Movilización asistida para pacientes con movilidad reducida


Ricardo Castellano Sánchez, Cristina Caballero García, Piedad Fleta Cubero, Ana Cristina Lasheras Ginés.

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El celador, en el ejercicio diario de sus funciones, maneja y transporta cargas de diversas índoles. Aspectos como  la escasez de información sobre ergonomía, la propia fisiología del trabajador, el estrés en el entorno laboral o la falta de coordinación con los compañeros durante los cambios de posición del paciente pueden propiciar, con el tiempo, la aparición de problemas lumbares debido a la fatiga o a una manipulación inadecuada de las cargas. Para prevenir estas situaciones, utilizará la grúa hospitalaria para la movilización del paciente encamado en su traslado desde la cama al sillón de descanso, apoyándose en arneses. Este equipo es fundamental tanto para la salud fisiológica del operario como para la comodidad del paciente que no puede colaborar en el movimiento a causa de su enfermedad.

Definiciones y consideraciones importantes en el desplazamiento asistido del paciente con maquinaria

1. Arnés

El término «arnés» se refiere a un armazón que, equipado con hebillas y correas, se coloca en el cuerpo para asegurar, trasladar o sujetar a una persona o un objeto. El modelo de arnés que empleamos para mover al paciente es del tipo Arnés para elevación y traslado de pacientes en posición «acostado». Este dispositivo facilita la elevación horizontal del paciente, abarcando desde las piernas hasta la cabeza, brindando una sujeción total y cómoda que abraza el cuerpo de manera integral mientras el individuo es elevado y transportado de un nivel a otro. Está diseñado con 4 cinchas o extremidades: 2 para los brazos y 2 para las piernas, además de contar con refuerzos cervicales y lumbares para adecuarse a las necesidades del paciente.

2. Grúa hospitalaria eléctrica

Se define como un equipo auxiliar electro-mecánico que el personal sanitario utiliza para movilizar al enfermo dependiente, garantizando la máxima seguridad y el menor riesgo de lesiones tanto para el paciente como para sus cuidadores. Existen diversos tipos, entre los cuales se encuentran: 1

– Grúas de bipedestación, que permiten mantener al paciente en pie, conocidas también como cambia pañales.

– Grúas de techo: instaladas en el techo de las instalaciones (como en centros de rehabilitación y hogares) para facilitar el desplazamiento del enfermo.

– Grúas de piscina: diseñadas para brindar acceso a personas con limitaciones 2, ubicadas en centros de rehabilitación y hogares.

En cuanto a la grúa hospitalaria, esta es la que nos interesa como celadores. Tiene ruedas y patas con regulación manual de apertura, permitiendo un mejor acceso a sillas y camas. El mecanismo de elevación es eléctrico y tiene la capacidad de soportar un peso considerable, generalmente en torno a los 150 Kg, según lo especificado por el fabricante. Este mecanismo de elevación consiste en una percha metálica rígida y muy resistente, que cuenta con ganchos de sujeción en sus extremos para acomodar los extremos de los arneses adecuados para este tipo de grúas. Las perchas metálicas pueden tener una forma longitudinal o en H, permitiendo fijar una parte de los arneses a las extremidades superiores y la otra a las inferiores. Además, suelen incorporar un mecanismo de bloqueo de ruedas para evitar el movimiento accidental de la grúa. Típicamente, las grúas con percha en forma de H ofrecen una elevación más suave al paciente, adoptando una forma de cuna a medida que se eleva, mientras que las grúas con percha longitudinal producen una elevación en bloque que resulta un poco más rígida.

3. Operativa con la grúa hospitalaria

Previo a utilizar la grúa, es fundamental comprobar que está correctamente cargada y desactivar el botón de bloqueo de seguridad que funciona como el interruptor de Encendido / Apagado, para poder operar el mecanismo móvil de elevación (percha de elevación).

Previamente a su uso, con la asistencia del personal sanitario, se habrá colocado el arnés de forma segura al paciente, ya sea en la cama o en el sillón de descanso. También será necesario organizar las sábanas, almohadones, ternas y sillón o cama de destino antes del traslado en la grúa.

Acomodaremos la grúa lo más cerca posible del paciente. Con mucho cuidado de no alcanzar al paciente con la percha de sujeción, bajaremos suavemente el mecanismo utilizando el mando eléctrico que tiene la grúa y enganchar los extremos de sujeción a los ganchos disponibles en los extremos de la percha elevadora. Durante la maniobra de elevación o bajada, colocaremos los brazos del paciente en su propio regazo. En ambos casos, nos aseguraremos de que los pies del paciente no golpeen ni se enganchen con el chasis de la grúa ni con ningún obstáculo en su trayectoria.

Otra cuestión a considerar es la disposición de los goteros y cables de oxígeno que el paciente pueda tener consigo. El movimiento del sistema debe ser solidario y evitar tirones sobre las vías, bombonas de oxígeno o su acceso (el oxígeno instalado en la pared deberá tener un tubo lo suficientemente largo para desplazar al paciente en la grúa hacia el lugar de destino sin causar tirones ni desconexiones).

Es fundamental tranquilizar al paciente y explicarle lo que vamos a hacer. En el momento del izado, el paciente puede reaccionar con extrañeza o incluso miedo, al notar que no hace pie con el mobiliario y estar literalmente colgado por encima de la cama o el sillón. En ocasiones, el paciente puede tensarse completamente; aquí, nuestra actitud amable y colaborativa, así como la suavidad y precisión en los movimientos de la grúa, ayudarán al enfermo a sentirse seguro durante la maniobra.

Es preciso ser especialmente delicados al manipular a este tipo de pacientes. Tener que utilizar la grúa para trasladarlos implica una dificultad en su capacidad de movimiento 3 (falta de fuerza, mucho tiempo en cama, sensibilidad en la piel, problemas circulatorios moderados con amoratamiento, y falta de confianza en sí mismos al sentirse inestables). Finalmente, acomodaremos al paciente en el lugar de destino, sea en la cama o en el sillón, proporcionándole la postura anatómica más adecuada para su dolencia.

Conclusión

El uso de la grúa hospitalaria representa una ayuda invaluable en los traslados de pacientes, algo que el celador enfrenta cada día. Esta herramienta ofrece un doble beneficio: cuida la salud postural del celador que la maneja y garantiza el bienestar del paciente que necesita ser trasladado. Por un lado, reduce de manera significativa las lesiones y el absentismo laboral debido a éstas, así como los costos asociados a las bajas laborales. Por otro lado, facilita la movilidad y proporciona un mayor confort al paciente con dificultades de movimiento durante el traslado. 

BIBLIOGRAFÍA:

  1. [Internet] Disponible en: https://www.ortopediamimas.com/gruas-hospitalarias/
  2. Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia. Boletín Oficial del Estado. España. 2006.
  3. Ferrero E, Nogareda S.  Información y sensibilización en el uso de ayudas técnicas. En: Prevención de trastornos musculoesqueléticos en el sector sanitario. Buenas prácticas. Edita: Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. 2013.[Internet] Disponible en:

http://www.insht.es/musculoesqueleticos/contenidos/buenas%20practicas/nacional/libro3hospit-120613.pdf

AUTORES:

Ricardo Castellano Sánchez. Celador Hospital Miguel Servet.

Cristina Caballero García. Auxiliar Administrativo Hospital Nuestra Señora de Gracia.

Piedad Fleta Cubero. Celadora, Hospital Nuestra Señora de Gracia.

Ana Cristina Lasheras Ginés. Enfermera Hospital Clínico Lozano Blesa.