La displasia de cadera es una alteración en la maduración del conjunto de elementos que forman la articulación de la cadera que puede provocar problemas de desarrollo en bebés desde dentro del útero, en el parto o poco después del nacimiento.
A pesar de ser una de las malformaciones congénitas más típicas en traumatología infantil y que más preocupa a los padres, un diagnóstico rápido y temprano pueden conseguir un 95% de éxito en el tratamiento conservador y evitar problemas mayores como la cirugía.
Para esto se han estudiado varios factores de riesgo:
• Antecedentes familiares
• Género Femenino
• Embarazo múltiple o gemelar.
• Posición podálica (nacimiento de nalgas)
• Edad materna avanzada.
• Primer hijo (por rigidez del útero)
• Anomalías ortopédicas por mal desarrollo
Más probabilidad en niñas que en niños
Además, se han analizado unos valores estadísticos en los que se ha visto que es más probable en niñas que en niños en una relación de 8 de cada 10 casos. Del 73% de los casos con displasia, el 67% son izquierdas y únicamente el 6% son derechas. El 27% restante se da en ambas caderas.
Gracias a estos análisis se ha podido desarrollar un sistema de detección precoz llamado “screening”. El método diagnóstico elegido en este caso es la ecografía, ya que se trata de un método seguro de imagen, no invasivo, que permite visualizar todas las estructuras de la cadera (hueso, tejido cartilaginoso, tejido conjuntivo y tejido fibrocartilaginoso). Se hará en caso de que el bebé tenga al menos dos de los factores de riesgo para el desarrollo de DEC (por ejemplo sexo femenino y presentación podálica) o si alguna de las exploraciones físicas es positiva. Debe hacerse alrededor de la 6.ª semana de vida (entre la 4.ª y 8.ª) y no antes de la 4.ª semana.
Maniobras Ortolani y Barlow
En las primeras revisiones el pediatra realizará en el bebé unas maniobras de exploración de la cadera llamadas Ortolani y Barlow. Se realizan a todos los bebés independientemente de los factores de riesgo. En caso de ver que la cadera está luxada o con posibilidad de luxarse se le derivará al servicio de radiología para realizar la mencionada ecografía de caderas.
Durante la ecografía el técnico especialista en radiodiagnóstico colocará al bebé en posición lateral con la cadera que se va a estudiar arriba. Se coloca la pierna haciendo un ángulo de 90º y se intentará que el bebé se mueva lo menos posible, ya que se realizan unas mediciones de la anatomía de la cadera mediante imágenes ecográficas en las que se comprobará si entra dentro de los valores normales o no.
El screening de cadera, en conjunto con un seguimiento cercano por parte del pediatra, ha demostrado ser un factor determinante en la prevención de complicaciones futuras más graves.
AUTORES
Yaiza Loreto Aranguren Herrero, Patricia Ochoa Pérez, Alba Gomollón Garzón, Yamila Evelina Quintana Di Blasi y Marina Extramiana Esquisabel.
Técnicos Superiores en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear. Hospital Universitario de Navarra