En numerosos estudios se ha podido demostrar que pequeñas dosis de analgésicos a demanda del paciente proporcionan una reducción de la dosis total y mejor control del dolor. Basándose en estas observaciones decidieron idear una técnica PCA.
Así esta técnica permite ajustar de manera continua la dosis de acuerdo a la intensidad del dolor y a las propias necesidades del paciente. Se ha visto que la satisfacción del paciente y personal son evidentes, le proporciona una autonomía al enfermo y elimina el retraso en la administración de la analgesia.
Cuando nosotros hablamos de PCA nos referimos al período postoperatorio, normalmente nos referimos a la administración de mórficos a demanda mediante un dispositivo electrónico (bomba PCA).
La PCA está disponible para aquellos pacientes que requieran opioides intravenosos tras la cirugía o durante un proceso médico agudo. No tiene un límite superior de edad para usarlo,
pero debemos prestar atención a pacientes mayores de 75 años (dosis menores y evitar infusión continua), también debemos tener en cuenta trastornos renales o hepáticos en los que el aclaramiento de morfina y sus metabolitos podrían estar alterados. El límite inferior de edad se suele situar alrededor de los 10 años, dependiendo de la capacidad cognitiva del niño y su capacidad para entender el uso de la PCA. En casos concretos se podría usar en niños de hasta 5 años. En el caso de pacientes pediátricos, tanto los pacientes como los padres deben ser seleccionados para su uso. Las principales contraindicaciones son: retraso mental, desconocimiento del idioma y un bajo nivel de conciencia.
Debemos tener en cuanta aquellos pacientes con uso habitual de opiáceos que podrían presentar un nivel de tolerancia y necesidad de una dosis individualizada.
¿Qué ventajas ofrece esta técnica?
Una individualización de las necesidades analgésicas pues evita exacerbaciones del dolor, disminuye la ansiedad asociada al dolor al permitirle al paciente un mejor control del mismo.
Mejora la función respiratoria y el nivel de actividad durante el periodo postoperatorio.
Es una técnica sencilla y la carga de trabajo a enfermería es pequeña.
¿Cuáles son sus inconvenientes?
Requiere colaboración activa del paciente, necesitamos que la técnica sea entendida tanto por el paciente como por el personal. No es aplicable a todos los pacientes. Además de todo esto, se necesita de una dotación de bombas y sistemas apropiados.
¿Cuáles son sus complicaciones?
Derivadas de la técnica: errores operacionales (programación incorrecta, cantidad de analgésico inadecuada, fallo en el equipo de infusión)
Errores mecánicos: fallos en la administración de las dosis pautadas, posible fallo en el sistema de alarmas..
Ligadas a paciente: incomprensión del concepto de PCA, el no entendimiento del funcionamiento del aparato, abuso intencionado de analgésicos.
Ligadas a los analgésicos: efectos secundarios derivados de los analgésicos que se usen.
¿Posibles efectos secundarios de la PCA?
• Náuseas: su incidencia es de un 20-30% el primer día, según el tipo de procedimiento y va disminuyendo los días siguientes. El tratamiento inicial suele ser con metoclopramida u ondasetrón. Si las náuseas no respondiesen a los antieméticos se podría cambiar de opiáceo.
• Prurito: puede o no deberse a la liberación de histamina. A menudo se trata con antihistamínicos, no tiene un tratamiento específico y puede requerir la disminución de dosis de fármaco. El prurito durante la administración de opioides intra o epidurales suele ser de origen multifactorial y a menudo responde a mínimas dosis de naloxona cuando otras medidas no son eficaces.
• Inadecuado alivio del dolor: este problema se suele tratar aumentando la dosis, añadiendo una infusión continua, administrando medicación adyuvante o cambiando de opioide. Debemos recordar que AINES o Paracetamol deben administrarse de manera pautada en todos los pacientes con un dispositivo PCA, así esto permite que las demandas de morfina se reduzcan hasta un 30-40% y por tanto aparezcan menos efectos secundarios.