El Camino de Santiago. Heridas y lesiones más frecuentes


Asun Merino Peralta. Enfermera Cirugía Plástica HUN y hospitalera voluntaria de FICS (Fraternidad Internacional del Camino de Santiago)

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En 1993 la UNESCO declaró el Camino de Santiago Francés Patrimonio de la Humanidad.  Actualmente estas rutas atraen a miles de personas de todo el mundo. Según la Oficina del Peregrino 476.612 personas llegaron a Santiago de Compostela en 2024, registrando mayor afluencia entre mayo y septiembre. Peregrinar a Santiago de Compostela requiere de preparación y cierto esfuerzo. Los trayectos diarios son en torno a 25-30 km. En ocasiones caminando durante semanas bajo situaciones climáticas adversas, por desniveles y terrenos abruptos. Esas largas distancias pueden producir una sobrecarga, especialmente en piernas y pies.

Presión, fricción y cizallamiento

Se pueden producir heridas y diversas lesiones en los pies de etiología mecánica que afectarán negativamente e incluso impedirán conseguir nuestro objetivo.

Debemos tener en cuenta el efecto de tres fuerzas:
• La presión, que incide perpendicularmente al plano del tejido como consecuencia de la gravedad.
• La fricción, fuerza tangencial producida por el roce y deslizamiento constantes.
• El cizallamiento con deslizamiento paralelo y opuesto de los planos de la piel. Combina los efectos de presión y fricción lesionando los capilares sanguíneos.

Estas fuerzas estarán determinadas por varios factores: la fuerza de presión ejercida, el coeficiente de fricción de los materiales que entran en contacto entre sí y el área en la que el cuerpo hace contacto con la superficie de apoyo. Esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de organizar el material que usaremos para caminar. Utilizaremos prendas ligeras y productos antifricción y evitaremos el peso excesivo de la mochila, simplificando en el equipaje, no ha de superar nunca el 10% del peso corporal.

Antes de comenzar revisaremos que el calzado y calcetines sean los adecuados. Es fundamental no estrenar calzado. Los calcetines serán sin costuras y tendremos siempre a mano repuesto en caso de lluvia o sudoración excesiva.

Añadiremos siempre un botiquín con gasas, esparadrapo, tijeras, clorhexidina, vaselina o crema antifricción y tiritas o apósitos hidrocoloides de diferentes tamaños.

Rozaduras y ampollas

Generalmente son heridas leves y no infectadas, con menos de 6 horas de evolución.
• Inicialmente la piel está intacta, pero presenta enrojecimiento o eritema (similar a una quemadura) localizado en el punto de rozadura. La piel dañada en esta primera fase puede doler, estar más caliente al compararla con los tejidos próximos y presentar edema.

 

 

 

• Posteriormente observamos una flictena o ampolla. Estas lesiones elevadas son palpables, están bien delimitadas y contienen un líquido claro. La cúpula cutánea que forma la ampolla es fina y fácil de romperse.

Cuando aparecen estas lesiones es necesario que el peregrino adapte la ruta a sus capacidades físicas. Hacer curas y proteger la zona. Recorrer menos kilómetros en cada etapa. Si las heridas persisten o empeoran se recomienda abandonar la actividad durante unos días.

 

 

Traumatismos en las uñas

Los efectos inmediatos del trauma agudo de las uñas incluyen las hemorragias, los hematomas subungueales y el desprendimiento de la uña. El hematoma subungueal es doloroso y precisa drenar la sangre cuanto antes.

Los traumatismos crónicos, en los que el daño es repetido, pueden dañar la matriz ungueal y producir uñas oscuras y engrosadas con dolor al roce o la presión del calzado. Si se mantienen en el tiempo y son repetitivas puede provocar el despegamiento permanente de la uña al lecho y deformaciones.

Las uñas encarnadas es otra alteración común en los peregrinos por utilizar calzado inadecuado haciendo que los bordes laterales de las uñas penetren en la dermis y se inflame.

La prevención es fundamentar: higiene adecuada, hidratación, corte de uñas recto, visita al podólogo, calzado correcto, tratar las deformidades y las hiperqueratosis.

 

Picaduras de insectos

Las más frecuentes son las producidas por chinches. Observamos manchas inflamadas que se disponen en racimo o línea irregular, con un centro más oscuro, producen picor. La localización más frecuente son zonas expuestas: cara, cuello, brazos y manos. Tienden a desaparecer en 1-2 semanas. Independientemente del grado de limpieza de los alojamientos, las chinches se pueden desplazar de un sitio a otro en artículos como sacos de dormir y mochilas. Evitaremos colocar las mochilas sobre los colchones. Las picaduras por pulgas son aleatorias en su distribución, generalmente en piernas y tobillos. La picadura presenta un pequeño punto rojo rodeada de un halo de inflamación.
Ocasionalmente, el picor intenso puede provocar lesiones por rascado e infecciones bacterianas. Procederemos a limpiar la zona con agua y jabón. Valorar la administración de cremas antihistamínicas, corticoides o tratamiento antimicrobiano. La ropa y equipaje infestados deben lavarse con agua a 60-70ºC y secado a 48ºC.

Quemaduras solares

Es fundamental usar bálsamo labial y protector solar de amplio espectro y resistentes al agua con un SPF 50, incluso en días nublados y repitiendo la aplicación cada 2 horas. Utilizar gorra y gafas de sol. En días muy soleados es aconsejable madrugar para evitar las horas de mediodía cuando los rayos solares alcanzan de manera más directa. Además, el peregrino debe aumentar el número de paradas a la sombra para hidratarse y descansar.
Las quemaduras solares suelen curar espontáneamente, aunque se pueden tratar con cremas hidratantes o aloe vera tras una ducha con agua templada y cubrir la zona afectada. Ante el dolor evitaremos el rozamiento con la mochila o prendas ajustadas.

El Camino de Santiago es una experiencia personal maravillosa y un desafío físico y mental. La distancia y el terreno pueden resultar difíciles para algunos peregrinos, pero el reto de alcanzar esta meta resulta muy atractivo. Es evidente que con unas medidas preventivas concretas y una buena planificación del viaje serán menos los inconvenientes que encontremos y la vivencia será mucho más gratificante.
¡Buen Camino!

AUTORA

Asun Merino Peralta. Enfermera Cirugía Plástica HUN y hospitalera voluntaria de FICS (Fraternidad Internacional del Camino de Santiago)