¿Cómo se clasifican las víctimas en las catástrofes?


Sara Sasal Pérez, Paola Gómez Ruiz, Irene Baniandrés Rodríguez, Silvia Rufas Luis, Guillermo Cabrero Pérez, Sonia Santafé López y Andrea García Fernández.

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A nivel sanitario, se considera catástrofe cuando el número de víctimas supera los recursos disponibles. En un contexto de estas características, es necesario realizar una clasificación de las víctimas para priorizar el orden de atención y de esta manera, poner orden al caos. A esta clasificación la llamamos triaje.

Realizar un buen triaje es esencial para reducir la mortalidad y las consecuencias a largo plazo de los supervivientes. Aunque existen más de 120 modelos de clasificación y tablas aceptadas de cómo realizar un triaje, todas ellas comparten características comunes: Es un proceso rápido, fácil de recordar, dinámico y continuo, y su objetivo será salvar el mayor número de vidas con los recursos disponibles.

En un incidente de múltiples víctimas, suele realizarse una clasificación por gravedad que será representada por 4 colores básicos. A las víctimas se les colocará una tarjeta en un lugar visible que permita a simple vista conocer qué nivel de atención se le ha asignado a esa persona. Así, de mayor a menor prioridad de atención, encontraremos los pacientes clasificados en ROJO, que serán aquellos en los que su vida corre peligro inminente, posteriormente encontraremos los pacientes AMARILLOS, que serán aquellos que, si bien no corre peligro inminente su vida, deberán ser atendidos con cierta celeridad para evitar empeoramiento o daño en miembros u órganos. El color verde se lo asignaremos a aquellas personas con heridas o traumatismos leves, que, si bien deben de ser atendidos, una demora de 6-8 horas en su atención es asumible con la lesión que presentan. El color NEGRO será el destinado a las personas ya fallecidas, aquellas por las que a nivel sanitario no podemos hacer nada, y que será manejado por las personas encargadas de identificarle, comunicar el deceso a las familias, y asegurar el trato más digno posible dentro de la situación en la que nos encontramos.

Inicialmente, en el mismo lugar de la catástrofe, el triaje suele ser llevado a cabo por personal no sanitario, pero con una formación básica en el tema, como podrían ser bomberos, personal de las fuerzas del orden… Así, el primer triaje responde a modelos básicos, fáciles de realizar y de recordar, y suele clasificar a las víctimas en función de su capacidad para caminar, para respirar adecuadamente o para responder órdenes sencillas.

Los pacientes son posteriormente trasladados al puesto sanitario avanzado, donde una persona sanitaria y entrenada para ello, realizará una clasificación más especializada.

Durante la realización del triaje, solo está permitido la realización de medidas salvadoras, como taponamiento de hemorragias o apertura de vía aérea, pero no se debe utilizar el tiempo para asistencia de las víctimas, ya que debemos intentar clasificar a todas las víctimas a la mayor celeridad posible para poder realizar la asistencia intentando salvar el mayor número de vidas con los recursos disponibles.

La clasificación en un nivel de triaje no es estanca, sino que se trata de un proceso dinámico en el que se tiene en cuenta que el paciente puede evolucionar, y se podría cambiar en ese caso el nivel de clasificación.

Aunque en este artículo se habla de la clasificación de las víctimas en las catástrofes, en nuestro día a día podemos ver que el triaje también se realiza en los servicios de urgencias de nuestros hospitales, donde se nos entrevistará inicialmente con el único objetivo de establecer la prioridad de atención en el servicio. El triaje utilizado en urgencias hospitalarias es mucho más completo y preciso que el utilizado en las catástrofes, sin embargo su sentido y utilidad es similar, ya que busca poder atender a todos los pacientes que acuden al servicio de urgencias en un tiempo razonable según el tipo de urgencia que presentan. Y es que en cualquier urgencia, la prioridad de atención es por gravedad, no por orden de llegada.

AUTORES:

Sara Sasal Pérez. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Paola Gómez Ruiz. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Irene Baniandrés Rodríguez. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Silvia Rufas Luis. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Guillermo Cabrero Pérez. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería. Hospital Sagrado Corazón de Jesús

Sonia Santafé López . Enfermera de Hospitalización en Medicina Interna. Hospital Universitario San Jorge. Huesca

Andrea García Fernández. Enfermera de Hospitalización en Cirugía general. Hospital Universitario San Jorge. Huesca