Cistoscopia flexible


Santiago Ezquerro Sáenz, Clara Gareta Alquezar y Mª Jesús Gil Sanz. Servicio de Urología. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza

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Una cistoscopia es una prueba complementaria en la que el urólogo introduce un dispositivo llamado cistoscopio a través de la uretra con la finalidad de evaluar de forma directa la vía urinaria inferior: uretra, próstata (en el caso de los hombres) y vejiga. Normalmente se visualiza toda la zona explorada en una pantalla o monitor y se valora la vejiga urinaria en diferentes niveles de llenado.

¿Por qué realizar una cistoscopia?

La cistoscopia flexible se realiza de forma rutinaria, incluso en la consulta, para la valoración de diferentes patologías entre las que destacan el seguimiento de tumores vesicales y el estudio de la hematuria o presencia de sangre en la orina. Además, se puede solicitar para valorar:
• Estenosis de la uretra y fístulas urinarias.
• Sintomatología del tracto urinario inferior y síndromes irritativos.
• Sospecha de cuerpo extraño (litiasis…).
• Retirada de catéteres tipo doble J en pacientes intervenidos previamente por Urología.

¿Cómo realizamos una cistoscopia?

La cistoscopia flexible para cualquier urólogo adecuadamente formado es un procedimiento sencillo, rápido, eficaz y fiable y muy poco invasivo para el paciente, por lo que se realiza en la mayoría de los casos con anestesia local y de forma ambulatoria.
El procedimiento tomará de 5 a 20 minutos, aunque puede variar. Se inicia el procedimiento con el paciente tumbado, se procede a limpiar la zona genital y del meato urinario con una solución desinfectante y a continuación se pone anestésico local intrauretral en forma de gel. El paciente es consciente de la manipulación pero no es una técnica dolorosa, así se irá introduciendo el cistoscopio progresivamente hasta la vejiga visualizando todas y cada una de las zonas anatómicas del tracto urinario inferior. Durante el procedimiento se hace fluir una solución salina estéril a través del cistoscopio para poder distender y llenar la vejiga para su correcta exploración. Cuando la vejiga esté llena sentirá la necesidad de orinar, por lo que deberá permanecer así hasta finalizar el examen.

¿Necesito una preparación especial para esta prueba?

No es necesaria ninguna preparación especial, sólo es recomendable que el paciente orine antes de la prueba, para poder iniciar la cistoscopia con la vejiga vacía. Tampoco es necesario llevar un régimen dietético los días previos y únicamente, en determinados casos y pacientes, debe hacerse una profilaxis antibiótica para prevenir las infecciones urinarias. Además en pacientes que tomen anticoagulantes o antiagregantes que puedan influir en la coagulación sanguínea, deberán suspender dicho tratamiento solamente en caso que así se le haya comunicado previamente.

¿Qué complicaciones pueden surgir tras una cistoscopia?

Las complicaciones son muy poco frecuentes. La incidencia de infección urinaria tras la prueba no llega al 10% de los casos, siendo prácticamente nula en los casos que se ha instaurado un tratamiento antibiótico profiláctico. Además otras complicaciones que pueden aparecer son la presencia de sangre en orina los primeros días tras la cistoscopia, imposibilidad de orinar, dolor o molestias abdominales y sensación de ardor al orina. Por lo general, los síntomas son leves y disminuyen gradualmente después del procedimiento.
Para evitar las complicaciones más frecuentes beba entre 1,5-2 litros de agua al día durante los dos días siguientes al procedimiento para mantener un flujo de orina adecuado.
Por el contrario, deberá consultar con su Urólogo o en el Servicio de Urgencias correspondiente si presenta los siguientes signos y síntomas:
• Imposibilidad de orinar tras la cistoscopia.
• Sangre de color rojo brillante o grandes coágulos en la orina.
• Dolor abdominal y náuseas o vómitos.
• Fiebre de más de 38ºC o escalofríos.
• Dolor o ardor al orinar que persista tras más de dos días.