Hervir la próstata como terapia para la hiperplasia benigna


Jaime Antón Pernaute, Elena Román Martínez, Victoria Capapé Poves, Carlos Blanco Chamorro, Rut Sieso Gracia y Benjamín Blasco Beltrán.

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Conforme el varón va cumpliendo años, a parte de la caída del cabello, existen otra serie de síntomas cuya aparición se encuentra ligada a los efectos de la testosterona: la hiperplasia benigna de próstata, o lo que es lo mismo, el crecimiento de la glándula prostática. Per se no es un problema, pero cuando se produce un crecimiento concéntrico provoca la compresión de la uretra y la aparición de los síntomas comúnmente conocidos como STUI (Síntomas del Tracto Urinario Inferior). Los STUI pueden ser de llenado (irritación, urgencia miccional, frecuencia aumentada, nicturia…), de vaciado (chorro débil, esfuerzo miccional, goteo terminal…) o mixtos. Una vez el tratamiento médico a fracasa, el siguiente paso es la cirugía.

¿Qué es la hidroablación prostática?

La hidroablación prostática es una técnica quirúrgica endoscópica poco invasiva que consiste en la inyección bajo sedación de vapor de agua intraprostático. Al tratarse de una cirugía mínimamente invasiva, tras valorar la ausencia de complicaciones postquirúrgicas el paciente es dado de alta ese mismo día con sonda vesical a retirar en un plazo aproximado de 7-10 días. Durante el mes posterior es cuando comienzan a producirse los efectos de las inyecciones a nivel de la próstata, observándose una reabsorción de la glándula y una ampliación del canal uretral a nivel prostático. Si bien es cierto que es una intervención con muy pocos efectos secundarios inmediatos, durante el primer mes postoperatorio es normal que los pacientes puedan sentir irritación miccional, molestias a nivel perineal, sangrado a través de la orina o infecciones, motivos por los cuales se pauta tratamiento dirigido a paliar dichos síntomas.

¿Por qué decantarse por esta técnica?

En pacientes con próstatas con un volumen mayor a 30 centímetros cúbicos se encuentra indicado el tratamiento mediante hidroablación. Si bien es cierto, el gold standard actual es la resección transureteral de próstata. ¿Entonces, cuándo estaría indicada? Fundamentalmente esta técnica se reserva en pacientes con alto riesgo quirúrgico que no pueden ser sometidos a otra técnica quirúrgica o que tienen contraindicación anestésica, incluso si previamente se había desestimado cualquier intervención quirúrgica y se había decidido a portar la sonda vesical de manera permanente.

Conclusiones

En definitiva, hoy por hoy la hidroablación prostática es una técnica mínimamente invasiva, con bajo riesgo quirúrgico, destinada a mejorar la calidad miccional o incluso retirar sondas vesicales permanentes en pacientes en los que previamente se había desestimado otro tipo de intervención quirúrgica, o en aquellos pacientes que no deseen someterse a intervenciones quirúrgicas más agresivas.

AUTORES

Jaime Antón Pernaute y Elena Román Martínez. MIR Urología del HCU Lozano Blesa. Zaragoza.

Victoria Capapé Poves, Carlos Blanco Chamorro y Rut Sieso Gracia. F.E.A. Urología del HCU Lozano Blesa. Zaragoza.

Benjamín Blasco Beltrán. Jefe de servicio de Urología del HCU Lozano Blesa. Zaragoza.