“Baby Blues” o tristeza posparto, ¿qué es?


Adriana Ger Buil, María Jesús Igúzquiza Pellejero, Susana Clemos Matamoros y Tina Herrero Jordan

Print Friendly, PDF & Email
Aunque la llegada de un bebé a la familia es un evento muy emocionante y lleno de felicidad, muchas mujeres pueden desarrollar síntomas depresivos en el período posparto. Estos síntomas se pueden manifestar como “baby blues” o tristeza posparto, que consiste en la presencia de síntomas depresivos leves y generalmente autolimitados, aunque pueden suponer un factor de riesgo para el desarrollo de una depresión posparto. Según múltiples estudios, la presentan entre el 50 y el 85% de las mujeres durante la primera semana tras el parto.

La patogénesis o el proceso exacto por el cual se desarrolla se desconoce. Uno de los factores implicados podrían ser los cambios hormonales posteriores al parto que conducirían a una alteración de los niveles y/o actividad de los neurotransmisores.
Entre los factores de riesgo que se relacionan con su desarrollo se encuentran el cuidado de otros hijos, ausencia de apoyo psicosocial, antecedentes familiares de depresión, historia previa de depresión posparto, síndrome premenstrual y síntomas depresivos previos al embarazo o al parto.

¿Cuáles son los síntomas?

Como ya hemos dicho, la tristeza posparto es una alteración transitoria caracterizada por varios síntomas depresivos de carácter leve tales como tristeza, llanto, irritabilidad, angustia, ansiedad, insomnio, cansancio y falta de concentración, así como labilidad emocional o cambios en el estado de ánimo, incluyendo la euforia. Típicamente los síntomas se desarrollan entre los dos y tres días tras el parto, alcanzando su máxima intensidad en los días siguientes y desapareciendo dentro de las dos semanas posteriores al inicio.
Se trata de un proceso frecuente y que remite espontáneamente, considerándose como un nivel subclínico de depresión que no es patológico. Sin embargo, es importante su reconocimiento porque el riesgo de desarrollo de una depresión mayor es aproximadamente entre cuatro y once veces mayor entre las mujeres que presentan tristeza posparto respecto a las que no la presentan.

¿Cómo se diagnostica?

No existe una definición estandarizada para diagnosticar la tristeza posparto. Generalmente, se realiza el diagnóstico si están presentes tres o cuatro síntomas depresivos. El diagnóstico diferencial incluye la depresión posparto, ya que ambas entidades comparten síntomas como la disforia, insomnio, cansancio y dificultad para concentrarse. Sin embargo, en este último caso la intensidad de los síntomas es mayor, incluyendo la ansiedad, alteraciones del apetito e incluso sentimientos negativos hacia el bebé, que puede conllevar a la madre la incapacidad de cuidar de sí misma o del propio bebé. Además, el diagnóstico requiere que los síntomas se presenten durante al menos dos semanas, a diferencia de la tristeza posparto que se autolimita y se resuelve en unos quince días tras el inicio.
Hay que tener en cuenta que algunos síntomas de la tristeza posparto, como por ejemplo cambios en el sueño o los niveles de energía, pueden superponerse con los cambios considerados como fisiológicos observados en mujeres posparto que no presentan baby blues. Se puede intentar discernir el origen al evaluar estos síntomas en el contexto de lo esperable en el posparto; por ejemplo, aunque el insomnio posparto es común, las pacientes que no pueden dormir incluso cuando sus bebés duermen, pueden presentar tristeza posparto.

¿Qué medidas se pueden tomar?

El baby blues generalmente se resuelve espontáneamente y no requiere tratamiento. Por tanto, se suele manejar de forma conservadora mediante una vigilancia estrecha y apoyo psicosocial para la madre y la familia.
Es importante intentar rodearse de otras madres y familias ya que ayuda a mejorar la confianza y la autoestima. También es aconsejable asistir a grupos de acompañamiento ya durante el embarazo, para prepararse para los cambios que se producirán tras el nacimiento del bebé, ir a grupos de apoyo a la lactancia (si se decide alimentar con lactancia materna) y participar en grupos de crianza que ofrecen un espacio de acompañamiento emocional muy recomendable para las madres.
Finalmente, es importante insistir en que si los síntomas empeoran o persisten más allá de las dos semanas, o se presentan ideas de suicidio, se debe considerar el diagnóstico de depresión posparto para evaluar el tratamiento indicado, que puede incluir medicación antidepresiva y/o psicoterapia.

AUTORES

Adriana Ger Buil, María Jesús Igúzquiza Pellejero y Susana Clemos Matamoros.
FEA Medicina Interna. Hospital Reina Sofía. Tudela.
Tina Herrero Jordan. FEA Neumología. Hospital Reina Sofía. Tudela