El yodo radiactivo, también denominado yodo 131 (I-131) es un isótopo radiactivo capaz de destruir las células del tiroides. Se utiliza en el tratamiento de pacientes con enfermedades de tiroides (benignas como el hipertiroidismo o malignas como el cáncer diferenciado de tiroides) y recientemente en el diagnóstico y tratamiento del neuroblastoma.
La incidencia del cáncer de tiroides en Navarra ha aumentado en los últimos 30 años en ambos sexos. Supone alrededor del 1,5% de los nuevos diagnósticos de este tipo de enfermedad en Europa. Desde 1990 se ha convertido en el cáncer que se ha incrementado más rápido en mujeres, siendo el quinto más común en ellas. En Navarra se registra una media de 40 casos nuevos de carcinoma diferenciado de tiroides al año. Puede aparecer a cualquier edad, aunque el pico de incidencia se produce alrededor de los 40 años, en las mujeres y de los 50 a los 60, en varones. En cuanto al sexo hay una tasa más elevada en las mujeres que en los hombres.
Dos habitaciones de alta seguridad
Las razones del aumento de la incidencia no están claras, aunque apuntan a la posibilidad de que con el empleo cada vez más frecuente de las modernas pruebas de imagen, se esté produciendo una “sobredetección” de tumores de pequeño tamaño.
El Complejo Hospitalario de Navarra ha habilitado dos habitaciones de alta seguridad radiológica acondicionadas para los pacientes con cáncer diferenciado de tiroides (papilar que es el más frecuente y folicular) y que requieren el suministro de yodo 131, una sustancia radioactiva que se utiliza en tratamiento postquirúrgicos.
Las habitaciones ubicadas en la Unidad de Oncología y Endocrinología C2 han sido dotadas de equipamiento específico para la gestión, recogida, tratamiento y evacuación controlada de los residuos radiactivos líquidos y sólidos que se generan con cada tratamiento.
Las habitaciones disponen de una antesala, un baño individual especialmente equipado, un cuarto de residuos sólidos y una zona de lavado para el personal sanitario con ducha incorporada.
El I-131 se administra en el hospital, en forma de cápsula vía oral y el paciente debe permanecer ingresado y en aislamiento entre dos y cuatro días para evitar que contamine a otros.
El ingreso hospitalario de estos pacientes es para evitar la radiación a personas de su entorno y realizar la correcta recogida de los residuos radiactivos.
Parte del yodo radiactivo queda retenido en el organismo y otra parte se elimina por orina, mayoritariamente y también por saliva y sudor. Por ello, se debe de tomar una serie de medidas de seguridad para evitar la radiación.
Por cuestiones de seguridad, hay determinadas personas que deben evitar el tratamiento con yodo radiactivo:
• Embarazadas o lactantes o mujeres que planean un embarazo en los próximos 6 mese.
• Personas que no puedan seguir las precauciones de seguridad por la radiación.
• Niños pequeños que no hayan probado otras opciones de tratamiento antes.
• Algunas personas con oftalmopatía de Graves (oftalmopatía tiroidea) por riesgo de que empeore.
El Servicio de Radiofísica y Protección Radio-lógica es el encargado de medir la radiactividad tanto del paciente como de los enseres y de las personas que le rodean y atienden durante el ingreso. También de establecer y supervisar todas las medidas de seguridad radiológicas necesarias, de determinar el momento en el que el paciente puede ser dado de alta sin suponer un riesgo y de la formación en materia protección de todo el personal encargado de las habitaciones.
Todo el personal del Servicio de Endocri-nología del Complejo Hospitalario de Navarra ha sido formado sobre los procedimientos de trabajo y la protección radiológica.
Tendrán que llevar un dosímetro que controlará constantemente la dosis de radiación a la que se está expuesta quedando registradas en su historial médico. El historial dosimétrico contendrá las dosis mensuales, las dosis acumuladas en cada año oficial y las dosis acumuladas durante 5 años.
Riesgos y efectos secundarios
El paciente tratado con yodo radiactivo emitirá radiación por algún tiempo después de recibir la terapia.
Los efectos secundarios a corto plazos pueden ser:
•Hinchazón y dolor al palpar el cuello.
•Náuseas y vómitos.
•Hinchazón y dolor en las glándulas salivares.
•Sequedad bucal.
•Cambios en el gusto.
•Masticar un chicle o chupar un caramelo puede ayudar con los problemas de la glándula salivar.
•En algunas personas, el tratamiento con yodo radiactivo también reduce el lagrimeo lo que provoca sequedad en los ojos.
Conclusion
A pesar del riesgo de irradiación y contaminación, la terapia con yodo radiactivo mejora la tasa de supervivencia de los pacientes con cáncer tiroideo.
Este tratamiento requiere de unas medias de protección para evitar la irradiación como son la limitación en el tiempo de exposición, la distancia cuanta más distancia con el paciente menos irradiación y, la mampara plomada.
El Servicio de Endocrinología está integrado por un equipo interdisciplinar que trabajan de manera conjunta para ofrecer a los pacientes el tratamiento más adecuado y seguimiento continuo para lograr los objetivos deseados. La explicación de estos consejos resulta de gran ayuda para los pacientes fomentando la seguridad ante la protección radiológica.
BIBLIOGRAFÍA
- Brose MS, Nutting CM, Jarzab B, et al. Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differentiated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial.Lancet 2014; 26:319-28.
- Pitoia Fabián, Cavallo Andrea. Cáncer de tiroides en búsqueda del tratamiento individualizado. MEDICINA 2012;72:503-513
- Guía formativa de endocrinología y Nutrición. Comisión de Docencia. Complejo Hospitalario de Navarra.
- Guía para el paciente: Cuidados tras administrar yodo. Clínica Universidad de Navarra.