El golpe de calor es una alteración ocasionada por el exceso de calor en el cuerpo, generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o del esfuerzo físico en altas temperaturas. El golpe de calor es la forma más grave de lesión por calor y puede ocurrir si la temperatura del cuerpo alcanza los 104 °F (40 °C) o más, pudiendo provocar efectos irreversibles en el organismo como cerebrales, hepáticas o musculares. El golpe de calor requiere tratamiento de urgencia. El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte, sobre todo las primeras 24 horas. Esta afección es más frecuente en los meses de verano.
Síntomas
- Sensación de calor con piel seca.
- Confusión mental, agitación y delirio.
- Piel enrojecida y seca (investigar sequedad de las axilas).
- Temperatura de 41-42ºC.
- Insuficiencia respiratoria.
- Obnubilación hasta el estado comatoso.
- Supresión de los reflejos osteotendinosos y abdominales, pupila no reactiva a estímulos luminosos, reflejo corneal apenas perceptible o ausente.
Tratamiento
El enfriamiento con paños fríos y ventilación o inmersión en una bañera puede ayudar a bajar la temperatura de la persona afectada con un golpe de calor. Utilizar agua con hielo con prudencia y revisar la temperatura también puede ser eficaz.
Una vez alcanzados los 38,5ºC, será suficiente con mantener la ventilación y las compresas frías.
La sintomatología del golpe de calor se considera bastante grave ya que puede llevar a la muerte dentro de las primeras 24 horas. Es aconsejable la hospitalización, para un control cardiovascular y del equilibrio nitrogenado y valorar las enzimas hepáticas. También es posible que el paciente evolucione a una coagulación intravascular diseminada, e incluso observar ocasionalmente lesiones neurológicas residuales.