Control del dolor postoperatorio


Laura Iricíbar Mir y Alicia Campo Sin. Enfermeras. Hospital de Barbastro. María Abad Sanz. Anestesióloga. Hospital de Barbastro. Elena Castellar Otín. Médico Internista. Hospital de Barbastro

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El dolor es uno de los problemas de salud más frecuentes con los que se encuentran los profesionales sanitarios en los diferentes ámbitos de atención; por eso precisa desarrollar conocimientos y competencias para gestionarlo otorgando cuidados de calidad y una atención integral. El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño real o potencial del tejido. Cada individuo aprende el significado de la palabra dolor a través de la experiencia personal.

Enfermería tiene un rol fundamental en la seguridad y vigilancia del paciente con dolor. Debe ser capaz de identificar a quién lo padece, utilizar los instrumentos más adecuados para evaluarlo, iniciar acciones que lo alivien, y comprobar la eficacia de estos métodos. El registro que efectuemos de la valoración del dolor será igual de importante, ya que nos ofrecerá un control de la efectividad del tratamiento.

Unidad de Dolor Agudo (UDA)

Hasta hace unos años el tratamiento del dolor postoperatorio ha sido un gran olvidado a pesar de disponer de conocimientos suficientes en la fisiopatología del dolor, y sobre los fármacos y la tecnología necesaria para su administración. Para subsanar esta situación, se encauzó el interés de los anestesiólogos por el tratamiento de ese tipo de dolor hacia la creación de las Unidades de Dolor Agudo (UDA).
¿Cual es el objetivo de las UDA?
El objetivo principal es el tratamiento y el alivio del dolor agudo postoperatorio mejorando la calidad asistencial y repercutiendo en un beneficio para la salud, el confort y la satisfacción del paciente.

¿Quién forma las UDA?

Los puntos clave necesarios para llevar a cabo correctamente el funcionamiento de las UDA radican en el personal que lo lleva a término y en la formación dirigida a todo el personal combinandolo con la elaboración de protocolos y guías clínicas.
En el hospital de Barbastro la base de la unidad está compuesta por una enfermera cualificada que actúa de intermediaria entre el paciente y el médico responsable (generalmente anestesiólogo), así como las enfermeras de planta hospitalaria.
El periodo post-operatorio se inicia cuando acaba la intervención quirúrgica y el paciente ingresa en la sala de recuperación postanestésica (URPA). Continúa hasta que el paciente es dado de alta de los cuidados médicos.
nte es designado como candidato para su registro y seguimiento por la unidad, se pauta el protocolo analgésico posquirúrgico que iniciará en la URPA y continuará en la planta hospitalaria.

¿Cómo controlamos el dolor?

Las vías de administración de los analgésicos que utilizamos hoy en día, son la endovenosa, el catéter epidural y los bloqueos de nervios periféricos, pudiéndose administrar en forma de bolo o perfusión continua. Cuando se utiliza la perfusión continua, se realiza a través de bombas de administración. Las más utilizadas son las bombas electrónicas y las bombas elastoméricas, también llamadas elastómeros.
Una bomba elastomérica es un sistema de administración de analgésicos de forma continua. Es precisa, pequeña y ligera y proporciona libertad de movimiento y comodidad. Son silenciosas, seguras y resistentes y habitualmente son muy bien aceptadas por los pacientes.
Enfermería preparará según la orden médica del anestesista, el dispositivo que el paciente precise y lo iniciaremos lo antes posible. Le explicaremos al paciente el funcionamiento del dispositivo analgésico que lleva, insistiremos al paciente sobre la necesidad de manifestar el dolor, dándole a conocer que puede pedir más analgésicos si lo precisa.
Reevaluaremos el dolor de forma continua, durante todo el tiempo que el paciente permanezca en la URPA y se le informa de que será visitado por las enfermeras durante el ingreso.

Bloqueos de Nervios Periféricos

¿Qué es el bloqueo de los nervios periféricos?
El bloqueo en los nervios periféricos es un tipo de anestesia regional. El medicamento anestésico se aplica en forma de inyección para adormecer una parte del cuerpo. El brazo y la pierna son las áreas más comunes pero también el abdomen y el área de la cadera.

¿Cómo evaluamos el dolor?

La evaluación del dolor postoperatorio requiere una apropiada comunicación entre el paciente con dolor y el personal sanitario.
En la cuantificación del dolor siempre hay que utilizar escalas de medida. Éstas nos permiten hacer una valoración inicial y comprobar el efecto de los tratamientos administrados.
Entre las distintas escalas de valoración de dolor disponibles, el método de medición empleado en nuestro servicio es la Escala Visual Analógica (EVA)
Se trata de una línea de 10 cm, en cuyos extremos aparecen descripciones, «no dolor» y «el peor dolor imaginable», sin ninguna otra descripción a lo largo de la línea donde el paciente debe señalar el punto que mejor refleje la intensidad que percibe; posteriormente, con una regla graduada se anotará la puntuación en milímetros. No contiene números o palabras descriptivas. Se trata de un instrumento simple, sólido, sensible y reproducible.

Escala visual

La experiencia clínica muestra que (en una escala de 0 a 10), valores en reposo inferiores a 3 indican una analgesia buena.
En los escolares y adolescentes son útiles los mismos sistemas aplicados en el adulto: las escalas de valoración verbal, fotogramas de Oucher (que muestra dibujos de niños pequeños que están sin molestias, o con diferentes grados de dolor; el niño puede entonces señalar el dibujo que más se parece a lo que él está sintiendo). Una de las más utilizadas es la Escala Facial de Dolor (Faces Pain Scale) de Wong-Baker (el número de caras que utiliza son seis, suele acompañarse cada una de una graduación numérica para convertir la que indica el niño n un número; la puntuación de las seis caras es 0, 2, 4, 6, 8, 10, donde 0 es sin dolor, 2 dolor leve, 4-6 moderado y 8-10 intenso.

wong-Baker

Escala numérica (en)
Línea horizontal numera de 1 – 10 donde 0 es ausencia del dolor y 10 el máximo dolor. Es la más sencilla y la más utilizada.

Escala numérica

Una vez registrados todos aquellos pacientes a nuestro cargo, la enfermera los visitaremos cada mañana, generalmente durante las 24 y 48 horas postoperatorias.
El objetivo es conocer cómo es la percepción dolorosa de estos pacientes sometidos a cirugías agresivas y dolorosas que están recibiendo de forma sistemática y protocolizada tratamiento analgésico desde quirófano.
Finalizado el seguimiento, se elabora un informe de alta donde queda registrado el tratamiento analgésico que ha recibido (protocolo y rescates analgésicos); el valor de EVA en la primera y última visita, así como las observaciones enfermeras registradas durante los días de seguimiento.

Conclusión

Un manejo del dolor efectivo es necesario para conseguir una buena calidad asistencial. Las herramientas existentes son útiles y suficientes para llevar a cabo un buen control del dolor. Debemos tratar el dolor de una forma inmediata y segura para cada paciente, de este modo podremos asegurar el confort y bienestar necesario y así mejorar la calidad y la atención de los cuidados.