Diástasis abdominal, ¿qué hacer?


Erika Uriona Ariño. Fisioterapeuta. Zaragoza. Gema Galindo Morales y Susana Sánchez Navarro. Fisioterapeutas Atención Primaria Sector III Zaragoza. Irene Revilla Mata. Fisioterapeuta. Zaragoza

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¿Conoces tu abdomen? Desde el plano profundo al superficial, la musculatura abdominal cuenta con el músculo transverso del abdomen, los músculos oblicuos y, por último, los rectos del abdomen.

Los rectos abdominales son dos músculos que se extienden de forma longitudinal desde las costillas al pubis y están unidos en el centro por la llamada línea alba. Esta línea alba, de color blanquecino y formada por tejido conjuntivo, mantiene los rectos abdominales unidos y es capaz de distenderse durante los movimientos del tronco u otras situaciones como por ejemplo el embarazo. Cuando la línea alba se debilita (con o sin rotura), los rectos abdominales se separan en mayor o menor grado: es la diástasis abdominal.

¿Qué causa la diástasis abdominal?

La distensión o rotura de este tejido puede producirse tras un gran estiramiento de la pared abdominal durante el embarazo o en personas con obesidad.
También puede deberse a un aumento de tensión repetida en la zona por la realización de ejercicios hiperpresivos (abdominales tradicionales, elevación de cargas) o esfuerzos repetidos (estreñimiento, tos crónica…).

¿Cómo identificar la diástasis abdominal?

Los síntomas que pueden manifestarse dependen del grado de diástasis:
• Síntomas estéticos: separación visible entre los músculos rectos abdominales y abdomen abultado.
• Síntomas lumbares y pélvicos: inestabilidad lumbar y pélvica, dolor lumbar, debilidad de suelo pélvico y mayor riesgo de prolapsos e incontinencia urinaria.
• Síntomas digestivos: malas digestiones, hinchazón abdominal, acumulación de gases o aparición de hernias abdominales.

¿Qué hacer si existe sospecha de diástasis abdominal?

Ante una sospecha de diástasis abdominal es importante acudir al médico de familia y al fisioterapeuta para realizar un correcto diagnóstico y tratamiento individualizado, que dependerá del tipo de diástasis y del grado de separación de los rectos abdominales.

Nos encontramos dos tipos de diástasis:
• Diástasis funcional. La línea alba está debilitada. La contracción del abdomen produce un cierre de los rectos abdominales. En este caso el tratamiento más efectivo será la reeducación activa.
• Diástasis anatómica. La línea alba está rota. La activación del abdomen no es suficiente para producir un cierre de los rectos abdominales. En estos casos la reeducación activa no suele ser suficiente y puede requerir cirugía (abdominoplastia).

¿Qué puedes hacer en caso de confirmarse el diagnóstico?

Los objetivos de la reeducación activa son :
1. Identificar los hábitos de la vida diaria que provocan hiperpresión abdominal y por tanto favorecen la diástasis (hábitos presivos) y modificarlos para que tengan el menor impacto posible sobre el abdomen y el suelo pélvico.
2. Reforzar de forma activa la musculatura abdominal (transverso del abdomen) para lograr el cierre de los rectos mediante diferentes técnicas: hipopresivos, Pilates, ejercicios de Kegel o reeducación postural propioceptiva perineal (5P). El fisioterapeuta será el profesional que pautará lo más adecuado en cada caso.

Recomendaciones en caso de diástasis abdominal

• Evitar el estreñimiento con una correcta hidratación y alimentación, y aprender una correcta mecánica defecatoria.
• Al toser o estornudar, reforzar la zona abdominal con las manos para proteger el abdomen durante el esfuerzo.
• Evitar realizar ejercicios abdominales clásicos y deportes de gran impacto sobre el suelo pélvico (correr, saltar) al inicio del tratamiento.
• Levantarse desde la posición tumbado poniéndose previamente de lado (sin incorporarse de frente). Lo mismo para pasar de sentado a tumbado.
• Utilizar la contracción activa de la faja abdominal al levantar pesos procurando flexionar las rodillas y no el tronco hacia delante. Evitar objetos muy pesados.
• Si se utiliza faja abdominal recordar que es muy importante utilizarla solo en momentos de gran esfuerzo y nunca de forma continuada, ya que nunca puede sustituir a nuestra propia faja abdominal.