Uso de protectores en un servicio de radiodiagnóstico


Ana Burriel Iturzaeta, Natalia Garrido Rosa, Tamara Serrano Ciudad, María Ramos Delgado y Rocío Garrido Vela

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En los días 21 y 22 de Diciembre de 2021 se publicaron en las revistas Physica Medica, Insights into Imaging y Radiography un documento donde actualizan el uso de protectores gonadales directos sobre pacientes, sometidos a exploraciones de radiodiagnóstico, en donde se desaconsejan el uso de protectores contra la radiación, ya que se pueden mover durante la exploración y ocultar patologías y, si el protector está dentro de la zona a explorar puede provocar artefactos.

Sólo en situaciones puntuales es recomendable el uso de dichos protectores como:
• En pacientes con una alta dosis de radiación acumulada.
• Pacientes con ansiedad.
• En pacientes con antecedentes de mayor susceptibilidad a la radiación.

Debido a las mejoras en los equipos el riesgo en las dosis de radiación es muy pequeño comparado con el detrimento que puede causar un protector mal puesto, que supondría repetir la prueba con doble radiación para el paciente. En un estudio realizado en Reino Unido en 100 niños de 16 años, en 9 centros distintos, se estima que solo un 38% de las veces el protector estaba correctamente colocado en radiografías de pelvis.
El uso de blindajes directos no es eficaz para reducir la radiación en los tejidos no expuestos directamente, ya que la radiación es recibida desde el interior del organismo y el uso de la protección externa no impide esta radiación.
Lo protectores también interfieren en la exposimetría automática haciendo una mala lectura de ésta y dando más radiación de la necesaria.
La mejor protección radiológica es una adecuada elección de la técnica.

El decálogo de buenas prácticas del servicio madrileño de salud (SERMAS), en radiología intervencionista, aconseja:
1. Verificar el nombre apellidos y la prueba que se va a realizar; en mujeres en edad fértil preguntar si habría posibilidad de estar embarazadas.
2. Minimizar el tiempo de fluoroscopia, maximizar la distancia entre el tubo de rayos X y el paciente, minimizar la distancia entre el paciente y el receptor de la imagen.
3. Trabajar en modos de escopia de baja dosis.
4. Usar fluoroscopia pulsada lo más baja que razonablemente sea posible.
5. Variar el ángulo de incidencia del haz de rayos x, intentando no radiar siempre la misma zona.
6. Evitar proyecciones oblicuas ya que incrementan el campo de radiación.
7. Evitar usar lupas ya que aumentan exponencialmente la radiación.
8. En pediatría utilizar inmovilizadores o sedación si fuera indicado para la prueba.
9. En pediatría usar protocolos según rango de peso y colimar siempre en dirección caudo-craneal.
10. Actualizar periódicamente los conocimientos en protección radiológica y exigir a los trabajadores formación previa antes de utilizar una nueva técnica radiológica.

 

 

AUTORES

Ana Burriel Iturzaeta. Técnico superior en imagen para diagnóstico y Medicina Nuclear. Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
Natalia Garrido Rosa, Tamara Serrano Ciudad, María Ramos Delgado y Rocío Garrido Vela. Técnico superior en imagen para diagnóstico y Medicina Nuclear. Hospital Universitario de Navarra