Los libros han sido, y son instrumentos que nos orientan, nos entretienen y nos divierten, pero también sabemos que los libros nos ayudan a envejecer de manera óptima. La lectura favorece la actividad cerebral y refuerza las conexiones entre neuronas logrando aumentar la reserva cognitiva de las personas, pero ¿qué es la reserva cognitiva?
La reserva cognitiva es un factor protector contra las enfermedades neurodegenerativas. La reserva cognitiva sería la resistencia de nuestro cerebro a preservar sus funciones y hacer frente a un posible daño neurológico. Sería la optimización de los recursos cerebrales y un mecanismo protector de daño cognitivo, es decir, una defensa frente a enfermedades neurodegenerativas, como las demencias o el Alzheimer.
Pero no sólo eso, la reserva cognitiva también protege contra el deterioro cognitivo normal causado de forma inevitable por el propio envejecimiento.
En concreto, para los adultos mayores (sobre todo a partir de los 65 años), cuando en general el cerebro comienza a dar algunas señales de deterioro cognitivo, leer puede ser una actividad de especial importancia y provecho, sobre todo por los beneficios que se detallan a continuación:
1. Mejora el rendimiento cognitivo
Las personas con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior, disminución en la velocidad de procesamiento y déficits ejecutivos.
La reserva cognitiva se refiere a la cantidad y calidad de nuestro “mobiliario intelectual”. Es la mejor baza que tiene el cerebro para protegerse del declinar cognitivo que acarrea el paso del tiempo o sobrevenido por una enfermedad degenerativa.
Es algo que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que después de los 65 años se continúa reforzando.
La lectura es, para tal fin, una herramienta vital dado que aumenta de forma considerable la reserva cognitiva con el beneficio futuro que ello conlleva.
2. Reduce el riesgo de padecer Alzhéimer y demencia
Varios estudios contrastados concluyen que las personas mayores de 65 años que leen a diario presentan un riesgo menor de padecer Alzhéimer y demencia, o al menos contribuyen a retrasar su aparición. Un dato a tono, desde luego, con el mejor rendimiento cognitivo señalado en el punto anterior.
Está confirmado que los efectos beneficiosos de la lectura en esta etapa de la vida son independientes de la realización de otras prácticas saludables, como el ejercicio físico, una dieta equilibrada y no fumar.
A su vez también está demostrado que una más frecuente actividad cognitiva (no solo leer, sino también la afición a los crucigramas y otros juegos) a lo largo de la vida tiene una asociación con un deterioro cognitivo más lento en la vejez.
Si una persona está predispuesta (naturaleza más ambiente) a sufrir demencia cuando llegue a los 80 años, a mayor reserva cognitiva más tarde comenzará con los síntomas, e incluso podrá alargar tanto ese momento que fallecerá antes de que aparezcan.
3. Favorece la memoria y la fluidez verbal
El hábito de la lectura entre los adultos mayores favorece la memoria episódica y la fluidez verbal, dos de las funciones cognitivas más vulnerables al deterioro neurológico.
La memoria episódica es la que permite recordar con nitidez emociones, lugares y otros detalles de contexto de ciertos momentos de la vida, y por lo tanto permite que los nuevos conocimientos se asienten sobre la base de experiencias anteriores.
Por su parte, la fluidez verbal involucra procesos de agrupamiento y cambios de palabras al hablar.
4. Reduce el estrés y mejora la salud mental
La lectura reduce el estrés más rápido y con mayor eficacia que otros métodos de relajación, como escuchar música o beber una taza de café, té u otra infusión.
Además, leer o escuchar una lectura -como sucede en el caso de los audiolibros- produce “una mejora significativa” en adultos mayores con problemas que pueden ir de ansiedad y depresión a distintas fobias, trastorno obsesivo compulsivo, psicosis e ideaciones paranoides.
5. Combate la sensación de soledad
La sensación de soledad (es decir, la soledad no deseada) es un problema común en las sociedades desarrolladas: afecta a un tercio de la población, una de cada doce personas la sufre de forma grave, y es más común entre los adultos mayores.
Numerosos estudios han demostrado que las personas que leen por placer se sienten mucho menos solas que aquellas que no leen.
Además, la lectura también abre la posibilidad de socializar, gracias a los clubes de lectura y a la posibilidad de intercambiar opiniones y comentarios acerca de los textos.
Las lecturas colectivas también permiten reforzar algunos de los ya citados beneficios, como el de la memoria. Es más fácil que recordemos un libro o una película si se hace en compañía.
6. Ayuda a dormir mejor
Un último beneficio que, en realidad, muchos conocemos por experiencia propia: leer ayuda a conciliar el sueño.
La ayuda de la lectura para quedarse dormido puede ser de especial valor para los adultos mayores, pues es un hecho que dormir nos cuesta más a medida que envejecemos.
En cualquier caso, un libro o una revista en papel siempre son mejores alternativas para ese momento del día que el teléfono móvil u otros dispositivos con pantallas, cuyo brillo logra el efecto contrario: hace que quedarse dormido cueste todavía más.
Conclusiones
• Leer es una de las principales formas de ejercer la “neurobic” o gimnasia mental, actividades para mantener el cerebro joven y activo.
• Uno de los efectos de la lectura consiste en estimular la neurogénesis, el nacimiento de neuronas nuevas, algo que sucede no solo en los primeros años sino a lo largo de toda la vida.
• Los beneficios de la lectura se pueden aprovechar, desde luego, a lo largo de toda la vida. Y cuanto antes se empieza a leer, tanto mejor. Es un ejercicio que, además de proporcionar placer, modifica las estructuras más profundas de nuestro cerebro.
• Leer y escribir diariamente ayuda a evitar el deterioro cognitivo
• Estimular las funciones mentales es un factor clave para prevenir el deterioro cognitivo, especialmente en relación a trastornos más graves como la demencia.
• Escribir y leer son dos actividades que realizadas habitualmente ayudan a proteger el deterioro cognitivo
• Leer no tiene contraindicaciones ni efectos colaterales. Promover la lectura es promover la salud cerebral.