El stent coronario, una solución cardiovascular

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Es posible que en algún momento hayas escuchado que a una persona se le puso un stent o se le realizó un cateterismo. Este artículo tiene la finalidad de que sepas un poco más sobre los stents coronarios. La RAE dice que es un “dispositivo consistente en una malla metálica en forma de tubo que se implanta en los vasos sanguíneos para corregir estrechamientos o impedir obstrucciones”.

Desde el siglo XIX se viene avanzando sobre este tema en la ciencia de la medicina. Es probable que el nombre provenga desde 1856, cuando Charles Thomas Stent elaboró un material termoplástico para realizar impresiones dentarias. Luego, en el siglo XX el doctor Charles Dother, considerado el padre de la radiología intervencionista, empleó el término stent cuando implantaba espirales metálicas dentro de la arteria poplítea de los perros.

¿Qué es y para qué sirve un stent?

Cuando el corazón deja de bombear eficazmente la sangre que le llega procedente de las arterias, es probable que estas arterias que lo ‘alimentan’ conocidas como coronarias estén obstruidas. Esto imposibilita que el flujo de sangre no llegue a los tejidos con la cantidad adecuada, es entonces cuando se precisaría la colocación de un stent después de comprobar la ineficacia del tratamiento médico. El stent es un tipo de prótesis que se coloca en el interior de los vasos sanguíneos y se puede usar tanto en las arterias del corazón como en la arteria aorta torácica, pues es relativamente común que haya stents de todo tipo.

¿Cuándo es necesaria su implantación?

Aunque no todas las obstrucciones llevan aparejado el uso del stent, hay situaciones muy delicadas como la angina de pecho o el infarto cardiaco que provocan lesiones graves con síntomas evidentes que recomiendan este tratamiento. En ocasiones existe la necesidad de colocar más de un stent, no hay un límite fijado en cuanto al número de los mismos sino que suele imperar el sentido común. Es preciso estudiar la dificultad de la intervención, ya que depende de las necesidades y de la anatomía vascular de cada paciente.

Siempre se valorará el riesgo-beneficio pues aunque algunos stents están cubiertos de fármacos que atenúan la posibilidad de que el vaso vuelva a dañarse, siempre hay un riesgo por mínimo que sea. Cada vez se aboga más por recurrir a los beneficios de la medicación para controlar las enfermedades ateroscleróticas, especialmente cuando no son lesiones de máxima gravedad.

Ventajas e inconvenientes

Como ventaja característica de su colocación está la de su pervivencia, ya que no hay necesidad de cambiarlo –duran para siempre-. También la relativa al  procedimiento: se inicia por la arteria radial de la muñeca, es poco invasivo y en pocos días el paciente recibe el alta médica. Es muy importante que no se vuelvan a crear placas ateroscleróticas en un vaso lesionado y ya tratado. Existen lesiones de alta complejas donde el interior de la arteria (lecho) está muy deteriorado, esto ocurre con enfermedades crónicas como la diabetes. En estos casos es recomendable una cirugía denominada bypass o derivación aortocoronaria. Como el stent solo sirve para tratar partes concretas de la arteria, cuando esta se encuentra muy dañada es mejor optar por el tratamiento quirúrgico. El bypass es la creación de otro ‘nuevo circuito’ que nutra de sangre al tejido cardiaco dañado desde la arteria aorta.

Dentro de los inconvenientes surgen varios: el sangrado local, los hematomas o el hecho de que se estropee la arteria dañada y se necesite más de un stent. En situaciones concretas será inevitable la entrada por la arteria femoral a través de la ingle, pero la intención siempre es que el procedimiento sea lo menos invasivo posible. Ni el bypass ni la revascularización percutánea con uso de stent curan la enfermedad ateroesclerótica. Lo más relevante es cuidar la dieta y el uso de la medicación indicada. Es fundamental que el enfermo lleve una vida sana en sus hábitos, realice ejercicios físicos (caminar una hora diaria) y no consuma sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco. Con estas medidas estaremos contribuyendo a detener la enfermedad aterosclerótica y mejorar la calidad de vida.