2021 es año Xacobeo, lo que animará a muchas personas a convertirse en peregrinos del camino durante el mismo, aunque no se debe olvidar que el Camino de Santiago es un reto tanto físico como mental; por lo que hay que afrontarlo desde el mejor estado físico posible, y llevar a cabo una correcta higiene postural e hidratación en todo momento. En caso de padecer alguna patología es recomendable un reconocimiento médico exhaustivo previo.
Antes de ponerse en camino se debe realizar una correcta preparación y acondicionamiento físico.Se recomienda practicar ejercicio físico diario durante los meses previos (2 meses aprox.) a la peregrinación con el objetivo de potenciar y elastificar toda la musculatura del cuerpo y prevenir de esta manera posibles lesiones. Se realizará un trabajo de los grandes grupos musculares que se irá aumentando en tiempo y en dificultad según se acerque la fecha de inicio.
Estos ejercicios se realizarán tras un calentamiento previo, y finalizarán con una sesión de vuelta a la calma donde se incluirán los estiramientos. El calentamiento y los estiramientos serán imprescindibles tanto durante la preparación como durante el camino, ya que se deberán incluir en todas las etapas que realicemos, antes de empezar y al finalizar.
Se recomienda comenzar con paseos cortos, a los que poco a poco se incluyan zonas de monte con subidas y bajadas, hasta dominar las distancias que se planifiquen para las etapas. Además, sería interesante y beneficioso empezar a incluir en dichos paseos la mochila que se va a utilizar durante el camino, y según nos acerquemos al inicio de la peregrinación ir añadiendo el peso que se va a trasportar el resto de días, para poder ir adaptando la mochila al cuerpo y viceversa. Se buscará que el peso quede cerca del centro de gravedad, es decir, una mochila anatómica y cómoda con correas en la cintura o en las caderas y el pecho, que eviten que la mochila quede muy holgada o comprimida en exceso. No se debe olvidar que, como norma general, no se cargará más del 15% de nuestro peso corporal en la mochila, por lo que se intentará llevar únicamente lo imprescindible dentro de ella.
Otros objetos a tener en cuenta
Además de la mochila tenemos varios objetos a considerar para el camino. Uno de estos elementos es el bordón (palo o vara tradicional empleado por los peregrinos), el cual puede ser sustituido por un bastón de senderismo. Éste será de ayuda tanto como punto de apoyo como para tantear el terreno, pero sobretodo será de gran utilidad para evitar futuras tendinopatías, ya que patrocina el intercambio enérgico con la tierra y evita que toda la fuerza que proviene del impacto con el suelo lo absorban únicamente las articulaciones.
Por otro lado, se deberá elegir correctamente el calzado a utilizar. Nunca estrenar zapatillas en el camino, se usará calzado domado con el fin de evitar rozaduras previsibles.
Lo aconsejable es usar botas de trekking, que se adapten correctamente al pie, protegiendo los tobillos de posibles lesiones. El tejido debe permitir una adecuada transpiración. Los calcetines de algodón sin costuras y una correcta higiene de los pies al terminar la etapa del día ayudarán a prevenir posibles complicaciones con las ampollas o heridas.
El sobreesfuerzo que supone la peregrinación para el cuerpo podría llegar a producir fatiga muscular, por lo que será igual de importante calcular las pausas y los descansos a lo largo de cada una de las etapas, e incluso entre etapas. Mantener una buena hidratación e incluir alguna bebida energética ayuda a reponer las sales minerales perdidas y disminuir así el cansancio muscular.
Por último, tener presente que ante cualquier lesión que nos pueda ocurrir a lo largo del camino lo aconsejable es acudir al fisioterapeuta colegiado más cercano para una correcta valoración, y que él/ella nos indique si podemos proseguir el camino.