El conocimiento y la experiencia acumulados en las intervenciones de implantes dentales resalta cada vez más la importancia de la regeneración ósea para asegurar la calidad del tratamiento y su viabilidad a largo plazo.
Por ello, junto a los evidentes avances en los materiales que componen los implantes, que nos permiten disponer de una amplia variedad de elementos para poder integrar el implante a la perfección en la boca de cada paciente, la innovación en los procesos de regeneración ósea ha facilitado la altísima tasa de éxito.
Mejoras en los materiales regenerativos
Gracias a las mejoras en los tipos de material que se utilizan en la reconstrucción del hueso, podemos abordar con mayor precisión tanto los casos de personas con una gran atrofia (que han perdido la práctica totalidad de las piezas dentales y presentan una masa ósea muy retraída y cicatricial), como en muchas otras situaciones de pérdida de una sola pieza dental.
En estas últimas también recurrimos a la regeneración para reforzar la estabilidad primaria del implante, de modo que este queda firmemente anclado al hueso desde su colocación.
Hace no tantos años, la reconstrucción del hueso implicaba principalmente la utilización de injertos óseos del propio paciente. En los casos complejos, suponía largos períodos de tratamiento, con varias intervenciones y molestas fases de postoperatorio, en las que los pacientes tenían dificultades para realizar una vida normal.
Por el contrario, en la actualidad nos hallamos en un escenario muy distinto. A veces sigue siendo necesario extraer injertos de la persona pero, por lo general, podemos recurrir a otras fuentes: bancos de hueso, componentes óseos de animales, procedimientos de regeneración basados en la inserción de plasma enriquecido del paciente, e incluso materiales sintéticos que son plenamente biocompatibles.
Con todo ello, hemos reducido en gran medida el tiempo del tratamiento y ofrecemos a los pacientes una experiencia menos traumática, con la que resulta posible colocar el implante y la corona en el mismo acto quirúrgico.
Innovación en técnicas quirúrgicas
Por otro lado, la mayor disponibilidad de recursos para la reconstrucción ósea también ha venido acompañada de la innovación en técnicas quirúrgicas, como la elevación del seno maxilar, que aprovecha las cavidades naturales a los lados de las fosas nasales para generar hueso que pueda alojar implantes.
Esta técnica, sobre la que contamos con gran experiencia en nuestro centro, se suma a otras como los injertos verticales, antes muy complejos de realizar, o la utilización de mallas de titanio personalizadas para el paciente, con las que se puede reconstruir áreas muy deterioradas de la boca.
Asimismo, la innovación resulta patente en las prótesis dentales, en las que hoy día se combinan los procesos industriales y de alta tecnología con una altísima personalización de las piezas, todo ello posible gracias al flujo de trabajo digital que engloba el diagnóstico, la planificación y la confección de los componentes con la máxima precisión.
Igualmente, los progresos en el uso del titanio o el zirconio, con crecientes tasas de biocompatibilidad e integración, nos han proporcionado mayores posibilidades para diseñar la solución de implantes más adecuada para cada paciente.
Ello se traduce en un mejor resultado y, sobre todo, en más satisfacción para la persona, que recupera la capacidad mecánica y la estética dental y facial con un tratamiento que, en la mayoría de los casos, es definitivo.