Bases del entrenamiento muscular según Bo et al 1990 (Tabla 1)
Tabla 1. Factores para un entrenamiento muscular correcto
• Se necesita el control neural y la activación correcta de motoneuronas y unidades motoras para la mejora de la fuerza muscular, y es un requisito previo para el desarrollo de la hipertrofia muscular del SP.
• En movimientos suaves, y usando poca fuerza, se activan en primer lugar motoneuronas que inervan fibras de contracción lenta (tipo I). con el aumento de la carga, el músculo solicitará más fuerza, lo que reclutará también firbas tipo II. Si la carga se mantiene pero la velocidad aumenta, sucede lo mismo.
• Con velocidades mayores, la fuerza tiende a la máxima, estrategia que también permite mejorar la activación de las fibras tipo II.
• La hipertrofia muscular se produce tanto en las fibras tipo I como en las fibras tipo II, sobre todo en las fibras tipo II a.
• Se ha demostrado que los periodos cortos de descanso permiten una hipertrofia y resistencia musculares mejores.
• Se sugiere que se necesitan 6 segundos para conseguir una contracción máxima del SP, y se recomienda mantener la contracción entre 3 y 10 segundos para lograr un entrenamiento isométrico.
• Existen estudios que demuestran que el hecho de entrenar a diario proporciona mejores resultados que cuando la frecuencia del entrenamiento es menor, sin embargo, un entrenamiento realizado tres días por semana permite incrementar la fuerza máxima.
• La acción excéntrica del SP se pone en juego cuando se aumenta la presión intraabdominal o se incluye alguna carga/tensión.
• La fuerza muscular se puede entrenar usando cargas pesadas, que requieren desarrollar una máxima tensión muscular, con pocas repeticiones, mientras que la resistencia muscular podrá entrenarse usando una carga menor, pero aumentando el numero de repeticiones.
Kreaemer y Ratamess demuestran en el año 2004 que los mejores aumentos de masa muscular y fuerza se producen cuando el entrenamiento se divide en dos sesiones, en lugar de realizando sólo un entrenamiento al día.
Suelo pélvico durante el embarazo y puerperio
Con el ejercicio físico convertido en parte integral de la vida de la mujer, desde el punto de vista científico y asistencial resulta necesario establecer unas recomendaciones claras y concretas que permitan a la mujer gestante mantener un embarazo activo. No obstante, esta actividad gestacional debe ser segura y amena, alejada de riesgos materno-fetales, que permita el mantenimiento e incluso la mejora en la calidad de vida de la mujer gestante.
Desde hace años se estudia la relación entre las disfunciones del suelo pélvico y el parto vaginal. En este capítulo intentaremos dilucidar cuales son los factores de riesgo y qué podemos hacer para prevenirlas.
A efectos prácticos estudiaremos como el embarazo y el parto, ya sea eutócico o instrumentado, son factores etiopatogénicos de la incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE), el prolapso genital, la incontinencia anal y el dolor pélvico crónico.
Cada disfunción tendrá unos factores de riesgo distintos ya que su mecanismo de génesis también lo es. Sabemos que el parto vaginal no afecta de la misma manera la incontinencia urinaria y el prolapso; el prolapso aumenta con la paridad mientras que la incontinencia urinaria esta menos afectada por el número de partos.
El embarazo, el parto y el postparto son momentos en la vida de la mujer donde podremos actuar para prevenir estas disfunciones que impactan en la calidad de vida de nuestras pacientes muy negativamente. Aproximadamente un 10 % de las mujeres serán intervenidas a lo largo de su vida de una disfunción del suelo pélvico.
Las modificaciones del suelo pélvico durante la gestación se deben a los cambios hormonales, al aumento excesivo de peso, al modo de vida y práctica deportiva hiperpresiva y al estreñimiento. El traumatismo perineal va a depender la instrumentación del parto, la duración del expulsivo, el peso del recién nacido y la realización de episiotomías.
Efectos del parto sobre el suelo pélvico
• Lesiones musculares: influenciado por el tamaño de la cabeza fetal, la posición y la duración del periodo expulsivo.
1. Desgarros perineales.
2. Episiotomía.
3. Estiramiento muscular.
4. Compresión.
• Lesiones por distensión de músculos y fascia.
• Lesiones nerviosas: la más frecuente es la lesión del nervio pudendo. Es difícil de diagnosticar y está infradiagnosticada.
Puede causar: incontinencia urinaria, prolapsos, estreñimiento crónico y dificultad defecatoria y dolor pélvico crónico.
– Se produce por compresión del plexo lumbosacro.
– Lesión directa de los nervios pélvicos secundaria a fórceps o por compresión de la cabeza fetal.
– Lesión por tracción del n pudendo durante el descenso de la cabeza fetal.
– Gran mayoría resolución espontánea durante los siguientes 12 meses.
– Factores que influyen: macrosomía fetal, episiotomía, el fórceps.
Incontinencia urinaria
Los factores de riesgo de la incontinencia de orina están bien identificados desde hace años, la gestación y el parto vaginal instrumentado o no, solo son unos de ellos.
Factores de riesgo para la incontinencia de orina
1. Edad
2. Predisposición genética.
3. Estilo de vida (Obesidad, tabaco, dieta)
4. Enfermedades medicas (Diabetes)
5. Ingesta de líquidos elevada.
6. Actividad física (Deportes de impacto)
7. Embarazo y parto vaginal con o sin instrumentación, es el principal factor de riesgo de IUE en la mujer joven.
8. Cirugía pélvica.
Los factores de riesgo para la incontinencia están más ligados a otros factores que al stress del parto. Sabemos que las pacientes de raza negra tienen menos riesgo de sufrir incontinencia urinaria, y que las hijas de madres incontinentes son más propensas a padecerla. Por lo tanto, ciertos factores constitucionales estarían más ligados a su génesis.
La causa subyacente que provoca la incontinencia de orina durante la gestación es controvertida. Los cambios hormonales y una elevada actividad elastolitica pueden disminuir la resistencia del colágeno que soporta el cuello vesical y la uretra proximal. A su vez, cambios degenerativos de la innervación autónoma del aparato urinario bajo debidos a la presión ejercida por el útero gestante pueden contribuir a la incontinencia.
Aunque la prevalencia de la IUE es mayor durante la gestación que durante el postparto, se cree que el parto es un factor de alto riesgo para presentar síntomas a largo plazo, esto es congruente con el hecho de que la cesárea sea un factor protector respecto a IUE.
Diferentes autores han detectado factores de riesgo relacionados con la instrumentación en el parto, la utilización del fórceps, la ventosa y la episiotomía aumentan el riesgo de IUE. El fórceps es el instrumento que induce más riesgo de IUE, un 15,5 % de las pacientes sometidas a fórceps presentará incontinencia mientras solo un 8,7 % de las pacientes con partos eutócicos la presentarán. En cuanto a la práctica de episiotomía los datos son controvertidos.