La celiaquía es una enfermedad que se desencadena al consumir gluten, una proteína presente en trigo, cebada y centeno.
Se estima que en Europa la padece el 1% de la población, siendo más frecuente en mujeres. En los pacientes con celiaquía el gluten provoca la activación del sistema inmune, que daña el intestino delgado dificultándole absorber los nutrientes. Esto puede llegar a provocar complicaciones como anemia, desnutrición severa, osteoporosis grave e incluso cánceres si no se diagnostica a tiempo.
Sin embargo, aunque su principal implicación es para la salud, su impacto se extiende mucho más allá del ámbito sanitario. Ser celíaco no significa únicamente dejar de comer pan, sino que consiste en vivir leyendo etiquetas, preguntando ingredientes, y planeando cada salida con estricta organización. El gluten puede esconderse en lugares inesperados, como medicamentos, pasta de dientes o chicles, y su perjuicio, si es a pequeñas dosis, puede no detectarse fácilmente.
A día de hoy existe una normativa europea que obliga a indicar si un producto contiene gluten. Si aparece la mención “sin gluten”, significa que tiene menos de 20 partes por millón de esta proteína, lo cual es seguro para celíacos. La etiqueta “muy bajo en gluten”, aunque legal, no es recomendable, ya que puede superar ese umbral. A pesar de ello, salir a cenar con amigos, asistir a una boda o hacer un viaje implica incertidumbre y ansiedad. ¿Habrá comida sin gluten? ¿Conocen la contaminación cruzada? ¿Cómo se dice celiaco en francés? Estas dudas llevan a muchos celíacos a evitar situaciones sociales, viajes, o a sentirse incómodos al pensar que condicionan las elecciones de sus familiares y amigos a la hora de comer.
Afortunadamente la oferta de productos y menús adaptados cada vez es mayor, al igual que debería serlo la conciencia social. Su visibilización y la educación desde la infancia es el primer paso, enseñando a la población su existencia y la importancia de la detección temprana de síntomas (no en vano el 75% de los pacientes están sin diagnosticar, al existir indicios muy diversos y poco conocidos).
En nuestra comunidad, la Asociación de Celíacos de Navarra ofrece asesoramiento nutricional, listas de productos y establecimientos seguros, formación para profesionales y apoyo emocional. En cada comunidad autónoma existe una entidad similar, y a nivel nacional, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) coordina y defiende los derechos del colectivo.
Vivir con celiaquía implica estar alerta, sí, pero no estar solo. Con información y apoyo, una vida sin gluten puede ser tan completa como cualquier otra.
AUTORES:
Ainara Baines García. Médico adjunto de Digestivo en el Hospital Reina Sofía de Tudela.
Miriam Bragado Pascual. Médico adjunto de Digestivo en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca.
Laura Echeverría Esandi. Médico adjunto de Pediatría en el Hospital Universitario de Navarra.
Miguel Cova Chinea. Médico adjunto de Digestivo en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria de Tenerife.
Clara Ramos Belinchón. Médico adjunto de Digestivo en Edinburgh IBD Unit Western General Hospital