Alrededor del un 25% de personas presenta deformidades o asimetrías dento-cráneo-maxilofaciales en la estructura de su rostro, debido a problemas de distinta índole en alguno de los elementos que lo componen: mandíbula, maxilar, huesos cigomáticos, nariz regiones orbitarias, dientes y tejidos blandos.
Uno de los principales inconvenientes de estas malformaciones es la maloclusión, por la que la mordida no está correctamente alineada, más allá de los márgenes considerados normales. Esta anomalía es causa de dificultades en la masticación, la deglución o la respiración, y puede generar otras patologías como dolores en la articulación temporomandibular o dolores de cabeza. Hay que mencionar asimismo que se puede generar apnea del sueño a causa de la mala respiración.
Por tanto, la cirugía ortognática implica la realización de intervenciones quirúrgicas para corregir la posición de los distintos componentes de la cara, en especial del maxilar y la mandíbula.
Entre las patologías más indicadas para llevar a cabo un tratamiento están las siguientes:
• Maxilar superior retrasado o avanzado con respecto al mentón, que puede causar problemas de articulación o respiratorios.
• Mandíbula retrasada o adelantada, que provoca dificultades similares, y también de deglución.
• Mordida abierta, que se produce cuando dientes superiores e inferiores no contactan al cerrar la boca, lo que causa irregularidades en la masticación.
• Asimetría mandibular, que ocurre si la mandíbula y el mentón están desviados en relación con el eje vertical de la cara.
• Deformidades en los labios o en el paladar.
Cirugía oral y maxilofacial
Todas ellas, a la vez, influyen en la conformación final de las facciones. Es habitual que algunas de las deficiencias se resuelvan mediante tratamientos de ortodoncia, siempre que se puedan actuar a través de la posición de los dientes. Pero en algunos casos, la ortodoncia por sí sola no basta, con lo que se hace necesaria la actuación complementaria o exclusiva de la cirugía.
Por otra parte, los avances de esta área de la cirugía oral y maxilofacial, en particular gracias al desarrollo de las técnicas de diagnóstico digital, nos han permitido profundizar en tratamientos que antes no se consideraban tan indispensables por su carácter fundamentalmente estético y, también, por la mayor complejidad a la hora de abordarlos sin el apoyo de la tecnología digital.
Sin embargo, progresivamente son más claros los desequilibrios en el rostro que junto a sus efectos en la salud y la funcionalidad, afectan a la armonía de la cara y, por tanto, a la autoestima de los pacientes y a su capacidad de interacción social.
Hoy día sabemos que rasgos o características que antes se estimaban como “naturales”, pese a que causaban desequilibrios estéticos y afecciones psíquicas en las personas, pueden mejorar gracias a la cirugía ortognática, de acuerdo con la armonía particular que existe en la cara de cada individuo.
Por ello, encontramos un mayor número de pacientes que se animan a someterse a este procedimiento, que ha de estar presidido por un diagnóstico riguroso, de acuerdo con las características singulares del paciente y siempre bajo el criterio médico del especialista.
Como siempre decimos, no se trata de una cirugía “a la carta”, sino una intervención que responde a problemas reales de salud, funcionalidad y estética. El estudio previo a través de recursos como el dispositivo de tomografía computerizada de haz cónico (CBCT), el escáner intraoral y el software 3D nos permite tener un conocimiento preciso de los desequilibrios y las acciones más adecuadas para cada persona.
Por añadidura, la tecnología nos sirve para simular la intervención antes de efectuarse. Programas informáticos nos ayudan a determinar el abordaje más adecuado para cada caso y simulan el resultado final, lo que supone una importante mejora en cuanto a la predictibilidad del tratamiento.
Respecto de las características de la cirugía, hay que señalar que requiere hospitalización, aunque esta suele ser de pocos días después de la intervención. Como se actúa a través de la boca, no deja cicatrices visibles.
El postoperatorio, en términos generales, tampoco es muy largo. Después de unas dos semanas se vuelve a llevar vida normal. No obstante, son cuestiones que dependen de la magnitud de la intervención y si se interviene en uno o varios elementos que forman el rostro.
Si cree que padece algunas de las patologías que hemos mencionado al comienzo del artículo, póngase en contacto con nosotros en el teléfono 948152 878 para que podamos estudiar su caso.