La colocación de una nefrostomía percutánea consiste en un procedimiento mínimamente invasivo que permite drenar la orina directamente desde el riñón al exterior. Se realiza comúnmente para aliviar la obstrucción del flujo urinario cuando la vía habitual de vaciado de la orina está afectada y la patología del paciente no permite la colocación de un catéter ureteral interno (catéter doble J).
Las principales indicaciones para una nefrostomía percutánea incluyen la obstrucción urinaria y las infecciones graves secundarias a dicha obstrucción. La uropatía obstructiva puede ser secundaria a múltiples causas como son los cálculos urinarios, los tumores de la vía urinaria o las estenosis del uréter o la unión pieloureteral. A su vez, tumores de origen no urinario pueden comprimir el uréter de forma extrínseca causando su obstrucción.
La colocación de una nefrostomía percutánea se realiza generalmente bajo anestesia local o sedación. Se emplean técnicas de imagen como la ecografía o la fluoroscopia para guiar una aguja delgada a través de la piel y el tejido hasta el riñón. Una vez que la aguja está en su lugar, se introduce una guía seguida de un catéter de nefrostomía, que se asegura en su lugar para permitir el drenaje de la orina hacia una bolsa de recolección externa.
Uno de los principales beneficios de la nefrostomía es el alivio rápido de los síntomas. El drenaje inmediato de la orina puede aliviar rápidamente el dolor y la presión causados por la obstrucción. De esta forma, conlleva una resolución inmediata del problema, algo imprescindible en las urgencias urológicas.
Aunque la nefrostomía percutánea es generalmente segura, como en cualquier procedimiento médico puede haber complicaciones. La complicación principal es el sangrado renal que normalmente no tiene repercusión clínica.
Después del procedimiento, los pacientes deben seguir ciertas pautas para asegurarse de que el catéter funcione correctamente y evitar infecciones:
- Higiene: mantener el sitio de inserción limpio y seco es crucial para prevenir infecciones.
- Revisiones Regulares: es importante realizar un seguimiento para evaluar la función del catéter y el estado del riñón.
- Cambio de Catéter: dependiendo de la duración del uso, el catéter puede necesitar ser reemplazado periódicamente.
AUTORES:
Pablo Oteo Manjavacas. Médico adjunto de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet.
Belén Miranda Alcalde. Médico adjunto de Pediatría. Hospital Universitario Miguel Servet.
Inés Giménez Andreu, Ana Aldaz Acín, Lydia García Fuentes, Jaume Monllau Espuis. Médicos Residentes de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet.
María Jesús Gil Sanz. Jefa de Servicio de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet.