar mejor.
• Sistema cardiovascular: entre un 35 y un 50% presentan anomalías congénitas lo que hace que se cansen antes y presenten fatiga.
Cuidados: Vigilar la fatiga del bebé y tener paciencia. Tomas cortas y frecuentes. Si el bebé precisa mayores aportes energéticos o restricción de volumen extraer la leche manualmente y administrarle la parte final y si no es posible una succión eficaz, extraer la leche y ofrecerla con cucharilla, vasito o biberón.
Existe la creencia de que amamantar consume más energía que dar biberón pero investigaciones recientes indican lo contrario. Durante el amamantamiento la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria permanecen estables y presentan mejores saturaciones de oxígeno. La lactancia materna está especialmente recomendada por ser baja en sodio, fácilmente digerible y con alta capacidad inmunitaria, siendo menos frecuente la contaminación que al preparar un biberón.
La lactancia materna es un reto difícil en éste colectivo pero sus múltiples ventajas hacen que debamos esforzarnos para promoverla y hacer de este reto un logro.