Cuidado de los menores de tres años durante el verano


Cristóbal del Real Sánchez de Puerta

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La distribución de la población y de sus actividades siempre tiende a ubicarse en un clima bonancible. El desarrollo tecnológico ha permitido habitar otros territorios en los que intenta reproducir las condiciones necesarias para su bienestar.

El aumento de temperatura, el calor, está fundamentalmente en relación con la prolongación de las horas de luz, que a su vez está en relación con el cambio de inclinación y proximidad de la tierra al sol. Las agresiones del sol sobre la piel, que van desde el eritema hasta las quemaduras, son producto de la exposición a la luz directa del sol entre las 11 y las 16 horas. Si el niño tiene que salir de casa a esas horas, lo debe de hacer con sombrilla, sombrerito o gorro. En los viajes en coche son recomendables las paradas frecuentes y, si es posible, evitar el desplazamiento durante ese horario. Tam-bién son de obligada utilización las cremas con filtros solares físicos, que deben ser de intensidad alta.

¿Cómo sospechamos que nuestro hijo está pasando calor?

Fundamentalmente por dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, aumento de la sudoración, palidez, posterior apatía, rechazo del alimento y calambres. Si no ponemos remedio a esta situación, los síntomas se pueden ir agravando hasta llegar a producirse el temido «golpe de calor», en el cual a los anteriores síntomas se añaden hiporeactividad, deterioro de la conciencia (mareo) que puede llegar hasta la perdida de la misma, dolor de cabeza, fiebre de hasta 41º C, nauseas y vómitos, convulsiones, disminución de la sudoración, disminución de la micción e incluso ausencia de la misma (anuria). Los síntomas son graves y esta situación, si no se remedia, puede conducir a la a pérdida de la vida. Antes de llegar a esta situación hay que proceder a aplicar medidas de enfriamiento como son administrar bebidas frescas, descanso, ducha, baño o baño con esponja con agua fría, mantener al niño, si es posible, en ambiente con aire acondicionado y ponerse en contacto y/o acudir al servicio de urgencias de su hospital.

Aire acondicionado y niños

El aire acondicionado no es perjudicial para la salud del niño como se dice popularmente, pero hay que mantener determinadas precauciones ya se esté en el domicilio o en el automóvil. En el domicilio hay que regular los termostatos a 25 grados centígrados, evitar cambios bruscos de temperatura y evitar también que el chorro de aire frío incida sobre el niño directamente, además de apagarlo mientras esté dormido. En el caso del automóvil hay que hacer la excepción con los niños menores de un año y sobre todo de seis meses en cuyo caso no se debe utilizar el aire acondicionado, paliando el calor con paradas frecuentes y eligiendo un horario adecuado de viaje. A partir del año de edad, se puede utilizar el aire acondicionado en el coche manteniendo las mismas precauciones referidas al domicilio, además de disponer de cortinillas adecuadas para que el sol no incida directamente sobre el niño. El aire acondicionado seca el ambiente, por lo que es preciso que se realicen ventilaciones frecuentes del habitáculo en todos los casos.

Dejar a un niño en un coche cerrado a cualquier temperatura y mucho más si son altas, puede tener consecuencias fatales. El riesgo aumenta si se dejan las ventanillas y las puertas abiertas, porque pueden generarse otras situaciones de peligro sobreañadidas.

Para prevenir los efectos indeseables del calor utilice el sentido común sabiendo que los bebés y los niños hasta los cuatro años de edad son los más susceptibles a los efectos de temperaturas elevadas. Además, necesitan que otros les regulen ambiente, actividad, alimentación, ingesta de líquidos, ropa, ejercicio físico, etc.

ALGUNOS CONSEJOS

  • Limite la actividad física sobre todo entre las 11 y las 18 horas; intente que su hijo duerma la siesta y si esto no es posible, recordemos que el calor produce insomnio e irritabilidad, acompáñelo realizando juegos «de la abuela» (parchis, oca, etc.), leyendo o contándole cuentos, dibujando, etc.
  • Ofrézcale agua aunque no tenga sed, los niños que están con lactancia materna exclusiva no precisan más agua que la que le da con el pecho su madre ya que según las necesidades del niño producirá una leche más o menos concentrada. No le de líquidos que contengan cafeína y/o grandes cantidades de azúcar, pues les hacen perder más líquido corporal. Las bebidas muy frías que pueden causar trastornos estomacales, incluyendo vómitos, que aumentan la pérdida de líquidos.
  • Evite las comidas calientes y pesadas porque aumentan el calor corporal. Es tiempo de gazpachos y ensaladas en sus múltiples variables. No debemos de olvidar que los primeros son oriundos de zonas de altas temperaturas por su aporte compensatorio de líquidos y minerales.
  • Vista a los bebes con ropa fresca, algodón o lino, holgada y de colores claros. Cúbrales la cabeza con una sombrilla. De los uno a los tres años (y siguientes) no olvide el sombrerito, gorro o gorra de visera.
  • Por último no es aconsejable el confinamiento en lugares pequeños y cerrados y aún más si contienen aparatos que produzcan calor: ordenadores, televisión, etc. Si su hijo utiliza pañales el controlar la humedad de los mismos es una buena guía de sus necesidades de líquidos.