Cuando duermo, dejo de respirar, ¿es normal, doctora?


Tina Herrero Jordán. FEA Neumología. Hospital Reina Sofía. Susana Clemos Matamoros y Adriana Ger Buil. FEA Medicina Interna. Hospital Reina Sofía. Tudela

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El síndrome de apnea-hipopnea (SAHS) es una de las patologías relacionadas con el sueño más frecuentes en la actualidad y podemos encontrarlo en cualquier tipo de paciente, tanto jóvenes como adultos, siendo su principal factor de riesgo la obesidad.

Es un trastorno del sueño secundario a episodios repetidos de colapso de la vía respiratoria superior mientras la persona duerme. Si el colapso de la vía aérea es total hablamos de apnea, y si es parcial de hipopnea.

Oficialmente se define como un cuadro de somnolencia excesiva, trastornos cognitivo conductuales, respiratorios, cardíacos, metabólicos o inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la vía aérea superior durante el sueñoAparece, habitualmente, por la confluencia de múltiples factores de riesgo: obesidad, edad avanzada (a medida que cumplimos años aumenta el riesgo de SAHS de forma notable), sexo masculino, alteraciones anatómicas o musculares de la vía respiratoria…

El SAHS no solo es una enfermedad frecuente, sino que produce efectos nocivos en la salud a muy diferentes niveles. Desde su capacidad para actuar como factor de riesgo cardiovascular (de forma similar a la hipertensión o a la hipercolesterolemia), a su capacidad para provocar déficits neurocognitivos e incluso accidentes de tráfico por quedarse dormido al volante el conductor.

Por tanto, dado que se trata de una enfermedad muy prevalente, con innumerables efectos dañinos sobre la salud, y que su diagnóstico es sencillo y sin riesgos para el enfermo, se considera de vital importancia lograr diagnosticar a estos pacientes lo más pronto posible para así instaurar tratamiento antes de que puedan aparecer complicaciones derivadas de esta patología.

Cuándo sospechar que podemos tener un SAHS

Las alteraciones del sueño son un motivo muy habitual de consulta médica, tanto en atención primaria como especializada: pacientes con incapacidad de conciliar y/o mantener el sueño, pacientes con excesiva somnolencia, pacientes con pesadillas frecuentes, sonambulismo… Cuando nos enfrentamos a este tipo de síntomas es muy importante realizar una historia médica lo más completa posible, ya que en muchos casos va a ser la clave de realizar un diagnóstico acertado de forma rápida.

En el caso del SAHS el paciente puede referir clínica muy diversa que además será de años de evolución: cansancio intenso por las mañanas pese a dormir muchas horas, somnolencia intensa durante el día que le obliga a realizar siestas prolongadas, dolor de cabeza matutino, despertares en plena noche con sensación de ahogo…

Además, no sólo el enfermo es importante en estos casos, en muchas ocasiones la persona que convive con el enfermo, o que le haya visto dormir, será la que nos dé la clave para establecer la sospecha diagnóstica al contarnos que el enfermo mientras duerme deja de respirar y pasados unos segundos reinicia la respiración.

Finalmente, también encontramos algunos casos de SAHS en los cuales el paciente no presenta ningún tipo de clínica y nadie le ha objetivado pausas de respiración durante el descanso nocturno. ¿Cómo lo sospecharemos entonces? Porque el paciente tendrá alguna otra patología que, pese a tratamiento farmacológico óptimo, no logra controlarse, como por ejemplo arritmias cardiacas o hipertensión arterial. Esas enfermedades de control rebelde, que en apariencia no deberían estar relacionadas con el SAHS, en algunas ocasiones serán la única pista para plantearnos la existencia de la enfermedad.

Por tanto, si consideramos que nosotros, o alguien a quien conocemos, presenta alguno de los síntomas descritos (especialmente las pausas de respiración durante el descanso nocturno), debemos solicitar valoración a nuestro médico de atención primaria, para que decida si el paciente debe ser derivado a Neumología, que será quien realice los estudios para determinar la existencia de SAHS.

Diagnóstico y clasificación de los pacientes consahs

Una vez establecida la sospecha de SAHS es necesario conocer la posible repercusión clínica que tiene la patología en la vida del enfermo. Es por ello que, cuando sea derivado a consulta para valorar posibilidad de SAHS, en primer lugar se le realizarán tests sobre somnolencia diurna (escala de somnolencia de Epworth).

La importancia de estos trests radica en averiguar, mediante preguntas sencillas, el impacto que tiene la somnolencia en el día a día del enefermo. Y, además, tienen otra función importante: identificar a aquellos pacientes considerados de “alto riesgo”. Consideraremos pacientes de alto riesgo a todos aquellos que trabajen como consuctores y tengan somnolencia excesiva y a todos aquellos que, pese a no ser conductores profesionales, hayan tenido problemas al volante por culpa de quedarse dormidos.

Posteriormente se procederá a solicitar y realizar estudios del sueño que confirmen el diagnóstico. Existen múltiples opciones de estudios de sueño para valorar existencia de enfermedades durante el sueño, siendo lo más habitual la realización de una poligrafía cardiorrespiratoria en el domicilio del paciente.

La poligrafía consiste en el registro durante el sueño de: flujo aéreo, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca y movimientos de tórax y abdomen. En caso de que el estudio muestre un índice de apneas-hipopneas por hora (IAH) mayor de 5 se considerará diagnóstico de SAHS.

Clasificación del SAHS según IAH
• SAHS leve: IAH entre 5 y 14,9 por hora.
• SAHS moderado: IAH entre 15-29,9 por hora.
• SAHS grave: IAH igual o mayor de 30 por hora.

Tratamiento

El tratamiento del SAHS incluye una serie de medidas generales (higiénicas, dietéticas, posturales), que son fundamentales en absolutamente todos los pacientes, y un tratamiento específico sobre la vía aérea para los casos en los que se considere necesario.

1. Medidas generales
• Instauración de buenos hábitos y horarios de sueño: establecer un horario regular de sueño, no menor de 6 horas ni mayor de 8.
• Evitar siestas y, en caso de realizarla, que no dure más de 20 minutos.
• Pérdida de peso si existe sobrepeso.
• Evitar fármacos inductores del sueño y relajantes musculares.
• Abandono de tabaquismo.
• Evitar consumo de alcohol al menos en las 3-4 horas previas al sueño (el alcohol produce depresión respiratoria durante el sueño y fragmentación del mismo).
• Medidas posturales para evitar dormir boca arriba: en esta postura empeora notablemente el patrón respiratorio, debido a la mayor colapsabilidad de la vía aérea superior.
• Control de las enfermedades y entidades asociadas que empeoran el SAHS: hipotiroidismo, reflujo gastroesofágico, obstrucción nasal, insuficiencia renal, acromegalia, etc.

2. Tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP)
El principal tratamiento para los pacientes con SAHS es la utilización durante el sueño de una CPAP. La CPAP es un dispositivo que, mediante un tubo y una mascarilla, se conecta al paciente y trata de evitar que este realice apneas mientras duerme. Su mecanismo de acción es muy sencillo: emite una corriente de aire que, viaja por el tubo y la mascarilla y, al llegar a la vía aérea del paciente, ejerce una presión suficiente para mantener la vía aérea abierta y así evitar su colapso durante el sueño.