Introducción
Nadie decide ser hospitalizado. En algunos casos, puede resultar incluso traumático.Trabajadores sanitarios de todo tipo acuden a los hospitales todos los días para realizar tareas que pueden automatizarse con el tiempo.
Vivimos en tiempos rápidos… todo sucede muy rápido y todo el mundo muestran algo de estrés. Vivimos en una época en la que ya todo está escrito. Contamos con una maestría en empatía, cursos de recursos humanos y una pequeña cantidad de especializaciones que abordan la atención y las relaciones con los pacientes. Pero quizás nos estamos olvidando de algo, y ese es el tema de esta publicación: la humanización del trabajo hospitalario a través de la cooperación personal entre los trabajadores sanitarios.
Me gustaría crear un nuevo término y asociarlo a una enfermedad que creo puede estar acechando en los pasillos de los centros de salud y hospitales y debe ser erradicada aplicando todos los protocolos y precauciones. “La despersonalización nocosómial”.
Desarrollo del tema
Trabajando como celador con cierta experiencia profesional, no quiero basarme en estudios ya escritos que demuestren los beneficios del trabajo en equipo. Hay literatura técnica en la mayoría de los temarios oficiales para personal sanitario. En esta publicación no se va a redundar en conceptos técnicos como la comunicación (el emisor, el canal, el receptor, los tipos de comunicación, verbal, no verbal…) esto ya está convenientemente explicado, ni se va a tratar del tipo de paciente, si es problemático, indeciso, etc. esto es irrelevante. Se va a tratar de algo más ancestral. Trataremos de sentidos. Hablaremos de miradas, de tacto y de voz. De comunicación no escrita, de la que no hay temario desarrollado, de la que el canal de la comunicación va de corazón a corazón. Espero que esta publicación sirva como reflexión para nuestro modo de encarar el trabajo a diario y que sirva también de catalizador en los equipos multidisciplinares de trabajo, para una consecución más amplia de nuestro objetivo: los médicos, enfermeros, técnicos auxiliares y celadores, con la medicina y su praxis curan los cuerpos de los enfermos. Sus miradas, sus palabras y sus manos, además, pueden curar también sus almas.
Metodología
En el centro sanitario se debe tratar con los mejores medios técnicos disponibles a los pacientes y con el mejor tratamiento personal a sus familiares y acompañantes. De ello depende la salud, bienestar y recuperación de los primeros y la satisfacción y confianza de los segundos. Recalquemos que el resultado de la estancia del paciente en el centro hospitalario es del que depende el resultado de satisfacción en atención a paciente y usuarios. (Una media del 75% de los usuarios encuestados estuvieron satisfechos con la actuación en el hospital Miguel Servet de Zaragoza).
Queda mucho por mejorar en la actuación diaria al enfermo 1 y como factores relevantes en dicha actuación podemos enumerar:
1. Plantilla de personal en los turnos. En ocasiones, el número de operarios en determinados servicios podría considerarse inferior al que las necesidades del servicio requeriría, generando una respuesta técnica quizás demasiado rápida que a su vez genera una actuación más impersonal, que no menos profesional por parte del personal sanitario. Este trato caracterizado por la velocidad en los procesos, pueden conllevar una sensación de mala atención en el paciente y en sus acompañantes. En este tipo de situaciones es donde el personal sanitario debe compensar con un trato humano amable, respetuoso y conciliador.
2. El modo “Auto” o la automatización de las tareas. Procesos diarios como el aseo y cambio de pañales a pacientes encamados o movilizaciones de los mismos, puede conllevar, debido a las prisas generadas por la saturación de pacientes en planta, a una praxis si no mala, inadecuada. El personal sanitario debe comprender que el paciente no es responsable de esta situación y debe ser tratado con mimo y corrección.
3. El síndrome Burning out o del stress profesional. El personal sanitario está expuesto al comportamiento demandante del usuario y sus familiares. Éste debe recordar que el internamiento es una situación estresante para el usuario. Su estado es vulnerable, se encuentra asustado e inmerso en la incertidumbre y ello puede justificar un comportamiento más demandante que el deseado. No hay que olvidarlo y saber reaccionar adaptándose a las circunstancias.
4. El perfil del paciente. En estos tiempos, la pirámide poblacional ha derivado en un porcentaje muy alto de pacientes geriátricos, especialmente dependientes y en muchas ocasiones no acompañados. Este factor deriva en un mayor tiempo de atención al mismo, lo que conlleva mayor factor de carga de trabajo en el personal que los atiende, lo que realimenta el factor de stress profesional y puede influir en una peor atención al paciente. Este factor debería ser revisado por el sistema Nacional de Salud para adaptar a los planes de salud y atención al paciente. 2
5. Factores de tipo técnico-sanitario y organizativo. Los 4 factores enumerados anteriormente determinan que la interacción entre los 3 principales tipos de personal hospitalario: enfermería, técnicos auxiliares en cuidados de enfermería y celadores, deba ser perfectamente prevista, normalizada y secuenciada. De ellos depende aliviar los factores adversos intrínsecos en el trabajo diario de la atención al enfermo y, a su vez, la satisfacción en el grado de atención al mismo y a sus familiares.
Conclusión
En resumen, los pacientes y sus familias suelen ser muy exigentes y en ocasiones incluso excesivamente demandantes.
Los profesionales médicos no deben perder de vista las reacciones del paciente y sus familiares debido a la tensión y el estrés. Se debe saber evaluar la situación y responder proactivamente a las solicitudes de los pacientes de manera profesional, comprensiva, amigable y empática.
Hay que recordar que los pacientes simplemente quieren sentirse escuchados, comprendidos y sentir que estamos ahí para ayudarlos. Una palabra amable y personal puede proporcionarnos unos minutos extra de atención.
Los gestos íntimos, como tomarse de la mano o mirar a los ojos y sonreír, pueden resultar muy tranquilizadores para los pacientes y sus cuidadores.
Nunca olvidemos el trato humano.
Nuestras mejores herramientas siempre serán: una sonrisa, una mirada atenta y sincera, palabras amables, actitud de preocupación, adaptación a la situación del paciente, tono de voz, elección de palabras y forma de hablar.
No olvidar que los pacientes pueden estar «vulnerables y temerosos».
Nuestro deber es transmitir en la medida de lo posible que el paciente no está solo y que puede permanecer tranquilo, seguro y confiado.
Nuestros gestos y actitudes hacia los enfermos pueden actuar como medicina para el alma.
AUTORES:
Ricardo Castellano Sánchez. Celador Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
Cristina Caballero García. Auxiliar Administrativo Hospital Nuestra Señora de Gracia. Zaragoza.
Piedad Fleta Cubero. Celadora. Hospital Nuestra Señora de Gracia. Zaragoza.
Ana Cristina Lasheras Ginés. Enfermera. Hospital Clínico Lozano Blesa. Zaragoza.
BIBLIOGRAFÍA:
1 [Internet]. Disponible en:
2 Narvión, E. A., Villar, R. L., Guerrero, L. D., González, Y. R., Castellano, C. G. N., & Arroyo, E. S. (2023). La empatía en el ámbito sanitario. Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/artí culo?codigo=8965693.
3[Internet]. Disponible en: https://promelab.es/categoria-producto/inmovilizacion/colchones-de-vacio/