La gripe es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta a las vías respiratorias. Se transmite muy fácilmente a través del aire, así como por contacto físico, lo que propicia su aparición como epidemia durante los meses de invierno, afectando cada año a cerca de 3-5 millones de personas en todo el mundo y causando entre 250.000-500.000 fallecimientos.
¿Cuáles son sus síntomas y cómo la combatimos?
Los síntomas que se presentan son fiebre, tos, dolor de garganta, aumento de mucosidad, dolor muscular y de articulaciones, cefalea y malestar.
Aunque el tratamiento para un episodio de gripe común suele centrarse en reducir los síntomas, puede llegar a requerir hospitalización en los casos más severos. Por ello, la medida más eficaz es prevenir la gripe mediante la vacunación, especialmente en aquellos pacientes susceptibles de presentar complicaciones por tener otras enfermedades que interactúen con ella o en pacientes de edad avanzada.
¿En qué consiste la vacuna?
Las vacunas son un procedimiento de prevención de enfermedades que proporciona inmunidad a nuestro organismo, “entrenándole” para hacer frente a una determinada enfermedad.
En el caso del virus de la gripe es algo más complejo que en otras enfermedades, ya que el virus reaparece cada año presentando numerosas mutaciones genéticas, que son causa de que la enfermedad presente una duración e intensidad variables cada vez. Es por esto que, cada año, se realiza una nueva campaña de vacunación en la que todos los pacientes considerados de riesgo deben vacunarse nuevamente ante esta enfermedad.
Para que dichas campañas sean lo más efectivas posibles, la Organización Mundial de la Salud publica anualmente la composición recomendada para la vacuna, debiendo ser aprobada por las autoridades sanitarias de cada país o región.
¿Puede la vacuna hacer que enferme?
Esta pregunta fue realizada dentro de una encuesta a los pacientes de dos Centros de Salud del Sector Zaragoza I durante la campaña de vacunación del año 2017, hallándose cerca de un 20% de pacientes que creían que la vacuna sí puede producir la enfermedad.
Sin embargo, la auténtica respuesta es NO. La vacuna de la gripe se prepara con cepas inactivadas (muertas) del virus, por lo que es una creencia falsa que pueda transmitir la enfermedad. Además, tiene muy buen perfil de seguridad, con efectos secundarios frecuentes a nivel local de la inyección (escozor y/o dolor), y poco frecuentes generales (fiebre, malestar o dolores musculares), siendo más habitual encontrar estos últimos en menores de 12 años y en vacunados por primera vez.
¿Cómo sé si debo vacunarme?
Los costes que supone realizar esta campaña cada año hace imposible que el programa de vacunación alcance a toda la población, es por ello que dichas campañas van dirigidas fundamentalmente a las personas que tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones graves o a aquellas que puedan transmitir la enfermedad a estas primeras.
El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud define cuáles son los grupos considerados de más riesgo. Para la campaña del año 2017 el Gobierno de Aragón, basándose en dicha definición, consideró como prioritarios los siguientes: (Ver Figura 1)
En cuanto a las personas más susceptibles de transmitir la enfermedad a estos grupos que acabamos de nombrar, el Gobierno de Aragón identifica al personal de centros sanitarios, de residencias y de centros de atención a personas mayores o enfermos crónicos. También incluye a los cuidadores principales de estas personas y los profesionales de servicios esenciales a la comunidad.
Las fechas en las cuales se realiza la campaña de vacunación coinciden con el último trimestre del año. Durante ese periodo, los pacientes susceptibles de ser vacunados son informados de su disponibilidad, beneficios y/o riesgos mediante distintos métodos de promoción con el fin de que acudan a sus respectivos centros de referencia para que les sea administrada la dosis correspondiente.
Dos de estos centros son los centros urbanos de Actur Norte (AN) y Actur Oeste (AO), pertenecientes al Sector Zaragoza I, que fueron sometidos a estudio analizando sus tasas de vacunación durante las campañas realizadas entre los años 2011 y 2017. Los datos valorados evidencian un incremento de un 6,1% y 2,6% respectivamente del porcentaje de pacientes vacunados con el paso de los años, lo que permite pensar en una efectividad cada vez mayor de estas campañas. (Ver Figura 2).
Centrándonos sólo en los pacientes de riesgo, se analizó el índice de vacunación agrupando todos los años y se obtuvo un porcentaje de vacunados del 35,9%, lo que significa que más de la mitad de la población de riesgo sigue sin vacunarse a día de hoy.
De estos grupos, los que más se vacunan son los mayores de 65 años (48,72% entre todos los años estudiados), seguidos por los pacientes con EPOC (39,42%), los inmunodeprimidos (37,6%) y los pacientes con cardiopatías (35,96%). El grupo que peor cobertura demuestra es el de las embarazadas (3,91%).
La realización de este estudio también tenía como objetivo conocer la satisfacción de los usuarios sobre la campaña y los métodos de captación empleados. Para ello, se entregó una encuesta a todos los pacientes que acudieron a vacunarse durante esta campaña a los dos centros ya citados.
La edad media de los encuestados fue de 61,89 años, perteneciendo más de la mitad (58,8%) al grupo de mayores de 65 años. La edad media de los restantes pacientes (menores de 65) fue de 44,81 años. La distribución en cuanto a sexo fue muy similar, habiendo respondido un 52,1% de hombres y un 47,9% de mujeres.
Los pacientes de ambos centros demostraron una satisfacción general con el funcionamiento de su centro y los tiempos de espera, siendo un 85,3% los que contestaron positivamente. De igual manera, los pacientes afirmaron en su mayoría no tener dificultades a la hora de solicitar la cita, únicamente un 8,3% refirieron haber tenido problemas para ello.
Otra pregunta que se planteó fue si los pacientes habían sufrido alguna vez alguna reacción adversa tras recibir la vacuna. El resultado fue que sólo un 6,8% reconocieron haberlas tenido, demostrando el buen perfil de seguridad de la vacuna que se ha mencionado previamente en este artículo.
En conclusión
La gripe es una enfermedad que puede afectar de manera importante a la calidad de vida de las personas que la sufren. Los intentos actuales de combatirla mediante la promoción de la salud y las campañas de vacunación han demostrado un progreso en la lucha contra esta enfermedad, con una buena aceptación general por parte de los usuarios; si bien es cierto que se deben seguir buscando nuevos métodos que mejoren aún más su efectividad, con el objetivo de llegar a un número aún mayor de pacientes de riesgo.
Además, el desconocimiento sobre la enfermedad y la vacuna puede llevarnos a tener creencias erróneas con respecto a estas, como por ejemplo el pensamiento de que por vacunarnos podemos enfermar. Por ello, es responsabilidad tanto de los propios pacientes como de los profesionales sanitarios el asegurarse que se comprenden todos los aspectos relativos a este tema: tanto la importancia de la vacunación, como los riesgos que entraña o las consecuencias de no realizarla.