Detectar un cáncer de mama lo antes posible aumenta en gran medida las probabilidades de que el tratamiento tenga éxito. Los métodos más efectivos para la detección precoz son el autoexamen y la mamografía.
La autoexploración mamaria consiste en la propia observación y palpación que la mujer hace de sus mamas. Su objetivo es el de detectar posibles alteraciones en la forma o tamaño normal de los pechos y en ese caso poder tratarla precozmente.
A partir de los 20 años es conveniente que se realice para que esta práctica se vaya convirtiendo en un hábito.
No existe una técnica especial que sea mejor que otras. Cada mujer deberá buscar la forma que considere más fácil para realizar esta exploración sin olvidar que lo importante es realizarla todos los meses y de forma similar.
Normas generales
- La autoexploración debe realizarse mensualmente, en la semana después de la menstruación, cuando las mamas no están sensibles ni inflamadas.
- Si las reglas no son regulares o aunque no se tenga (menopausia), la autoexploración también hay que realizarla una vez al mes intentando que sea siempre el mismo día. Asociarla a algún día del mes.
- La autoexploración no debe ser interrumpida por la presencia de embarazo o lactancia. Debe ser realizada el mismo día de cada mes y después de dar el pecho para que no estén llenos de leche.
- Poseer implantes mamarios no es motivo para dejar de hacerlo. También es recomendable realizarla una vez al mes.
- Hacerlo siempre de la misma forma, buscando el momento y situación que cada mujer le resulte más cómoda y fácil de recordar. Con tranquilidad y sin prisa.
Técnica de la autoexploración mamaria
Primero hay que observar los pechos delante del espejo, y después se hace la palpación estando tumbada.
1- Colócate delante de un espejo con los brazos caídos a lo largo del cuerpo para observar si las mamas tienen la misma forma y tamaño de siempre, que la piel esté lisa, sin arrugas ni asperezas, y que el borde inferior es liso y regular.
2- Levanta los brazos hasta ponerlos verticales. Con los brazos en alto, comprueba si en esta posición notas alguna diferencia entre un pecho y otro o entre una axila y otra. El seno izquierdo y derecho no serán necesariamente iguales exactamente.
3- Baja los brazos y une las manos a la altura del cuello. Haz fuerza hacia fuera, porque así se tensan los músculos del tórax y puedes ver mejor si hay alguna anomalía.
4- Con los brazos a ambos lados del cuerpo, mira cuidadosamente el pezón y apriétalo ligeramente para ver si sale alguna secreción (gotitas o líquido más abundante). Examina también la areola (zona de alrededor del pezón), si tienen el tamaño, color y forma habitual.
Palpación
La mejor posición para examinar es mientras estás acostada. En esta posición, el tejido de tus senos se expande igualmente sobre tu pecho. Esto hace más fácil la autoexploración en busca de bultos o cualquier cosa que no sea normal. Examina cada seno por separado. Usando las yemas de los tres dedos medios, mueve los dedos en forma de círculos con movimientos circulares superpuestos de aproximadamente el tamaño de una moneda de diez centavos. Mueve hacia arriba y abajo desde la parte externa de la mama (debajo de la axila) hacia la parte media del pecho, asegurándote de cubrir toda la superficie de la mama. Examina hacia arriba hasta la clavícula y hacia abajo hasta la parte inferior de la caja torácica. Emplea diferentes niveles de presión (leve, medio y firme) para sentir cada parte de la mama. Esto te permitirá sentir las diversas capas de tejido mamario. Comienza con presión leve, aumenta a presión media y termina con presión firme para sentir el tejido más profundo.
Para hacer la palpación imagina que tu mama está dividida en cuatro partes o cuadrantes que se unen en el pezón. Con tu mano plana y los dedos juntos y estirados, presiona lentamente la mama hacia dentro con un movimiento circular pequeño, explorando cada una de las cuatro partes tal y como se explica a continuación.
5- Mama izquierda: Tumbada boca arriba, coloca una almohada o cojín debajo del hombro izquierdo y levanta el brazo izquierdo poniéndolo debajo de la cabeza. Con los dedos de la mano derecha juntos y estirados, ir palpando cada cuadrante comenzando por la parte de fuera de la mama y sin levantar las yemas de los dedos ir avanzando haciendo círculos alrededor de la mama hasta llegar al pezón. Cuando termines, sin cambiar de postura, explora igual tu axila izquierda con las yemas de los dedos.
6- Mama derecha: Cambia la almohada o cojín al hombro derecho y pon este brazo debajo de la cabeza. Con la mano izquierda realiza la palpación igual que en la otra mama. Palpa también como antes la axila derecha.
Patrones de búsqueda o técnicas de palpación
Lo importante es cubrir todo el seno y prestar atención especial a la zona entre el brazo y la axila, incluida la axila misma. Revisa la zona sobre el seno hasta la clavícula y sigue hasta el hombro.
- Cuñas o patrón radial: Comienza por el extremo exterior del seno y mueve los dedos hacia el pezón y de regreso al extremo exterior. Revisa todo su seno y cubre secciones pequeñas, con forma de cuña o radial, por vez. Asegúrate de revisar la zona de la axila y la parte superior del pecho.
- Líneas o patrón de arriba y abajo o franja vertical: Comienza por la zona de la axila y desplaza los dedos hacia abajo poco a poco hasta que se encuentren debajo del seno. Luego mueve los dedos ligeramente hacia el centro y regresa lentamente hacia arriba. Sigue subiendo y bajando hasta que hayas cubierto toda el área. Existe cierta evidencia que sugiere que es el patrón más efectivo para cubrir toda el área del seno sin dejar de examinar ningún tejido.
- Círculos o patrón circular: Comenzando con el extremo exterior del seno, mueve los dedos lentamente alrededor de todo el seno trazando un círculo. Desplázate alrededor del seno en círculos cada vez más pequeños para acercase cada vez más al pezón. No olvides revisar la axila y la parte superior del pecho también.
Recomendaciones
Acude a tu CENTRO DE ATENCIÓN A LA MUJER (C.A.M) si descubres alguno de estos signos:
- Una de las mamas tiene un tamaño o dureza mayor o menor que la otra.
- Piel áspera, parecida a la piel de naranja o cualquier otro tipo de mancha, enrojecimiento, arruga o pliegue.
- Endurecimientos, hundimiento del pezón o de la piel. El pezón se retrae o tiene llagas.
- Salida por el pezón de líquido claro, lechoso o sanguinolento, no estando embarazada o lactando.
- Aparece algún bulto en el pecho o en la axila. Aumento de los ganglios linfáticos de las axilas.
- Si alguna cicatriz o bulto ya existente cambia de aspecto, tamaño o consistencia.
LA PREVENCIÓN ESTÁ EN TUS MANOS.