Las causas del cáncer de mama son poco conocidas y por tanto se desconoce también la forma de prevenirlo, de modo que es de gran importancia conseguir diagnosticarlo lo antes posible. Las técnicas de imagen o técnicas radiológicas juegan un papel fundamental en la detección precoz del cáncer de mama. Este adelanto diagnóstico ha sido una de las causas principales de la reducción de mortalidad por esta causa en la última década.
La detección precoz se hace mediante Mamografía, gracias a los programas de cribado realizados cada dos años a las mujeres a partir de los 45. Mediante la interpretación de la Mamografía de cribado se detectan lesiones que por sus características se valoran como más o menos sospechosas de malignidad y posteriormente se indica la realización de otras pruebas complementarias, como la Ecografía o la Resonancia Magnética y en caso necesario, procedimientos de punción y diagnóstico histológico, como las biopsias guiadas por imagen para establecer la benignidad o malignidad de las lesiones.
Así pues, las técnicas principales para cáncer de mama son: Mamografía, Ecografía y Resonancia Magnética. Además de ello, el radiólogo especializado debe realizar diferentes tipos de punción para extraer muestras de tejido mamario de la zona que se desee analizar. Es lo que llamamos Biopsia Percutánea, que debe ser controlada también mediante las técnicas de imagen.
Mamografía
La Mamografía es la técnica básica, la más informativa y económica, y por ello la más utilizada. Emplea radiación electromagnética ionizante, los llamados Rayos X, de los que no conviene abusar, y menos aún en mujeres jóvenes o embarazadas, si bien las dosis de radiación que se emplean son muy bajas. Esta técnica tiene menor utilidad en determinados tipos de mamas (las mamas fibrosas y las de mujeres jóvenes), donde la Ecografía es más útil. Sin embargo, aun en mamas densas o juveniles, ambas técnicas son complementarias, ya que una parte importante de los tumores (los que se manifiestan por calcificaciones) son difícilmente visibles en Ecografía.
La Mamografía se realiza con un aparato de Rayos X especial, que cuenta con dispositivos especiales para comprimir y posicionar correctamente la mama, antes de realizar las distintas tomas radiográficas. Como método de detección precoz de cáncer de mama en mujeres sanas a partir de los 40-45 años, es la única técnica que ha demostrado eficacia.
La interpretación de la imagen mamográfica permite detectar tumores muy pequeños, lo que posibilita tratamientos más efectivos y menos mutilantes.
Sin embargo, desgraciadamente, sólo entre un 75 y 95% de los cánceres de mama son visibles en la Mamografía, porcentaje que aumenta en las mujeres de más de 50 años, por las características de las mamas a partir de esa edad.
Ecografía
La Ecografía utiliza ondas de ultrasonido para formar la imagen. El equipo se basa en la emi sión de ondas de alta frecuencia que luego recoge y analiza, obteniéndose una imagen en movimiento o tiempo real. Es una técnica sin efectos secundarios conocidos.
La Ecografía es muy importante como complemento posterior a la Mamografía, sobre todo en mujeres con mamas densas o fibrosas. Dado que no utiliza radiaciones ionizantes, su uso es también apto para mujeres jóvenes, incluso embarazadas. Además, es una técnica ideal para el estudio de las axilas, áreas en las que puede asentar un cáncer de mama o la afectación ganglionar secundaria al mismo.
Por ello, la Ecografía suele ser utilizada como primera y a veces única técnica de imagen en mujeres jóvenes, por debajo de 30-35 años. En las mayores, permite completar el estudio de una alteración mamográfica, pudiendo distinguir los tumores sólidos de los líquidos y analizar las características de dichas lesiones. Al obtener una imagen en directo, es ideal para puncionar lesiones. Sin embargo, no es útil como prueba de cribado masivo, ya que no es apta para visualizar muchos tumores, especialmente los que se caracterizan por microcalcificaciones.
Podemos resumir diciendo que la Mamografía y la Ecografía son técnicas complementarias y no intercambiables, y que con frecuencia, ambas son necesarias para un correcto diagnóstico.
Resonancia magnética (RM)
Es la técnica de imagen más recientemente incorporada. Se considera la más eficaz, pero su inconveniente es que puede mostrar lesiones aparentemente sospechosas que finalmente no se confirman como malignas, por lo que es importante que el estudio de RM se valore con el resto de exploraciones radiológicas y clínicas. La RM es una técnica más complicada y más cara, lo que hace que su uso sea más restringido.
El equipo consta de un potente imán que genera un campo magnético donde se introduce a la paciente tumbada sobre una mesa. Para el estudio de la mama la RM se realiza tras administrar una sustancia intravenosa. Un ordenador procesa las señales y se reconstruye la imagen, permitiendo su visualización en diferentes planos y valorar la intensidad de la captación del contraste en cada área de la mama. Al utilizar campos magnéticos, esta prueba no puede realizarse en pacientes portadoras de marcapasos o determinadas prótesis auditivas. En la actualidad se realiza RM para indicaciones concretas como: valorar la extensión de los tumores malignos, investigar la existencia de focos tumorales alejados y también en mujeres con mamas difíciles de estudiar o con alto riesgo por antecedentes familiares. Además, como seguimiento en pacientes con prótesis de silicona, lesiones benignas de riesgo, cáncer en tratamiento médico o por sospecha de recidiva en pacientes ya operadas.
Podemos concluir que ninguna de las técnicas de imagen disponibles es perfecta y que todas deben ser utilizadas con criterio racional, en función de la edad de la mujer, su riesgo personal o familiar, el tipo de mamas y otros factores. El radiólogo es el médico especialista en técnicas de imagen que debe decidir qué técnica ha de ser usada en cada caso y el orden en que deberán ser realizadas para conseguir una mayor eficacia diagnóstica.
Biopsia percutánea
Cuando, finalmente, las pruebas de imagen confirman que existe una lesión sospechosa de cáncer, el radiólogo es también el especialista encargado de realizar una biopsia percutánea, es decir, extraer muestras de tejido de la zona dudosa. Para ello, después de haber inyectado un anestésico local, introducirá una aguja en el centro de la lesión y extraerá muestras de tejido en número y calidad suficientes para que el anatomopatólogo consiga un diagnóstico claro sobre la naturaleza benigna o maligna de la lesión.
Con la información proporcionada por el radiólogo, (sobre la extensión de la lesión), y por el anatomopatólogo (sobre su benignidad o malignidad), el cirujano especializado en Patología Mamaria propondrá a la paciente el tratamiento más adecuado.
Otras técnicas
Continuamente siguen apareciendo nuevas técnicas de imagen para el cáncer de mama. La mayoría de ellas no se demuestran finalmente útiles y son descartadas, tal como ha sucedido en los últimos años con varias. Actualmente se encuentran en periodo de evaluación algunas como la Tomosíntesis, Elastografía, Tomografía computarizada, Resonancia con Perfusión, Difusión, Espectroscopia, equipos híbridos, etc…