Nuestras vidas han dado un giro drástico en las últimas semanas a causa del Coronavirus. No solamente se ha convertido en una odisea en el ámbito sanitario, sino que cada día encontramos más familias afectadas emocionalmente debido a los cambios cotidianos que han ocasionado las medidas de confinamiento.
La felicidad es un concepto subjetivo que habita dentro de nosotros y que depende, en gran medida, de nuestros valores y del contexto social en el que nos hallamos. En este caso, observamos que hay situaciones que no podemos controlar, pero nuestros actos sí que están en nuestra mano y nuestra predisposición optimista puede incrementar el bienestar de los que nos rodean.
Las vivencias infantiles son muy importantes para construir las bases de la personalidad de los niños y la interpretación que hagan sobre lo acontecido será la que quedará grabada en su memoria. Los niños pueden ser un colectivo especialmente vulnerable al confinamiento y los adultos somos también responsables de que, con el tiempo, no rememoren estos sucesos de forma traumática.
¿Qué tipo de cambios positivos hemos vivido?
• Teletrabajo y «telecolegio» como nuevas formas de concebir el mundo laboral y educativo.
• Ejercicio físico a domicilio: Muchos han aprovechado para incrementar su actividad física a pesar de haber reducido considerablemente el espacio físico para llevarla a cabo. Las opciones son muy variadas y muchos profesionales han hecho llegar sus rutinas de ejercicio a numerosos hogares.
• Ocio: hemos retomado hobbies que habíamos relegado a un segundo plano. Actividades como la música, el cine, la lectura, la pintura, la cocina, la jardinería han conseguido en muchos casos distanciarnos de otras obligaciones que considerábamos impuestas.
• Relaciones interpersonales: los lazos entre padres y niños se han visto reforzados gracias al tiempo dedicado juntos. Por otro lado, las nuevas tecnologías han logrado mantener el contacto con aquellos seres queridos con los que no convivimos.
¿Qué podemos enseñar a nuestros hijos?
1. Adaptación al cambio: El ser humano tiene tendencia al control y la organización, pero esto no siempre es posible. El mundo está vivo. No estamos preparados para actuar ante determinadas situaciones novedosas, por lo que hay que enseñarles a que el cambio no siempre es malo y debemos adaptarnos para sacar provecho de ello.
2. Valores humanos: Es un buen momento para asentar unas bases éticas sólidas que les acompañen a lo largo de su vida. La justicia social o la igualdad entre seres humanos son valores importantes en este momento. Este tipo de situaciones críticas nos hace reflexionar sobre la semejanza entre unos y otros. El Coronavirus no entiende de banderas, de riqueza, de razas ni fronteras. Este virus nos puede afectar a todos indiscriminadamente.
3. La importancia de las personas y de la vida: El alejamiento de familiares y amigos ha favorecido que los niños valoren más las relaciones sociales y que se sientan agradecidos de contar con tantos seres queridos. En este sentido, podemos incentivar la idea de que lo realmente importante en nuestras vidas son las personas, ya que lo material no es esencial y se puede sustituir, mientras que las personas son únicas e irremplazables.
4. Preocupación por los demás: Muchas familias están viviendo situaciones complicadas, por lo que es un buen momento para pensar en los que nos rodean y no sólo de forma individual.
5. Bases de autonomía y autoconfianza: En algunas familias, los niños han comenzado a realizar algunas tareas domésticas simples y se han reforzado estos valores mediante la asignación de pequeñas responsabilidades en el hogar. En estos casos, es vital continuar fortaleciendo sus habilidades.
6. El significado de las pequeñas cosas: Las felicitaciones en el balcón con fiesta de globos improvisada en tu cumpleaños, ver al vecino tocando el violín para alegrarte la tarde o cocinar una tarta casera en el Día de la Madre, son sólo algunos ejemplos de los grandes detalles que se han vivido. Éstos pueden convertir un día monótono en una experiencia que merezca la pena guardar en la retina.
7. Lucha contra las adversidades: En algunas familias el Coronavirus ha impactado de forma directa, bien por la pérdida de un ser querido, por una crítica situación de salud, por la aparición de dificultades económicas o por diferentes efectos colaterales. El dolor y los sentimientos son difíciles de manejar pero forman parte de nuestro ser; exteriorizarlos puede hacernos sentir mejor. El apoyo emocional entre familiares y amigos suele presentarse como un elemento clave en estos casos. Es conveniente explicarle al niño la situación para que se sienta partícipe de ella, siempre adaptándonos a su edad y a su nivel de comprensión, evitando información o imágenes innecesarias. De este modo, ellos aprenden también a gestionar mejor sus sentimientos y se sienten reconfortados por el consuelo de los más cercanos.
Conclusiones
El Coronavirus ha cambiado nuestra forma de percibir la realidad en muchos aspectos. También es así para los niños, por lo que hemos de intentar que prevalezca todo aquello que han aprendido en este tiempo. Esta experiencia les puede hacer crecer emocionalmente o puede perjudicarles y, en gran medida, los adultos somos una influencia para ellos. Es un buen momento para hacer hincapié en el valor de las personas y dejar a un lado lo material. Ante sus logros, es útil el refuerzo positivo para motivarles a seguir trabajando, felicitarles y recordarles todas las cosas buenas que van aprendiendo. Por último, es también importante acompañarlos en su frustración y ayudarles a gestionarla; el ser humano no puede tener todo bajo control y debemos intentar adaptarnos a nuevas situaciones.