Dolor de vejiga, no siempre es infección


Inés Aparicio Agreda. Fisioterapeuta. Unidad de Suelo Pélvico. Hospital Universitario de Navarra. Eduardo Montoya Acosta. FEA Medicina Física y Rehabilitación. Unidad de Suelo Pélvico. Hospital Universitario de Navarra. Teresa Cisneros Lanuza. Jefa de Servicio de Medicina Física y Rehabilitación. Hospital Universitario de Navarra

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El suelo pélvico o periné forma parte de un complejo entramado de músculos y tejido conjuntivo que tapiza la parte inferior de la cavidad pélvica, encargándose de sostener órganos importantes de diferentes sistemas del cuerpo humano.

Así, formando parte del sistema urinario se encuentran la vejiga y uretra; en cuanto al sistema genital de la mujer, lo componen el útero y vagina. Este sistema está formado por la próstata y vesículas seminales en el caso de los hombres; en cuanto al sistema digestivo, pertenecen el recto y ano. Asimismo, es importante recordar que el suelo pélvico es el principal estabilizador y gestor en la transmisión de presiones intraabdominales.
Todas las estructuras citadas y situadas en el suelo pélvico pueden ser afectadas por patologías, siendo la cistitis la enfermedad más común del tracto urinario.
La cistitis es una inflamación de la pared de la vejiga ocasionada por una infección o cualquier otro agente que la irrita.
Generalmente cuando se habla de cistitis se tiende a pensar en la inflamación vesical bacteriana, siendo E. Coli el germen causal más frecuente.
Sin embargo, existen inflamaciones crónicas de la vejiga de causas no conocidas, llamadas cistopatías crónicas, dentro de las cuales se encuentra la cistitis intersticial.
A menudo la cistitis intersticial se confunde con una infección de las vías urinarias, ya que presentan síntomas parecidos, como dolor e irritación vesical; sin embargo, en la cistitis intersticial la característica diferenciadora es que no existe infección bacteriana.
La cistitis intersticial también es conocida como síndrome de la vejiga dolorosa. Es una de las afecciones crónicas que pueden llegar a limitar mucho la calidad de vida. La mayoría de los casos se diagnostica en mujeres.
La causa de la inflamación de la pared vesical es desconocida, pero se cree que el origen puede ser multifactorial, por eso el tratamiento está enfocado al alivio de los síntomas y a evitar cualquier causa que genere irritación en la vejiga.
Cuando se desarrolla una cistitis las estructuras que se encuentran albergadas en esta esfera pélvica son sometidas a un aumento de su actividad neurovegetativa. Si esto se mantiene en el tiempo, la musculatura y el tejido conectivo, fundamentalmente la fascia y los ligamentos, van a intentar adaptarse al aumento solicitado por parte de la actividad metabólica. Esta sobreactividad es requerida dentro del músculo y, cuando esa adaptación no tiene lugar, aparece el espasmo en la musculatura que rodea a la uretra, vagina o próstata y ano, dando lugar a algunos de los síntomas característicos que se presentan a continuación.

Síntomas

Frecuencia miccional muy elevada, en pequeñas cantidades durante el día y la noche.
Sensación permanente de deseo miccional.
Dolor o escozor durante la micción.
Dolor, molestia o sensación de presión en la zona baja del vientre.
Dolor o malestar durante el llenado de la vejiga y alivio después de orinar. Puede incluso que cueste iniciar la micción.

Diagnóstico

El diagnóstico de la cistitis intersticial conlleva cierta dificultad debido a que las manifestaciones clínicas se pueden confundir con otras enfermedades. Por tanto, es necesario realizar pruebas médicas complementarias para determinar si existe otra afección que cause los síntomas.

Tratamiento

De momento no se ha encontrado un tratamiento para la cistitis intersticial que sea resolutivo. Por eso, el tratamiento está enfocado a aliviar la intensidad de los síntomas, evitando la progresión y el daño tisular permanente.
Es importante que el o la paciente conozca que su proceso es crónico, con periodos de mayor o menor gravedad y, además, que su evolución en el tiempo también será muy variable. Por ello, el objetivo del tratamiento es minimizar el impacto de la sintomatología en la calidad de vida de quien lo padece.

Tratamiento médico-farmacológico
• Antiinflamatorios no esteroides
• Antidepresivos tricíclicos
• Antihistamínicos
• Pentosano polisulfato de sodio

Tratamiento de rehabilitación
La fisioterapia es considerada la primera opción de tratamiento por su carácter no invasivo y buenos resultados en el alivio de los síntomas. Incluye las siguientes técnicas:
• Diario miccional. Nos da mucha información sobre el funcionamiento y capacidad de la vejiga.
Consiste en registrar el líquido que se toma y la orina que se elimina. Se realiza durante tres días de la semana.
Cada vez que se bebe algún líquido se anota en una hoja la hora, el tipo de bebida y la cantidad, así como la frecuencia con que se va al baño, la cantidad de orina en cada micción y si ha habido pérdida de orina.
• Estimulación del nervio tibial posterior. Es una de las técnicas más efectivas y poco invasivas que ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del dolor y urgencia miccional en la cistitis intersticial.
Consiste en la estimulación de las raíces nerviosas que inervan la pelvis desde la periferia. Se colocan unos electrodos aplicando corriente eléctrica con parámetros determinados que inhiben el reflejo perineal.
• Terapia manual. Mediante diferentes técnicas para aliviar el dolor de la musculatura del suelo pélvico.

• Técnicas de biofeedback. Nos permite observar la actividad electromiográfica de los músculos del suelo pélvico. Una señal auditiva o visual facilita al paciente la toma de conciencia de su función motora normalizando hipertonías musculares que provocan dolor.

Consejos

• Tratar de hidratarse correctamente bebiendo 1,5 l de agua a lo largo del día.
• Orinar cada 2,5-3 horas.
• No cortar el chorro de orina durante la micción.
• No empujar en el momento de hacer pis.
• Procurar que la micción se realice en posición sentada para relajar los músculos del periné.
• Realizar una limpieza correcta de la zona genital después de defecar.
• Utilizar productos de aseo que no sean agresivos y que respeten el PH de la zona.
• Evitar llevar ropa ajustada o que no traspire bien.
• No tomar bebidas irritantes como café o té.