Un TC (tomografía computarizada), TAC o escáner, es el equipo que se utiliza para realizar procedimientos diagnósticos, escaneando las diferentes partes del cuerpo mediante la combinación de rayos X y tecnología informática.
En los últimos años ha habido muchos avances informáticos que han conseguido reducir de manera importante el tiempo de los estudios y aumentado la calidad de las exploraciones. Actualmente el tiempo de duración de una prueba va desde los 5 minutos en un estudio sin contraste, hasta los 20 minutos cuando se realiza con contraste.
Estos procedimientos se llevan a cabo en el servicio de radiodiagnóstico de un hospital, donde también se realizan radiografías simples, estudios de resonancia magnética, ecografías o mamografías, entre otras cosas.
El tipo de pacientes que normalmente acude a realizarse un TC son enfermos ambulatorios, ingresados en plantas, y pacientes de unidades especiales como UCI o urgencias. Esta prueba se realiza para detectar lesiones internas, infecciones, tumores, sangrados, controlar enfermedades o guiar procedimientos, entre otras. La realización de un TC supone cierta dosis de radiación para el paciente, pero el beneficio que proporciona a la hora de ofrecer un diagnóstico, supera los riesgos de esta irradiación, por lo tanto está justificada su realización.
El médico solicitante de la prueba facilita al paciente toda la información necesaria para que conozca en qué consiste la prueba, cómo se va a llevar a cabo, y los riesgos y beneficios que puede conllevar. El paciente dará su visto bueno a la realización del TC mediante la firma de un consentimiento informado, especialmente cuando la prueba requiere la administración de contraste intravenoso.
¿Cómo va a transcurrir la prueba?
Como preparación previa, se indica al paciente que no coma ni beba nada durante las cinco horas previas a la prueba. En estudios de abdomen, generalmente, se le solicita al paciente que acuda una hora antes de la prueba, por si tuviera que beber agua o contraste oral por indicación del facultativo, para la correcta realización del estudio.
El proceso entero, desde que el paciente entra en la sala de exploración hasta que sale suele ser de unos 15-20 minutos. En ese tiempo el paciente se desviste, se acomoda en la mesa, se canaliza una vía para el contraste, se realiza la prueba y se vuelve a vestir tras retirar la vía.
Una vez en la sala, el paciente se coloca en posición decúbito supino (tumbado boca arriba) sobre la mesa del equipo, intentando estar lo más cómodo posible. En la medida de lo posible hay que retirar los objetos metálicos de la zona de estudio para que no alteren la imagen que se obtiene. Aunque la exploración en sí misma no causa dolor, es posible que exista cierta incomodidad al tener que permanecer inmovil durante varios minutos, en muchas ocasiones con los brazos por encima de la cabeza. En la mayoría de los estudios también es necesario mantener la respiración durante unos segundos para evitar el movimiento.
Las partes del cuerpo que se estudian con más frecuencia son el cráneo, el abdomen y el tórax. Muchas veces para que se vean mejor las estructuras de estas zonas es necesario introducir un medio de contraste, que tiña estas estructuras y facilite el diagnóstico.
El contraste la mayoría de las veces se introduce de manera intravenosa, mediante una vía. Cuando el contraste entra en el cuerpo, el paciente puede sentir calor, sabor metálico en la boca o ganas de orinar. Ocurren durante los primeros segundos, pero desaparecen enseguida.
Tras finalizar la prueba se recomienda al paciente beber abundantes líquidos las siguientes horas para facilitar la eliminación del contraste administrado, ya que se elimina por la orina. Y hacer vida normal. Las imágenes que se han adquirido en la prueba se envían a la Historia Clínica del paciente. Desde ahí el médico especialista en radiodiagnóstico las informará en un breve periodo de tiempo, y enviará el resultado al médico que ha solicitado la prueba para que éste pueda informar al paciente.
AUTORES
Julia Viscarret Recalde, Diego Cortés Erice y Aintzane Pérez Martín. Técnico Superior en Imagen para el
diagnóstico y medicina nuclear.
Itsaso Larramendi Samanes. Enfermera y Técnico Superior en Imagen para el diagnóstico y medicina nuclear.
Hospital Universitario de Navarra