La actual prevalencia de la obesidad (especialmente en la infancia) es un problema grave a nivel mundial. Su tendencia ascendente durante las dos últimas décadas ha provocado que se empiece a hablar de obesidad epidémica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay en todo el mundo al menos 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso. Esto es debido al mal hábito en la alimentación infantil y al aumento del sedentarismo.
Las consecuencias nocivas de esta enfermedad se pueden ver a corto plazo a través de problemas psicológicos durante la edad escolar: como la baja autoestima o rechazo social y a largo plazo, en la edad adulta, cuando aparecen problemas físicos importantes como la diabetes, hipertensión, cardiopatías, etc.
El tratamiento es fácil y básicamente consiste en cambios de conducta en la alimentación y aumento de la actividad física de nuestros niños.
Aumento de la obesidad infantil
La obesidad infantil es uno de los grandes males endémicos que padece la sociedad del siglo XXI. En pocos años se ha pasado de una incidencia mínima a que gran parte de la población infantil padezca esta enfermedad.
Se trata de una de las enfermedades más usuales y que además en la mayoría de los casos tiene un fácil tratamiento para su eliminación. Sin embargo el estilo de vida actual conduce inexorablemente a que el problema de la obesidad infantil no sea sólo un problema actual, sino que está continuamente aumentando en el mundo.
Los malos hábitos adquiridos durante la infancia pueden producir consecuencias graves en el niño. Muchas veces los padres no tratan al niño que sufre de obesidad infantil porque creen que el niño dejará de serlo sin tratamiento al llegar a la edad adulta; sin embargo la realidad es diferente. A mayor tiempo que el niño tenga el sobrepeso, mayor la probabilidad de que este estado continúe hacia la adolescencia y la etapa del adulto.
Sobrepeso y obesidad
Obesidad infantil es el porcentaje de grasa excesivo en el cuerpo de los niños y niñas (incluyendo bebés). Habitualmente se considera obesidad infantil cuando el niño supera el 20% de su peso ideal. Hasta el 20% se considera simplemente sobrepeso.
Entre los niños que empiezan con obesidad entre los seis meses y siete años de vida el porcentaje de los que seguirán siendo obesos en la edad adulta es de un 40%, mientras que para los que comenzaron entre los diez y trece años las probabilidades son del 70%, porque las células que almacenan grasa (adipocitos) se multiplican en esta etapa de la vida por lo cual aumenta la posibilidad del niño de ser obeso cuando adulto.
Ingesta excesiva de grasas y azúcares
La causa más importante de la obesidad infantil, es la ingesta excesiva de grasas y azúcares. Además de este exceso de nutrientes existe un desequilibrio en el gasto energético, ya que, por lo general son niños sedentarios que no gastan suficiente energía al día lo que produce que esa energía se deposite en forma de grasa en el cuerpo.
La conducta alimentaria es determinante en el proceso de aumento de peso. Estos niños por lo general comen de forma acelerada lo que aumenta la probabilidad de incrementar el peso. Inclusive son niños que comen aún cuando han alcanzado la saciedad.
Otros factores que pueden desencadenar la obesidad son:
• Factores hereditarios. Se ha demostrado una cierta relación familiar. El riesgo de llegar a ser obeso aumenta cuando los miembros de la familia son obesos. Sin embargo, aunque se sabe que existe ese factor genético que predispone a la obesidad, también se sabe que, el niño que tiene padres con sobrepeso repetirá patrones alimentarios inadecuados que hará que sufra también de sobrepeso.
• Factores Hormonales. Algunos desordenes hormonales se han relacionado con la obesidad, dentro de esas hormonas están: Insulina, Hormona del crecimiento, leptina, hormonas esteroideas y las hormonas tiroideas.
• Factores Psicosociales y ambientales. Es probable que si el niño come por ansiedad será porque existe un problema familiar de fondo (desunión familiar, alcoholismo etc.). Inclusive puede ser que el niño presente problemas en su centro educativo que lo hagan sufrir de ansiedad. También ocurre que los padres suelen sobrealimentar a sus hijos como una forma de disipar sus culpas. Se ha visto que los padres obesos sirven raciones mayores que los no obesos.
Índice de masa corporal
Hace algunos años los servicios de salud trabajaban con tablas de altura/peso estándares mundiales, pero ello conducía a muchos errores de diagnóstico. Para realizar el diagnóstico podemos usar el índice de masa corporal (IMC), que tiene en cuenta la relación altura-peso del individuo. Suele ser usado generalmente en adultos, porque en niños tiene algunas deficiencias ya que no tiene en cuenta el desarrollo del niño.
El IMC se calcula como el peso dividido por la altura en centímetros al cuadrado.
• Se considera un IMC normal si el resultado está entre 19 y 25.
• Se considera sobrepeso si el IMC supera los 25.
• Se considera obesidad si el IMC supera los 30.
Los especialistas médicos, como puede ser su médico de cabecera, tomará en cuenta otros muchos factores, como pliegues, densitometría, RNM, sexo, diámetro pectoral, diámetro de la cintura, diámetro de caderas, etc.
Evolución del IMC en un niño:
• Aumenta durante el primer año de vida.
• Disminuye hasta los 5 años, dado que en este periodo se produce el crecimiento máximo.
• Aumenta de nuevo a partir de los 6-8 años, periodo que se conoce con el nombre de “rebote adiposo”.
La edad del rebote adiposo sirve como señal predictiva del riesgo de obesidad. Se trata de la edad en la cual la curva del IMC está a su nivel más bajo. Cuanto más rápido se alcance el rebote, más elevado es el riesgo de llegar a ser obeso. Esta es una de las razones por las que el seguimiento y el control de la corpulencia de cada niño son imprescindibles.
Consecuencias
La obesidad infantil conlleva la aparición inmediata de problemas tanto físicos como psicológicos/sociales. Sin embargo, y más allá de los problemas triviales que causa a corto plazo, los mayores problemas se dan en la edad adulta, entre otros muchos el acortamiento de la edad de esperanza de vida así como una deficitaria calidad de vida.
Problemas físicos:
• Hipertensión (tensión arterial alta).
• Aumento de los niveles del colesterol y triglicéridos (dislipemia).
• Glucosa alta en sangre (diabetes)
• Problemas respiratorios al dormir (apneas de sueño). Esto puede causar fatiga diurna o somnolencia, atención deficiente y problemas en el trabajo.
• Problemas óseos y articulares (osteoartritis).
• Infartos cardíacos por cardiopatía coronaria, insuficiencia cardiaca congestiva y accidente cerebrovascular en la edad adulta.
Problemas psicológicos:
• Baja autoestima.
• Bajos resultados en el colegio.
• Un cambio en la auto-imagen, particularmente durante la adolescencia.
• Introversión, a menudo seguida de rechazo social.
• Acoso escolar (bullying).
Tratamiento
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la agricultura y los alimentos (FAO) una alimentación rica en grasas y azúcares, porciones grandes de alimentos y bajo consumo de hortalizas, frutas y fibra en general; sumado al sedentarismo, es lo que da origen a esta epidemia mundial que no discrimina por sexo, edades ni nivel socioeconómico. Por lo que el tratamiento básicamente consiste en cambios de conducta en la alimentación y actividad física.
Sin embargo, es importante que el tratamiento de la obesidad infantil lo trate primeramente con un profesional de la salud que le adecue al niño una dieta equilibrada, de acuerdo a la edad del niño, sexo, estatura y no ponga en riesgo la salud del niño pero sobretodo su crecimiento y desarrollo.
• Las recomendaciones para niños mayores de 2 años son las mismas que para los adultos: no más de 30% de las calorías totales diarias proveniente de grasas. La alimentación del niño obeso debe incluir las necesidades nutricionales para el crecimiento. No se debe restringir ningún nutriente ya que esto comprometerá su salud, pero tampoco usar la comida como premio.
• En el tratamiento de la obesidad infantil los cambios deben de ir enfocados a evitar comidas con excesiva cantidad de grasas, azúcares y se debe evitar las calorías vacías (que no aportan ningún nutriente importante).
• Escoger alimentos frescos como frutas y vegetales, alimentos integrales, carnes y pescado bajos en grasa.
• Se debe hacer un cambio progresivo en relación a los hábitos alimentarios (orden y distribución de las comidas, tamaño de las porciones, etc.).
• Se deben hacer todos los tiempos de comida. Hasta 6 al día. Desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Por ninguna razón se debe eliminar las 3 comidas principales, desayuno, comida y cena.
• El tratamiento de la obesidad infantil debe ser una tarea que implique un trabajo conjunto con el profesional de salud y toda la familia, ya que el tratamiento se basa en la modificación de los estilos de vida, lo que implica la alteración de sus hábitos alimentarios y físicos.
• Se debe estimular el movimiento en las actividades cotidianas para ir alejándose del sedentarismo poco a poco, hasta que el niño lo transforme en hábito y lo pueda mantener en el tiempo. Para estimular la actividad física en el niño, debe buscar actividades atractivas e interesantes para él, adaptado a su edad: fútbol, ciclismo, natación.
Conclusión
Para evitar ésta epidemia deberemos fomentar desde la edad infantil los buenos hábitos alimentarios (ingerir abundante fruta y verdura así como limitar el consumo de grasas saturadas como la bollería industrial) y evitar el sedentarismo con la realización de ejercicio físico adecuado a cada edad.
(Ver Bibliografía: www.zonahospitalaria.com)
BIBLIOGRAFÍA
- Obesidad infantil [acceso13/04/16] Disponible http://www.webconsultas.com/categoria/salud-al-dia/obesidad-infantil
- Obesidad infantil [acceso13/04/16] Disponible en: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/007508.htm
- Campaña actívate [acceso13/04/16] Disponible en http://www.msssi.gob.es/campannas/campanas14/movimientoActivate.htm