Las redes sociales han transformado la manera en que las personas interactúan, acceden a la información y se relacionan con el mundo. A pesar de su impacto positivo en muchos aspectos cotidianos, presentan muchos efectos negativos (sobre todo en la salud mental) que como sociedad debemos tener en cuenta.
1. ¿Qué son las Redes Sociales?
Según la antropología, el término red social hace referencia a los vínculos existentes entre un conjunto de individuos.
Las redes sociales actualmente conocidas, son plataformas digitales que permiten la interacción entre individuos mediante contenido compartido. Surgieron a partir de la evolución de internet, pasando de un modelo de usuario pasivo, donde la persona era simplemente receptora de contenido a una estructura colaborativa y participativa.
Desde su origen en 1999 con el concepto de Web 2.0, han evolucionado hasta integrar algoritmos que personalizan la experiencia del usuario. El mecanismo de funcionamiento de dichas redes hace que las personas perciban constantemente un estímulo atractivo y dirigido lo que conlleva un refuerzo positivo intermitente.
Actualmente, hay más de 4.8 mil millones de usuarios activos en redes sociales, con un tiempo promedio de uso de 2.5 horas diarias. Demográficamente, el uso es mayor en mujeres y jóvenes, siendo más frecuente en regiones como Asia y África. También han tenido mucho impacto en la economía ya que, por ejemplo, en 2023, se facturaron más de 226 mil millones de dólares gracias a las redes sociales.
2. Fisiopatología del uso de Redes Sociales
Lo que produce las redes sociales en el cerebro es una activación del sistema de recompensa. Este sistema está formado por la dopamina, hormona que responde ante los estímulos placenteros. Por lo que, cuando un usuario recibe una notificación en una red social, se produce un pico de liberación de dopamina, lo que aumenta la sensación de placer e incita a seguir usando dicha red.
Con el tiempo, se desarrolla tolerancia, lo que significa que la persona necesita una mayor exposición para experimentar el mismo nivel de placer. Esto lleva en muchas ocasiones a la desensibilización, reduciendo la respuesta emocional a estímulos cotidianos y fomentando la búsqueda de contenido más extremo. Además, el uso crónico de redes sociales puede provocar hipofrontalidad, afectando la corteza prefrontal, disminuyendo el autocontrol y la toma de decisiones. También pueden aparecer síntomas de dependencia y abstinencia, incluyendo la necesidad compulsiva de revisar redes sociales, ansiedad o irritabilidad al intentar reducir su uso y un impacto negativo en el estado de ánimo, ya que las redes pueden convertirse en un mecanismo de escape emocional. La exposición constante a redes sociales activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, aumentando la producción de cortisol y favoreciendo la aparición de ansiedad y depresión.
3. Impacto positivo de las Redes Sociales
A pesar de sus riesgos, las redes sociales pueden tener efectos beneficiosos. Facilitan la conexión global y permiten mantener relaciones parasociales. Son una fuente de acceso a información y educación, fomentan la creatividad y la expresión personal, y pueden estimular la memoria de trabajo y la capacidad multitarea. También tienen un impacto económico significativo, impulsando nuevos modelos de negocio y marketing digital, además de ser una herramienta poderosa para el activismo social y la movilización de comunidades.
4. Desafíos y problemas asociados
El uso inadecuado de redes sociales puede derivar en múltiples problemas psicológicos. La propagación de noticias falsas y teorías conspirativas contribuye a la desinformación y puede afectar decisiones importantes, como las relacionadas con la salud o la política. También existe un impacto significativo en el bienestar psicológico debido a la comparación social constante, el miedo a perderse algo o FOMO, la sobrecarga de información y la presión por cumplir con expectativas irreales en redes sociales.
Además, el uso excesivo se ha vinculado con trastornos como la depresión mayor, ansiedad generalizada, fobia social, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno límite de la personalidad, trastornos psicóticos, trastorno obsesivo-compulsivo y comportamientos autolesivos o suicidas.
5. Abordaje terapéutico de la psicopatología asociada a Redes Sociales
Lo primero que realiza el terapeuta es una evaluación clínica detallada que determine el tiempo de uso, los efectos emocionales, el impacto funcional y los riesgos específicos como el ciberacoso o la dependencia.
En cuanto a las intervenciones psicológicas, existen diversas terapias como puede ser la terapia cognitivo-conductual, centrándose en identificar pensamientos distorsionados y en reestructurar las creencias irreales que surgen del uso de redes. La psicoeducación es clave para crear conciencia sobre los mecanismos adictivos de las redes y fomentar un uso más consciente y reflexivo.
En algunas ocasiones, será necesario un abordaje farmacológico para aquellas personas que presenten síntomas derivados de las redes sociales, como puede ser la ansiedad o el insomnio.
Otra estrategia es la desintoxicación digital, que incluye técnicas de manejo del tiempo, días sin pantallas y la promoción de actividades alternativas como el ejercicio físico y la socialización cara a cara. También es fundamental manejar trastornos relacionados, como el impacto del ciberacoso en la autoestima, la influencia de redes sociales en la percepción corporal en pacientes con trastornos alimentarios y la adicción a redes mediante estrategias conductuales. La colaboración con la familia y el entorno es crucial para establecer normas de uso digital, mejorar la comunicación y detectar signos de alarma en adolescentes y jóvenes. Finalmente, el seguimiento continuo permite evaluar la evolución del paciente, ajustar el tratamiento y prevenir recaídas.
Conclusiones
Las redes sociales pueden ser tanto una herramienta beneficiosa como una fuente de problemas psicológicos, dependiendo de su uso. Un abordaje integral que combine estrategias psicológicas, farmacológicas y psicoeducativas es clave para minimizar sus riesgos y maximizar sus beneficios. Es fundamental promover una relación saludable con el entorno digital para mejorar el bienestar y la salud mental.
AUTORES:
María Guiral Guerrero. Médico residente de Psiquiatría. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
Héctor Lores Valladares. Médico residente de Psiquiatría. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
Enrique Ramos Laguna. Médico Residente de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
Tamara Lois Bouzas. Médico Residente de Psiquiatría. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.