A día de hoy cuando la importancia del diagnóstico precoz tiene más relevancia que nunca se menciona al olfato y sus alteraciones como un importante marcador de sospecha en el debut de variadas patologías que abarcan desde obstructivas, inflamatorias, infecciosas, autoinmunes, neurodegenerativas hasta neoplásicas.
Este olvidado sentido ha tomado gran relevancia en el contexto de la infección por el coronavirus SARS CoV-2, en algunos casos (hasta el 80%) ha sido relacionado con alteración súbita en la funcionalidad de éste sentido y en algunos medios ha hecho pensar que la presencia de modificaciones en el sentido del olfato sin signos o síntomas de obstrucción nasal podrían valorarse como un marcador precoz de enfermedad y facilitar el diagnóstico temprano de la infección y así evitar la tan temida COVID 19.
Recuerdo anatomofisiológico
Partiendo del hecho de que hay aún mucho desconocimiento respecto al estudio del olfato debido a que este es un sentido subjetivo y difícil de cuantificar, se intentará sintetizar en breves rasgos la anatomía y fisiología del olfato.
La membrana olfatoria es la zona de epitelio nasal de aproximadamente 2.4cm2 ubicada en el techo de cada fosa nasal y distribuida desde la parte más alta del tabique en forma de cúpula hasta la porción más alta del dorso del cornete medio.
Esta membrana es donde se encuentran los receptores del olfato que son alrededor de 100 millones de células en donde se realiza la transformación de señales químicas, originadas por sustancias volátiles, en eléctricas que a continuación continúan su ascenso dentro del sistema nervioso central.
Cuando una partícula odorífera estimula el sistema de recepción del olfato aproximadamente el 50% de los receptores se adaptan al estímulo en el siguiente segundo y progresivamente se van adaptando hasta que alrededor de los primeros 5 minutos se han adaptado casi en su totalidad dando la impresión de que el olor ha disminuido o nos hemos acostumbrado a él.
La función básica del olfato radica en permitirnos identificar peligros o contaminantes en el aire sin embargo interviene también en la capacidad para seleccionar alimentos, identificar potenciales parejas sexuales y modular la capacidad del sentido del gusto, por ello al alterarse suele dar la impresión de que también el gusto se altera, incluso se han documentado relaciones con la capacidad de memoria y emotividad.
Alteraciones en el olfato
Hay documentadas varias vías patológicas como causa de alteraciones en la olfación que se pueden clasificar en 3 grupos:
CONDUCTIVA: desviaciones septales, poliposis nasosinusal, tumores en las fosas nasales, inflamación con producción de moco o edema de la mucosa, etc.
NEUROSENSORIAL: post traumática, post viral, genética, lesiones intracraneales, etc.
MIXTA: combinaciones de dos o más causas de los otros grupos.
Independientemente de la vía por la cual se genere la afección los tipos de disfunción descritos en el olfato pueden ser:
• Hiposmia: disminución de la capacidad de percibir los olores.
• Anosmia: ausencia completa de percepción del olor.
• Parosmia: alteración en la percepción de un determinado olor.
• Fantosmia: percepción de olor sin presencia de estímulo.
• Presbiosmia: deterioro de la capacidad olfativa asociada al envejecimiento.
• Hiperosmia: Aumento en la percepción de los olores.
• Agnosia olfativa: Incapacidad de reconocer estímulos olfativos percibidos.
Exploración del olfato
Dada la amplia variedad de posibles lesiones en el olfato y a la relativa dificultad en notar las deficiencias en el mismo es muy difícil estudiar objetivamente este sentido.
• Historia Clínica completa.
• Exploración ORL completa.
• Resonancia Nuclear Magnética: necesaria para valorar la vía olfativa ante todo paciente con sospecha de problemas neurológicos.
• Tomografía axial computarizada: para evaluar senos paranasales, cavidad nasal, huesos de base del cráneo…
La radiología simple aporta poca información, la evaluación rutinaria con imágenes no está recomendada salvo que la historia clínica así lo justifique.
• Olfatometría: Se presentan diferentes estímulos odoríficos mediante frascos o tiras, el resultado va a depender mucho de la colaboración, instrucción, edad y patologías asociadas del paciente. Una dificultad añadida es que también se puede estimular el nervio trigémino (sensitivo) y así confundir los resultados.
Incidencia
Una de cada 5 personas adultas sufre problemas de olfato. En estudios realizados en diferentes poblaciones y con grandes series de datos se ha identificado que según la edad hay una prevalencia de anosmia relativamente más alta en las mujeres que en los hombres.
Causas
• Infección respiratoria nasal.
• Rinosinusitis crónicas.
• Neoplasias intracraneales y nasales.
• Déficit cognitivo leve.
• Alzheimer.
• Parkinson.
• Demencia frontotemporal.
• Demencia vascular.
• Esclerosis múltiple.
• Desordenes psiquiátricos.
• Epilepsia.
• Enfermedades endocrinas.
• Enfermedades hepáticas y renales.
• Discinesia ciliar primaria.
• Envejecimiento.
• Consumo de fármacos múltiples.
• Exposición a tóxicos/drogas nasales.
• HIV.
• Déficit de Zinc.
• Síndrome de Kallman.
• Otras.
La asociación de alteraciones olfativas con las infecciones virales del tracto respiratorio superior ha sido ampliamente documentada siendo estas una de las causas más comunes de este fenómeno con hasta 1/3 del total de casos.
Las alteraciones post infecciosas del olfato muy generalmente se autolimitan con mejoría espontanea entre uno y tres dias cuando las condiciones de la mucosa nasal mejoran (14 días en estudios actuales con resultados preliminares específicamente relacionados con SARS CoV-2), sin embargo hay un pequeño grupo de pacientes generalmente femeninos entre 40-60 años que no recuperan la percepción de los olores pese a la mejoría de los otros síntomas, de este grupo aproximadamente hasta 2/3 presentan cierta mejoría con el paso de los años.
Respecto a la infección con SARS CoV-2 hay que recordar que los coronavirus son causantes de hasta el 15% de los resfriados comunes adquiridos en la comunidad generalmente de evolución muy leve, de todas las causas documentadas de alteraciones en el olfato hay hasta un 40% que son atribuidas o se estiman causadas por infecciones virales; actualmente hay varios grupos de investigadores en diferentes países buscando la posible relación de las alteraciones en el olfato en pacientes sin clínica nasal obstructiva en relación a determinar si este tipo de alteraciones podrían considerarse como marcadores aislados de infección por SARS CoV-2 lo que facilitaría una detección precoz y de esta manera contener la acelerada diseminación de esta actual infección pandémica.
El envejecimiento cerebral y las exposiciones ambientales podrían disminuir la capacidad regenerativa documentada en el nervio olfativo, en este contexto la edad se ha documentado con un riesgo de 1.55 veces más alto con cada 5 años de envejecimiento.
Tratamiento
Las alteraciones mecánicas que son la causa de las deficiencias conductivas del olfato deben ser tratadas según su origen con irrigaciones nasales con solución salina, esteroides tópicos sistémicos o cirugía. En determinados casos de rinosinusitis crónica refractaria a tratamientos con esteroides se ha aceptado la aplicación de tratamientos biológicos los mismos que aparte de mejorar la clínica obstructiva puede mejorar el olfato.
Las alteraciones neurosensitivas generalmente no tienen buena solución sin embargo estudios recientes han demostrado que la terapia con estimulación con olores usada diariamente por varios meses puede llegar a mejorar la calidad de la percepción de los olores.
Conclusión
El olfato es uno de los sentidos filogénicamente mas primitivos y es justamente por lo cual es tan difícil de individualizar ya que tiene múltiples relaciones con una muy variada cantidad de áreas del sistema nervioso central, actualmente hay un gran campo de investigación abierto tanto en modelos experimentales apoyados en el creciente desarrollo de la tecnología con la finalidad de encontrar el máximo número de asociaciones del olfato dentro del sistema nervioso central así como ofrecer opciones terapéuticas que puedan mantener o devolver la integridad a este tan misterioso sentido.
En el actual contexto de pandemia se debe contemplar la anosmia aguda aislada -sin otros síntomas virales, sin mucosidad y sin mejor causa que la justifique- como un posible síntoma atribuible al Covid-19, aconsejando, en esos casos, un aislamiento de 14 días, prestando atención y comunicando al médico el desarrollo de nuevos síntomas.