El fentanilo, y su uso hospitalario


Guillermo Cabrero Pérez, Sonia Santafé López, Andrea García Fernández, Sara Sasal Pérez, Paola Gómez Ruiz, Irene Baniandres Rodríguez y Silvia Rufa Luis.

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El fentanilo fue desarrollado por primera vez en 1960 y lleva décadas usándose en los hospitales españoles por su potente capacidad para aliviar el dolor en determinadas ocasiones.

Pertenece a una clase de medicamentos llamados analgésicos narcóticos (opioides), similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente. De forma recetada se utiliza para calmar el dolor, pero también se produce y distribuye ilegalmente como droga callejera.

Es un fármaco que se utiliza principalmente para controlar el dolor severo que sufren algunos pacientes, en áreas como en oncología, cuidados intensivos o quirófano. Su acción consiste en cambiar la manera en que el cerebro y el sistema nervioso responden al dolor.

Los efectos que se consigue producir en el cuerpo humano son: relajación, alivio del dolor y sensación de bienestar, pero dependiendo de la dosis también se pueden producir otros efectos no tan deseados como sedación, somnolencia, confusión, estreñimiento, náuseas y vómitos, tolerancia, adicción, paro respiratorio, pérdida de conocimiento,…

Se debe informar al médico sobre cualquier efecto secundario inusual o grave. Evitar el alcohol y otros sedantes, puesto que la combinación puede ser peligrosa y causar depresión respiratoria.

Las formas en que se administra el fentanilo cuando lo receta un médico, puede ser de forma inyectable, en forma de parche (que se coloca sobre la piel) o en forma de pastillas (como por ejemplo, comprimido para chupar con aplicador bucal integrado, Actiq, o tableta sublingual, que se coloca debajo de la lengua, Abstral). Cada una de estas formas se adapta a diferentes situaciones clínicas y necesidades del paciente. Su efecto analgésico rápido y potente lo convierte en una opción valiosa en la gestión del dolor.

El fentanilo es una sustancia de alto potencial adictivo y debe administrarse bajo supervisión médica. La dosis y la frecuencia se ajustan de manera individualizada para cada paciente.

Tanto el fentanilo como otros opioides sintéticos, son las drogas más frecuentemente relacionadas con las muertes por sobredosis. La naloxona se usa para revertir los efectos que ponen en riesgo la vida en el caso de una sobredosis.

En conclusión, el fentanilo, con su notable capacidad para aliviar el dolor intenso, se ha convertido en una herramienta esencial en la medicina moderna. Sin embargo, su potencial para el abuso y los efectos secundarios requieren una administración responsable bajo supervisión médica. Para los pacientes que luchan contra el dolor crónico o requieren cuidados postoperatorios, el fentanilo puede marcar la diferencia en la calidad de vida. Como con cualquier medicamento, la información y la cooperación con los profesionales de la salud son clave para un uso seguro y efectivo.

AUTORES:

– Guillermo Cabrero Pérez. Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en Hospital Sagrado Corazón de Jesús.

– Sonia Santafé López. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Medicina Interna.

– Andrea García Fernández. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía General.

– Sara Sasal Pérez. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía General.

– Paola Gómez Ruiz. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía General.

– Irene Baniandres Rodriguez. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía General.

– Silvia Rufa Luis. Enfermera del Hospital San Jorge Huesca en planta de Cirugía General.