Proyecto EXER-COVID: rehabilitación con ejercicio en personas con COVID persistente


Mikel Izquierdo, PhD. Catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra. Responsable de la Unidad de Ejercicio Físico, Salud y Calidad de Vida (E-FIT). Navarrabiomed, Centro de Investigación Biomédica. Director del grupo de Ejercicio Físico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES). Robinson Ramírez-Vélez, PhD. Profesor Titular del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra. Unidad de Ejercicio Físico, Salud y Calidad de Vida (E-FIT). Navarrabiomed, Centro de Investigación Biomédica. Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES).

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El proyecto EXER-COVID, financiado por la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación, PID2020-113098RB-I00), surgió para investigar si un programa estructurado de ejercicio físico puede ayudar en la rehabilitación de personas con COVID persistente (también llamado COVID prolongado).

Este síndrome post-viral se caracteriza por síntomas duraderos como fatiga crónica, disnea (dificultad respiratoria) y problemas cognitivos.
Actualmente, se desconocen con exactitud los factores de riesgo que desencadenan la COVID persistente. Pese a los esfuerzos por desarrollar tratamientos para el manejo de esta condición, a día de hoy no existe ninguno que haya demostrado efectividad en la curación o prevención de este síndrome.
Ante esta realidad, investigadores de la Unidad de Ejercicio Físico, Salud y Calidad de Vida (E-FIT) del Navarrabiomed-UPNA, plantearon el estudio EXER-COVID, un ensayo clínico con un programa de actividad física supervisado y personalizado como intervención no farmacológica, buscando mejorar el bienestar físico y mental de estos pacientes. En concreto, participaron 89 pacientes con síntomas persistentes post-COVID, quienes siguieron durante 6 semanas un entrenamiento progresivo que combinó ejercicios de fortalecimiento muscular (resistencia progresiva) con sesiones de ejercicio cardiovascular de alta intensidad en bicicleta estática. Este enfoque integral de rehabilitación se adaptó a las capacidades de cada paciente, con el objetivo de ser seguro y efectivo para facilitar su recuperación.

Principales hallazgos del estudio

Los resultados del ensayo EXER-COVID demostraron beneficios significativos gracias al entrenamiento físico supervisado. Tras las seis semanas de programa, los pacientes experimentaron mejoras notables en su condición física (aumento de la capacidad cardiorrespiratoria y de la fuerza muscular) y en su salud mental general . Específicamente, se observó un incremento significativo del consumo máximo de oxígeno (VO2 máx), indicador clave de la resistencia cardiorrespiratoria, junto con un aumento de la fuerza muscular en distintos grupos musculares. Paralelamente, muchos de los síntomas persistentes aliviaron su intensidad: los participantes reportaron menos sensación de fatiga y menos disnea en sus actividades diarias. Asimismo, se registró una mejoría de la calidad de vida relacionada con la salud –incluyendo una reducción de síntomas depresivos y del malestar psicológico– indicando un impacto positivo también en el bienestar emocional. De hecho, los pacientes mostraron mejoras en funciones cognitivas (como la memoria y la atención), lo cual es relevante dado que el COVID prolongado suele conllevar déficits neurocognitivos. En conjunto, el estudio evidenció que un programa de ejercicio personalizado puede restaurar capacidades físicas perdidas y atenuar síntomas persistentes, contribuyendo tanto a la recuperación funcional como a la salud mental de los afectados.

Beneficios específicos en síntomas de COVID persistente

Los hallazgos de EXER-COVID detallan mejoras en varios síntomas clave que aquejan a quienes sufren COVID prolongado:
• Reducción de la fatiga: los pacientes experimentaron menos cansancio persistente y mayor nivel de energía tras el programa de ejercicio, con una disminución destacable de la sensación de fatiga crónica
• Disminución de la disnea: la dificultad para respirar mejoró significativamente; muchos participantes reportaron menos episodios de falta de aire o ahogo al esfuerzo, indicando una recuperación de la función respiratoria en reposo y durante la actividad
• Mejoría de la capacidad funcional: el entrenamiento incrementó la tolerancia al ejercicio y la fuerza física. Se observó un aumento del VO2 máx (capacidad aeróbica) y de la fuerza en piernas, brazos y tronco, lo que se traduce en mayor resistencia y desempeño en las tareas cotidianas En otras palabras, tras la rehabilitación física los pacientes podían realizar esfuerzos con mayor facilidad que antes.
• Aumento de la calidad de vida: hubo un avance en la percepción de bienestar general. Los participantes informaron sentir una mejor calidad de vida, gracias a la suma de menos síntomas físicos y una mejor salud mental. En particular, se documentó una disminución de la depresión y la angustia psicológica, así como una mejora en el estado de ánimo y la capacidad cognitiva (por ejemplo, mejor concentración y memoria). Estos cambios sugieren que el ejercicio no solo mitigó síntomas físicos, sino que también ayudó a recuperar la confianza y funcionalidad mental en la vida diaria de los pacientes.

Impacto clínico y posibles aplicaciones en el sistema sanitario

El éxito del proyecto EXER-COVID tiene implicaciones importantes para la práctica clínica y la gestión de la rehabilitación post-COVID. Por un lado, respalda la incorporación de programas de ejercicio terapéutico estructurado dentro de las estrategias de rehabilitación de pacientes con COVID persistente, dado que se ha comprobado su efecto beneficioso sobre los síntomas y la capacidad funcional. Esto supone que las unidades de salud (hospitales, centros de rehabilitación y atención primaria) podrían implementar intervenciones de ejercicio supervisado como parte del cuidado estándar para COVID prolongado, complementando los tratamientos médicos convencionales. De hecho, los propios investigadores señalan que el ejercicio personalizado es una herramienta segura, eficaz y de bajo coste, accesible para la mayoría de pacientes, siendo este una opción muy viable para ser aplicado en el sistema sanitario. Estos hallazgos podrían impulsar una revisión de las guías clínicas actuales, que a menudo han sido cautelosas con la recomendación de actividad física en personas con COVID prolongado. En vista de la evidencia, se sugiere reconsiderar esas precauciones e integrar protocolos de rehabilitación física adaptados a cada paciente como parte del manejo estándar de la enfermedad. Excluyendo los pacientes con cuadros graves de encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC), el proyecto EXER-COVID demuestra que un programa adaptado cuidadosamente a los síntomas individuales, garantizando que no se produzca un empeoramiento clínico en los días posteriores a su realización, podría constituir una intervención accesible y fácilmente aplicable en entornos sanitarios. Este enfoque tiene el potencial de mejorar la calidad de vida y reducir significativamente las secuelas a largo plazo derivadas de la infección por coronavirus.