¡Cuidado con los errores en la alimentación!


María Fernández Ortiz . Diplomada en Dietética y Nutrición Humana. Diplomada en Enfermería Mirian Ruedas Batuecas . Diplomada en Enfermería Amaia Sevigne Itoiz . Licenciada en Pedagogía. Diplomada en Enfermería Begoña Morrás Laita . Diplomada en Enfermería

Print Friendly, PDF & Email
Son muchos los factores que influyen en la conducta alimentaria de una persona a la hora de seleccionar, preparar y consumir los alimentos. Aspectos culturales, sociales, religiosos, el nivel adquisitivo, las preferencias alimentarias, la disponibilidad de alimentos en el mercado y los conocimientos sobre alimentación y nutrición son algunos de estos factores que pueden llevarnos a cometer importantes errores en nuestra alimentación diaria.

No desayunar, comer con mucha prisa y olvidarnos de ingerir líquidos son algunos ejemplos de los malos hábitos alimenticios que hay que evitar. Todos cometemos errores por exceso o por omisión, voluntaria o involuntariamente o porque nos dejamos guiar por los muchos falsos mitos que existen en la alimentación. Lo principal es identificar y corregir estos errores más frecuentes o, lo que es lo mismo, debemos modificar nuestros hábitos alimentarios y mantenerlos de por vida.

Saltarse el desayuno

La comida más importante del día es el desayuno que debe contener el 20-25% del valor energético total del día. Debe ser una comida equilibrada, como las del resto del día, y tiene que aportar proteínas, lípidos, hidratos y vitaminas… Si no desayunamos adecuadamente o nos saltamos el desayuno no sólo llegaremos más ansiosos a la hora de la comida, sino que nos faltará la energía para asumir toda la mañana.

Es frecuente que la gente salga de casa por las mañanas sin haber ingerido ningún alimento o, en su defecto, un simple café bebido. Las razones que se alegan son muy diferentes, desde que no se tiene hambre o tiempo, hasta que les sienta mal comer nada más levantarse.

Hay que desayunar todos los días e intentar hacer esta comida de forma regular para que no podamos prescindir de ella.

Dedicar a esta comida entre 15 y 20 minutos, intentar levantarse un cuarto de hora antes de la cama, sentándonos a la mesa. Una buena idea es dejarse el desayuno preparado en la mesa la noche anterior.

Cena demasiado copiosa

En muchas ocasiones la cena se convierte en la “comida” por excelencia. Muchos días comenzamos nuestra jornada con un desayuno escaso, apenas tenemos tiempo en el trabajo para realizar una comida adecuada, por la tarde tenemos miles de recados que hacer y cuando llegamos a casa por la noche nos relajamos y realizamos cenas que nos proporcionan una energía que no nos va a dar tiempo a consumir en lo que queda del día. La cena debe proporcionar el 25-35% del valor energético total.

En ocasiones es cuestión de organizarse y saber que un plato único que contenga algo de hortalizas y proteínas puede solucionar una cena ligera y equilibrada.

No tomarse tiempo para comer

Por diferentes circunstancias hay ocasiones en los que nos saltamos alguna de las principales comidas del día. La principal consecuencia de esto es en el momento en el que nos aparezca el hambre recurriremos a lo primero que tengamos a nuestro alcance y que, generalmente, suelen ser alimentos de alto contenido energético.

Ahora bien, el no tomarse tiempo para comer no sólo se refiere a saltarse alguna comida si no al no dedicarle el tiempo suficiente cuando estamos sentados en la mesa. Hay que comer despacio y tranquilos. Tomarnos el tiempo que sea necesario para saborear y masticar bien los alimentos. De esta manera nuestro organismo se siente satisfecho con más facilidad y vamos a reducir la cantidad de alimentos a ingerir.

Rechazo a algunos alimentos

Hay que partir diciendo que no existen “buenos” y “malos” alimentos. Hoy en día es frecuente que se rechace algún alimento o grupo de alimentos bien porque se consideran malos para la salud o malos para mantener la línea. Los cereales, el pan, las legumbres y la materia grasa son algunos de los alimentos de los que se suele prescindir. Evitar ciertos alimentos no nos va proporcionar ningún beneficio y lo único que podemos conseguir es aumentar indirectamente el consumo de otros alimentos que no necesitemos en tanta proporción.

En alimentación todos los alimentos son buenos y lo único que puede ser malo es el uso que hagamos de ellos. Hay que comer de todo un poco y siguiendo las necesidades de cada persona.

Aporte de agua insuficiente

Si quieres llevar una vida sana, el agua debe ser tu mejor amiga. El cuerpo humano se compone en un 70% de agua y es fundamental ingerir un litro y medio de agua al día para mantenernos hidratados. Un aporte inferior influirá sobre los riñones, secará nuestra piel y se acumularán las toxinas.

Hay que beber regularmente, no hay que esperar a sentir sed. Lo más recomendable es hacerlo durante todo el día y no beber muchísimo justo antes de acostarnos por con esto conseguiremos levantarnos con los ojos y las piernas hinchados por la retención de líquidos. Intentar no beber agua una hora antes de acostarse.

Y hay que beber agua, no vale sustituir ese litro y medio de agua por bebidas alcohólicas o azucaradas.